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Las esculturas adquiridas por Velázquez en Roma, reunidas tres siglos después

EFE

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando reúne por primera vez, después de más de tres siglos, las esculturas adquiridas por Velázquez en su segundo viaje a Roma para decorar el Alcázar de Madrid, que se conservan en esta institución, en el Museo del Prado y en el Palacio Real.

Estas obras decoraron el Salón de los Espejos, las Bóvedas de Tiziano, la Pieza Ochavada, la Galería del Cierzo y otras estancias del palacio de los Austrias.

Un total de 77 piezas, entre yesos, bronces, dibujos, documentos, forman "Velázquez. Esculturas para el Alcázar", en la que el visitante puede contemplar un conjunto de las mejores obras de la antigüedad clásica, que formaban las colecciones de grandes familias romanas como los Medici, Ludovisi, Borghese y las que habían reunido los papas en el Belvedere del Vaticano.

La exposición está documentada con un amplio catálogo en el que se recogen los estudios y las últimas investigaciones que han aportado importantes y novedosos datos del interés de Velázquez por la escultura.

El recorrido muestra también el ambiente cultural de la Roma del "Seicento", centrando la atención en las principales colecciones de escultura clásica de la ciudad, de entre las que Velázquez extrae las obras y las ideas que posteriormente aplicó siguiendo un programa decorativo elaborado por él y en el que las piezas tenían una función que iba más allá del simple ornamento.

Los cuadros, libros y documentos que complementan la exhibición de las esculturas dan una visión de la evolución de éstas, tanto en lo referente a las restauraciones sufridas, como en los diferentes usos que han ido teniendo a lo largo del tiempo. Ejemplo de ello es su utilización como elementos decorativos y propagandísticos, en el Alcázar, y su posterior uso como modelo para la enseñanza de artistas, en la Academia de Bellas Artes.

"Velázquez. Esculturas para el Alcázar" ha sido comisariada por el académico delegado del Taller de Vaciados de la Real Academia, José María Luzón, quien destacó durante la presentación de la muestra el programa de recuperación de esculturas que se está llevando a cabo desde hace siete años en esta institución, que ha merecido varios premios.

La selección de vaciados en bronce y en yeso que se exhibe formó parte de la decoración del Alcázar hasta el incendio, el 24 de diciembre de 1734. "Muchas de las obras quedaron muy dañadas y su recuperación fue imposible", declaró Luzón.

Las que consiguieron ser rescatadas, recordó, se distribuyeron en sucesivas etapas, al igual que el resto de los bienes reales que se salvaron. Algunas de ellas fueron recogidas nueve años más tarde por Giovanni Domenico Olivieri para que sirvieran como modelo para la escuela de dibujo que estaba formando en el propio Palacio.

El comisario destacó la rigurosa investigación realizada con motivo de esta exposición, que ha sacado a la luz muchas piezas que, hasta ahora, habían permanecido olvidadas e ignoradas por la mayoría de los investigadores.

"Las esculturas que en su día decoraron el palacio desde el que se orquestaba la política europea fueron relegándose al olvido. El objetivo de esta exposición es devolverles algo de su antiguo esplendor", dijo.

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