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La educación emocional en la escuela mejora las notas y la convivencia

EFE

La educación emocional y social en la escuela mejora la convivencia y los resultados académicos de los alumnos, según las conclusiones de un informe internacional promovido por la Fundación Marcelino Botín y basado en experiencias educativas reales que se han desarrollado en seis países.

Este es además el primer estudio que permite comparar los resultados obtenidos en Estados Unidos, pionero en llevar a las aulas programas para mejorar las habilidades sociales y emocionales de los niños y jóvenes, con los que se están consiguiendo en Europa, concretamente en España, Reino Unido, Suecia, Holanda y Alemania.

Los autores del informe, que ha sido dirigido por el británico Christopher Claudel, han llegado a la conclusión de que estos programas reducen significativamente, e incluso evitan, los problemas mentales o de la conducta, el consumo de drogas, tabaco y alcohol y la ansiedad y los síntomas de depresión.

Los niños y jóvenes que participan en estas experiencias son menos conflictivos, se relacionan mejor con quienes les rodean, participan más en la vida escolar y tienen una buena convivencia en las aulas.

Pero además logran mejores calificaciones que aquellos que reciben una educación estrictamente académica, un aspecto que, en opinión del experto español del grupo, el profesor de Psicología de la Universidad de Málaga Pablo Fernández Berrocal, evidencia algo "lógico", que existe una interrelación entre el buen equilibrio emocional y social y los buenos resultados académicos, que "parecen preocupar más a los padres".

Christopher Claudel, director y cofundador de la red global Alianza para la Infancia y presidente de las Escuelas Waldorf-Steiner del Reino Unido y de Irlanda, ha subrayado hoy, durante la presentación del informe, que lo que las escuelas han enseñado en el pasado no es suficiente para las necesidades que plantea el presente y para vivir en un mundo interdependiente que exige nuevas habilidades.

Claudel ha destacado que en las aulas se enseña la historia de la evolución y las teorías de Darwin pero no que la sociedad está siempre cambiando y que el ser humano tiene que enfrentarse a ese cambio continuo de un modo positivo.

A su juicio, desde la más temprana infancia se puede aprender en la escuela la tarea de convivir "en tolerancia y en paz", respetando la diversidad, una tarea especialmente importante cuando "no hay razones para creer que el futuro va a ser mejor que el presente" y las nuevas generaciones estarán obligadas a ser "más creativas, en un mundo en el que vamos a ser más y tendremos menos recursos".

En el estudio han participado también Belinda Heys (Reino Unido), Bo Dahlin (Suecia), Rene Diekstra (Holanda), Linda Lantieri (Estados Unidos) y Harm Parchem (Alemania), quienes han comprobado que la educación emocional y social se plantea de forma muy diferente no sólo en cada país sino también en cada ciudad e incluso en cada centro.

Según Claudel, un centro educativo es un reflejo de la comunidad en la que se encuentra aunque unas escuelas pueden aprender de otras porque existen unos "principios universales", pero no "recetas", ha aclarado.

El estudio, que ha sido presentado hace dos semanas en el Parlamento Europeo y será estudiado por la Comisión Europea, empezó hace un año y medio por iniciativa de la Fundación Marcelino Botín, que, por cuarto curso consecutivo, ha puesto en marcha en centros educativos de Cantabria programas de educación emocional y social, en colaboración con la Consejería de Educación.

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