'El secreto de Hiddink es la simplicidad. Hace que los jugadores ejecuten lo que mejor saben hacer', dice Pat Nevin, una de las estrellas del Chelsea de los años ochenta, para explicar el plan que desmontó el sofisticado fútbol de Benítez en la ida. El repaso de entonces obliga al técnico español a atacar a Hiddink, que ha conquistado a su vestuario: 'Queremos sí o sí que se quede. Todo ha cambiado y estamos obteniendo resultados impensables antes de su llegada. Haremos todo para convencerlo', advierte el capitán Terry, aja para hoy por sanción.

La sencillez con la que el holandés explica e intuye los partidos ha cautivado a sus jugadores. Lo que Juande no interpretó en tres meses lo descifró Hiddink en las tres semanas que transcurrieron desde el sorteo de cuartos al choque de Anfield. 'Si intuyes dónde puedes hacerle daño a un equipo, no ir a por ello sería de estúpidos. Sabíamos que el Liverpool defiende el córner en zona y nosotros tenemos jugadores altos que entran muy fuerte al remate', explicó Hiddink al término del partido de Anfield. Los dos goles de Ivanovic en sendos saques de esquina fueron rematados aprovechándose de la tierra de nadie que se genera con esa manera de defenderlos.

En el juego en movimiento también hubo repaso de Hiddink a Benítez: 'No es difícil descubrir que las armas del Liverpool son el cordón Gerrard-Torres y los triángulos que forman en la derecha con Kuyt y Arbeloa. Por eso, puse a Essien a tapar a Gerrard'. El capitán del Liverpool destrozó al Madrid desde la segunda línea porque piso área acompañado sólo de su sombra.

Otro golpe decisivo de Hiddink en la pizarra de Benítez fue la ruptura de la presión que acogotó al Madrid. Ballack y Lampard se fueron a las bandas a apoyar al compañero con el balón que pretendía encerrar los triángulos de presión del Liverpool. Así fabricó dos jugadas claras de gol y el tercero, que obliga al Liverpool a desplegar hoy un ataque masivo .

Benítez se ve en la necesidad de plantear un partido ambicioso, roto, si es preciso. Una pelea al descubierto, donde prime la pegada. No es su escenario ideal, pero no le queda otra. Incuestionable como estratega para anular al rival, verle cómo encara la necesidad de marcar tres goles fuera de casa es uno de los focos más apetecibles del duelo. Y lo madura: 'Apelaremos al espíritu de 2005 en Estambul, donde remontamos tres goles al Milan en el segundo tiempo'.