El australiano Cadel Evans (BMC), ganó sobre la línea de meta un mano a mano a Alberto Contador para adjudicarse la cuarta etapa entre Lorient y el Muro de Bretaña, de 172,5 kilómetros, en la que el madrileño avisó con un ataque que le dio el segundo puesto e hizo perder 8 segundos a Andy Schleck, mientras que el noruego Thor Hushovd (Garmin) mantuvo el liderato.
Los favoritos salieron a escena en el Muro de Bretaña, una ascensión de 2 kilómetros sin excesos de dureza, que no hace honor a su nombre, sino a una antigua fortaleza romana. Allí, se enzarzaron los favoritos, espoleados por un doble ataque de Contador, quien dio un golpe de orgullo.
Entre todos, el mejor fue Cadel Evans, un "Poulidor" del Tour con dos segundos puestos, que vistió el maillot arco iris como campeón del mundo en 2009. Fue de los que resistieron los tres ataques de Contador en el pleno Muro. En el último de ellos se puso por delante del madrileño, éste intentó rebelarse, pero la foto de llegada eligió al ciclista de las antípodas, un veterano de 34 años que sueña con el primer escalón en el podio en París.
Al zafarrancho final se sumaron, con el mismo tiempo de 4h.11.39, un grupo con Vinokurov, Rigoberto Uran, el líder Thor Hushovd; el gran favorito, Gilbert, Frank Schleck, Samuel Sánchez, Van den Broecke y Kloden. Los que tenían que estar menos Wiggins y Basso, que cruzaron a 6 segundos y Gesink y Andy Schleck, que lo hicieron a 8.
Aparecieron en el "Alpe d'Huez de Bretaña" los guerreros de la general, que impusieron su ley ante el pronostico que había subido al podio de antemano a Gilbert. El belga tenía previsto celebrar su 29 cumpleaños con la segunda victoria en el Tour. Contador fue en buena medida quien evitó que el rey de las clásicas tuviera otro día feliz. Sin embargo, Hushovd estuvo con los mejores y retuvo el maillot amarillo un día más.
El noruego campeón mundial guardó con celo el primer puesto con un segundo de ventaja sobre Cadel Evans, quien obtuvo "una victoria sorpresa", que no esperaba. Prefería "pasar el día sin problemas". Frank Schleck subió al tercer escalón a 4 segundos, y su hermano Andy figura noveno a 12. Contador escala posiciones, ya esté en el puesto 41 a 1.42 de Hushovd y 1.30 respecto a Andy, su referencia entre los candidatos. El luxemburgués, en apuros, prefirió no cebarse en la persecución del grupo principal.
Un pequeño pellizco del ciclista de Pinto, pero significativo. Con un adverso comienzo de Tour tras la montonera del primer día y la cronometrada por equipos, tenía que presentar credenciales para que nadie olvide que sigue en carrera. Fue quien movió la carrera en la hora decisiva y sus ataques pudieron costarle la victoria. No obstante, acabó contento. "Moralmente ha sido un día importante para mi y para el equipo", dijo.
La etapa transcurrió bajo guión previsto de escapada y batalla final en el Muro de Bretaña. No faltó la lluvia, el viento, las carreteras estrechas, ni el aroma que desprende la pasión por el ciclismo de los aficionados bretones, inundando las carreteras para ver a sus ídolos sólo algunos segundos. Estaba escrito hasta el nombre del vencedor: Philippe Gilbert.
La fuga se formó de salida, con los españoles Gorza Izagirre (Euskaltel) e Imanol Erviti (Euskaltel), los franceses Kadri (Ag2r) y Roy (Francaise) y el holandés Hoogerland (Vacansoleil). Nadie peligroso, pero hubo que trabajar para cazarlos a 4 kilómetros de meta, cuando ya se avistaba próximo el ascenso al Muro de Bretaña, pequeña población de 2.200 habitantes, con el repecho más famoso de Francia.
El BMC de Evans y el Omega Pharma de Gilbert asumieron la mayor parte del trabajo, sobre todo los hombres de la escuadra belga, interesada por celebrar el aniversario de Gilbert con otro éxito.
Con el pelotón en un solo bloque, Cancellara (Leopard) puso al personal en fila india y luego se retiró a cola de pelotón. Misión cumplida. Después salió al relevo el "viejo" Hincapie (BMC), lo que redujo el grupo de delante a unas quince unidades. Allí estaban todos los de la alta jerarquía.
El Muro bretón es una recta muy larga, empinada al 6,9 por ciento, entre interminables hileras de árboles. No es una pared, pero podía servir para probar fuerzas propias y ajenas. Y eso fue lo que hizo Contador, enrabietado, con cuentas pendientes, haciendo un ejercicio de confianza.
El madrileño tuvo respuesta en Evans, que le quitó la victoria en el último centímetro, pero advirtió a sus rivales. Como hizo en Tropea durante el Giro, la víspera de su exhibición en el Etna. Y luego se convirtió en dueño y señor de la carrera rosa. Aviso para navegantes.
Mañana se disputa la quinta etapa entre Carhaix y Cap Fréhel, de 164 kilómetros, con un recorrido sin dificultades y posible presencia adversa del viento en las Costas de Armor.
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