Las Fuerzas de Seguridad francesas buscaban ayer en el centro y sur del país a los dos presuntos etarras que acompañaban en la tarde del jueves a Josu Urbieta Alkorta, poco antes de que este fuera detenido en el departamento de Corrèze. Los tres llegaron a la localidad de Saint Mexant pasadas las seis de la tarde en un coche que habían robado en una localidad próxima. Cuando localizaron un segundo vehículo con las llaves puestas, un Renault Clio, Urbieta se subió en él y emprendió una huida que acabó una hora después.

La Gendarmería francesa solicitó ayer la colaboración ciudadana para localizar la vivienda utilizada por los tres etarras, probablemente miembros del aparato logístico de ETA, la estructura encargada de suministrar vehículos y cobijo al resto de los integrantes de la banda aunque esta no se encuentre en plena campaña de atentados, como ocurre desde julio de 2009.

El propietario del Renault Clio robado por Urbieta presenció la escena y enseguida dio aviso a la Gendarmería. Urbieta recorrió ocho kilómetros en el vehículo sustraido hasta toparse con un control de carretera que le obligó a virar hacia un camino rural, donde el coche quedó atrapado. Emprendió entonces una corta huida a pie hasta ser detenido poco después. En el momento del arresto, dijo ser miembro de ETA y se negó a revelar su auténtica identidad. Urbieta portaba documentación falsa y un revolver Magnum 358.

Salto a la clandestinidad

Natural de Azpeitia, Josu Urbieta decidió saltar a la clandestinidad sin tener causas pendientes. Era conocido por las Fuerzas de Seguridad al haber militado en Segi y Batasuna, pero su escasa actividad en el seno del MLNV había provocado que los agentes antiterroristas ni siquiera se hubieran percatado del salto a Francia que dio hace algunos meses. Además tiene 32 años, una edad bastante superior a la de los militantes recién ingresados en la organización terrorista.