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Un genio con fe nazi

Nórdica publica una detallada biografía del escritor noruego Knut Hamsun, en la que se detallan sus estrechas relaciones con el régimen nacionalsocialista, las labores de propaganda que desempeñó y el camino del autor

PEIO H. RIAÑO

Aquella Alemania le admiró como el rubio germano ejemplo de pura raza. Poco importaba que fuera noruego porque nunca cuestionó su entrega al régimen de Hitler. A la Alemania que renunció a la inteligencia y se entregó a la sangre le fascinó cómo Knut Hamsun trató en sus libros la gran ira contra el espíritu moderno de la razón, la democracia y la igualdad. Fue una señal para todos aquellos que aborrecían el progreso y deseaban volver a una existencia primitiva entregada al cultivo de sus tierras. Era un nuevo romántico y todo ese mundo automatizado y capitalista no era más que la decadencia a la que atacar para evitar la degradación del ser humano.

La pluma de Hamsun (Noruega, 1859-1952) entró en acción a favor del dictador desde el primer momento y así lo aclara el investigador Ingar Sletten Kolloen, posiblemente la persona que más sabe del premio Nobel noruego, en la cruda biografía Hamsun, conquistador y traidor, que publicará en las próximas semanas la editorial Nórdica, junto a la traducción de la novela Victoria, escrita por el autor de Hambre en 1898. El libro han sido cinco años de trabajo, con un grupo de apoyo a la investigación formado por académicos y la colaboración de especialistas que le han acercado la correspondencia de Hamsun durante más de 40 años por todo el mundo.

Noruega ha celebrado con sordina el 150 aniversario del autor

Pero el gran descubrimiento que alumbra las intimidades nazis del escritor es el archivo privado que Hamsun dijo haber destruido y que contiene 5.000 documentos comprendidos entre 1890 y el año de su muerte, en 1952. Apunta también Sletten Kolloen que durante la investigación tuvieron acceso a las notas taquigráficas del psicoanalista que trató a Knut entre 1926 y 1927. 'La intención principal ha sido la de seguir a Knut Hamsun tan de cerca como la fuente documental lo permitiera', explica en el epílogo del libro.

Todo ello en el año en que Noruega hace lo que puede para celebrar sin mucho ruido el 150 aniversario del nacimiento de uno de sus grandes escritores, uno de sus grandes traidores. Mientras se anunciaba en Oslo que la princesa Mette-Marit amadrinaría una serie de actos para recordar al escritor, el director del teatro de Tromsc dijo que no dejaría su escenario para un acto en su honor, entre otras protestas. El ministro de Cultura, Trond Giske, trató de mediar, alegando que los vínculos de Hamsun con el nacionalsocialismo deben ser abordados críticamente en las celebraciones. Los más críticos ven en su obra elementos relacionados con su simpatía por los nazis y apuntan el peligro que supone que forme parte del programa escolar noruego.

'Cuando el Gobierno ha tenido que recurrir a los campos de concentración, tanto usted como el mundo entero, deberían entender que tienen sus buenas razones para hacerlo', escribía por carta Hamsun en el verano de 1934. El autor no escondió nunca su atracción por el régimen nazi, hasta el punto de que su familia apoyó de todo corazón con informes positivos a la prensa noruega sobre el talante de Hitler. Su hijo mayor solicitó su ingreso en las SS cuando viajó a finales de 1934 a Múnich para estudiar Bellas Artes.

Su hijo mayor solicitó su ingreso en las SS a finales de 1934 en Múnich

Cuando su hija pequeña Cecilia se mostró preocupada con 16 años de edad por el comportamiento nazi y se lo contaba a sus amigas por carta, su padre le recriminó sus críticas contra la nueva Alemania. 'Cecilia, te encuentras en un gran país, créeme si te digo que es un gran y maravilloso país. No les cuentes a las chicas que aquel y el otro se han suicidado porque entonces empezarán a creer que Alemania es un país cruel. Cuéntales todo lo que está haciendo Hitler y los logros del Gobierno, a pesar del odio y la enemistad del mundo entero. Es el país del futuro', escribe Ingar Sletten Kolloen en la parte más conflictiva de la biografía, que resuelve con claridad y determinación.

Aquel pobre chico que viajó de un lado a otro, saltó continentes, visitó redacciones de periódicos, sedes de editoriales buscando una oportunidad para su Hambre, muerto de frío en una buhardilla por la que se colaba el frío y se escapaba el calor, forrado de periódicos como aislante entre la ropa, aquel joven de 29 años de edad que empeñó su gabardina para alquilar la buhardilla no tiene nada que ver con el anciano de 75 años que pensaba que la guerra no era antinatural y que desarmar a Alemania (por el Tratado de Versalles) era renunciar al derecho a un hogar. 'A los alemanes hay que equiparlos con escopeta y arado', dijo Hamsun.

Tres semanas después de que Hamsun celebrase su 80 cumpleaños estalló la guerra que tanto había esperado y los representantes de las autoridades alemanas le escribieron pidiéndole un prólogo para una publicación con la que pretendían aclarar las razones que tenía Alemania para exigir sus históricos derechos territoriales sobre Polonia. Sabían que podían contar con él para ponerle letra a su propaganda.

El propio Hitler, junto con Göring, Goebbels y Rosenberg le envian una felicitación con babaza: 'Al crear sus personajes para el mundo ha conseguido liberar análogos sentimientos en el pueblo alemán y ha ofrecido a los escritores alemanes un gran impulso pleno de vida'.

Knut Hamsun legitimó los campos de concentración nazi

Efectivamente, los personajes de Hamsun ya llevaban años al servicio del interés nazi. De hecho, durante los tres años en los que se dedicó a escribir El círculo cerrado siguió como nadie las indicaciones que Joseph Goebbels diera en 1933: 'En el momento en el que la política escribe un drama popular, cuando el mundo se convierte en escombros, se hunden los antiguos valores y nacen los nuevos, precisamente en ese momento, los artistas no pueden decir esto no me incumbe. Claro que les incumbe y mucho'.

De esta manera, el 19 de mayo de 1943 el ministro de Propaganda le recibe en su palacio alemán. Goebbels no se dirigió a él puesto que ya estaba muy sordo y Marie, la mujer de Hamsun, le traducía la conversación al oído. En la conversación sale uno de los temas que más le preocupan al escritor, el descenso de ventas de su obra a raíz de su identificación pública con el régimen nazi. Goebbels toma la decisión de hacer una edición de las obras completas de Ham-sun en alemán con una tirada de 100.000 ejemplares.

A su regreso a Noruega, Knut Hamsun le dio vueltas a la forma más apropiada de agradecerle la entrevista a Goebbels para ir acercándose a un encuentro con Hitler. La mejor idea que tuvo le define: 'Nobel fundó su premio para la creación literaria de los últimos años, basada en el idealismo. No conozco a nadie que de forma tan incansable, haya escrito y hablado de forma tan idealista sobre Europa y la humanidad como lo ha hecho usted, señor ministro del Reich. Le pido disculpas por enviarle mi medalla puesto que es algo inútil para usted, pero no tengo otra cosa que enviarle'.

'A los alemanes hay que equiparlos con escopeta y arado', dijo Hamsun

Desde enero de 1941 empezó a fantasear con la idea de tener una charla con Adolf Hitler y lo consiguió el 26 de julio de 1943. En Aspern un avión privado de Hitler le esperaba. Hamsun llegaba en el peor momento imaginable en la vida del Führer, dos años antes había ordenado a sus tropas el ataque a la Unión Soviética. Hamsun ya era un anciano de 83 años, que estaba sordo y con la mano derecha temblorosa. Hitler, con 53 años, tomaba antidepresivos, no toleraba la luz intensa y tenía problemas de equilibrio. Uno de sus biógrafos le describe como cansado y encorvado, cojeando, los ojos apagados y le temblaba la mano izquierda. 'Era la imagen de un hombre en franca decadencia'.

'Me siento muy vinculado a usted [...] mi vida y la suya se parecen mucho en cierto sentido', fue lo más amable que le dijo el Führer a Hamsun, porque el viejo se enrocó en hablar de política, mientras que el político quería hablar de literatura. Aquel noruego insistía en la política marítima de Noruega y Hitler trataba una y otra vez de desviar el tema. La tensión crecía y entonces el escritor volvió a interrumpir al dictador. El anciano estaba a punto de despertar la furia del Führer, el traductor ya no traducía todo lo que Hamsun soltaba. 'Uno estaba casi sordo y otro no tenía el más mínimo interés en oír', escribe Ingar Sletten Kolloen en la biografía. Así que Hitler se levanta, abre los brazos de golpe y desaparece por la terraza. 'No quiero volver a ver a este tipo de personas por aquí', gritó el anfitrión furioso.

Hamsun muere nueve años después. 'Ahora se representa y se lee en todo el mundo y es considerado como el más grande de los autores vivos y no tenemos dinero para enterrarlo. Ahí está, hecho un guiñapo, en su lecho de muerte', escribe su mujer a su hija, sin entender nada.

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