Por Bill Rigby

El revolucionario avión ligero de carbono y titanio de Boeing, el 787 Dreamliner, realizó el martes su primer vuelo, más corto de lo previsto por la lluvia, con un retraso de dos años sobre los planes originales.

El vuelo del 787 Dreamliner fue observado por varios miles de empleados de Boeing, ejecutivos de la industria y periodistas especializados, pero la emoción y el alivio se contagió a toda la industria de aeroespacial.

"Esto realmente envía el mensaje de que este es un verdadero avión. Tomará tiempo, pero ofrece la estabilidad que desesperadamente necesitaba el programa", dijo Richard Aboulafia, analista de aeroespacio de la firma de investigaciones Teal Group.

"Boeing necesitaba mostrar que tenía un avión real funcionando, considerando las interminables demoras y este original pero prematuro lanzamiento", dijo Aboulafia.

El avión, que Boeing ha dicho que ahorrará millones de dólares en combustible y costes de mantenimiento a las aerolíneas, sufrió retrasos por un déficit de piezas, fallos de diseño y una huelga de dos meses en sus fábricas.

A las aerolíneas les gusta el concepto de un avión de mediano tamaño que pueda llevar cerca de 250 pasajeros a distancias muy largas.

Las empresas han pedido 840 aviones por un valor de cerca de 140.000 millones de dólares, desde que en 2004 comenzaron los trabajos en el avión.

Sin embargo, la producción se retraso cinco veces en los últimos tres años, y el primer vuelo se pospuso seis veces, consumiendo la paciencia de los clientes.

El rival Airbus, una unidad de la europea EADS, ha estado atrayendo a los compradores con su avión A350, que compite con el Dreamliner, y que también está hecho principalmente de materiales compuestos con carbono.

El montante de las ganancias de Boeing con el avión es incierto. Algunos analistas han estimado en 10.000 millones lo que la empresa invirtió en el proyecto.

Boeing además tendrá que compensar a los clientes por los retrasos. Hasta que se completen las pruebas de vuelo no se sabrá cuánto será el retraso y cuál será el rendimiento de los aviones.

"Este es un gran punto de inflexión para la meta final que es la certificación y la entrega a los clientes. Es un hito importante, pero no es la meta final", dijo Clay Jones, consejero delegado de Rockwell Collins, en la cumbre de Reuters sobre Aeroespacio & Defensa en Washington.

Rockwell fabrica sistemas de pantallas, comunicaciones, vigilancia y de control para el 787.

PRUEBAS CONTRA RELOJ

El vuelo de prueba de cuatro horas del Dreamliner, pintado con el logo azul y blanco de Boeing, se inició el martes cerca de una fábrica de la empresa a unos 48 kilómetros al norte de Seattle.

El avión aterrizó en la pista de Boeing en Seattle tras tres horas de vuelo.

Boeing ha dicho que el primer 787 debería de entregarse a la aerolínea japonesa All Nippon Airways en el cuarto trimestre del año próximo, más de dos años después del plazo original de mayo de 2008.

Sin embargo, los analistas coinciden en que las pruebas de vuelo durarán más de un año.