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Gomorra: Una hiperrealista visión de la mafia que se beneficia de la polémica

EFE

"Gomorra" es una buena aunque irregular visión hiperrealista de la mafia napolitana que se ha beneficiado, y mucho, de la polémica surgida en Italia a raíz de las amenazas que estas bandas criminales han lanzado contra Roberto Saviano, el autor del libro en la que está basado.

Con actores en algunos casos no profesionales, sacados de la realidad que cuenta el filme, en escenarios verídicos y una violencia menos gratuita de lo que suele ser habitual en las historias mafiosas, el italiano Matteo Garrone muestra en "Gomorra" la terrible cotidianeidad del nivel más bajo de los peones de la mafia.

Los que hacen el trabajo sucio, pero también sus familiares, metidos en un círculo vicioso e imposible de romper, que les deja condenados de por vida a llevar una existencia impuesta.

Algo que intentan cambiar algunos de los personajes de la película, utilizando vías diferentes pero igualmente fallidas.

Es el caso de los dos jóvenes que tratan de estafar a la mafia desde la prepotencia de la ignorancia o el de un sastre (excelente y conmovedor Salvatore Cantalupo) que sale de una mafia, la italiana, para meterse en otra, la china, a cambio de un poco de dinero para mejorar su vida.

Sin duda la mejor de las cinco historias que se mezclan y cruzan en una película coral que cuenta, sin juicios morales ni concesiones, la vida de un complejo de edificios en Nápoles en los que la ley la marcan los clanes mafiosos y en los que los niños crecen rodeados de drogas, de armas y de violencia.

Porque ese era el objetivo -logrado al cien por cien- de Garrone, que en la presentación del filme en el pasado Festival de Cannes -donde logró el Gran Premio del Jurado- afirmó que su intención fue que "la película transmitiera el olor, el espíritu de esa realidad".

"He querido contar y no difamar la mafia", insistió Garrone. Algo que ha logrado con una estética cercana al documental, con claro dominio del gris en su fotografía, y con una mezcla de planos fijos lejanos para contar el día a día con un montaje acelerado y cercano en las secuencias en las que queda más clara la actividad mafiosa.

Muy lejos del glamour que destilan algunas producciones norteamericanas, Garrone ha buscado de forma explícita el lado más crudo y real de la mafia, dando un giro visual a las cientos de historias que sobre estas bandas se han paseado por la gran pantalla.

Punto de vista que ha calado en el público italiano, donde el libro de Saviano ha vendido 1,2 millones de ejemplares -además de haber sido traducido a 42 idiomas- y que ha llevado a la película de Garrone a ser la candidata a los Óscar por su país.

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