Mientras prepara su debut en el largometraje con "Verbo", Eduardo Chapero-Jackson, acostumbrado a ganar en cualquier festival al que presenta sus cortos, se enfrenta esta semana al reto y al sueño de cualquier cortometrajista, estrenar sus obras en las salas cinematográficas.

A sus 38 años, este madrileño que vive en pleno centro de la ciudad, es de los que todavía recuerdan cómo antes de la proyección de cada película los exhibidores, hace años, mostraban también los últimos cortos rodados, algo que con él y gracias a la cadena UGC Cine Cité parece que puede volver a repetirse.

"El cortometraje es la mejor manera que tiene un cineasta novel de enfrentarse al mundo del cine", explica a Efe Chapero-Jackson, que este viernes estrena sus tres cortos rodados hasta la fecha -"Contracuerpo" (2005), "Alumbramiento" (2007) y "The end" (2008)- como si fueran una sola película de poco más de sesenta minutos, bajo un mismo título, "A contraluz", y al precio de 3 euros.

Valencia, Madrid, Valladolid y Cádiz son las ciudades en las que se podrá ver "A contraluz", un título elegido por él mismo, porque le "gustaba jugar con la metáfora de la radiografía y de esos claroscuros que todos tenemos cuando estamos al límite de la vida".

"Nunca pensé en rodar una trilogía, pero al final fueron saliendo las películas una detrás de la otra y todas ellas con un nexo común", aclara Chapero-Jackson, un cineasta que con más de 40 premios internacionales a sus espaldas, le gusta hacer películas "de esas que te dejan tocado".

Sin ir más lejos, "Contracuerpo", protagonizado por Macarena Gómez, cuenta la obsesión de una joven por ser perfecta y adelgazar, una obsesión que le lleva a introducirse en el interior de un maniquí y vivir en un escaparate de la Gran Vía de Madrid. Con él triunfó en los festivales de Los Ángeles, Brest y D'Anger, y además fue candidato al Goya.

Esta película es "el viaje lunático de una persona que confunde su verdadera identidad con la que en realidad anhela, en la que está presente el tema de la anorexia, pero no es algo fundamental, sino que lo que importa es esa sublimación de la belleza que la lleva a encerrarse en su propio ataúd", comenta el cineasta.

"Alumbramiento", mejor corto de la Academia de Cine Europeo y del Festival de Málaga, está protagonizado por Mariví Bilbao y cuenta los últimos momentos de una mujer que muere en su casa rodeada de la familia.

Una historia que, según confiesa, escribió después de que "fallecieran varias personas de la generación" de sus abuelos y porque le apetecía "contar lo que experimentan las personas que se van y las que se quedan, en una época en la que hemos evolucionado mucho en los cuidados paliativos para ahorrar dolor físico, pero seguimos estando huérfanos con el dolor emocional".

Para "The end", estrenado en la Expo de Zaragoza, contó con los actores británicos Samuel Roukin y Natalie Press, y la colaboración de Miguel Ángel Silvestre. Es la típica "road movie" catastrofista tipo "Mad Max, el guerrero de la carretera", y en ella narra el momento que vive una humanidad que ha acabado con el agua y las luchas familiares por conseguirla, sacrificando incluso las vidas.

Este corto lo escribió tras ganar el festival de cortos de Almeria, que te permite rodar un "western" y a él, como no le interesaba mucho "hacer una película de indios y vaqueros", pensó en "contar de lo que es capaz el ser humano por sobrevivir, sobre todo en un país como EE.UU, en el que todos tienen un arma".

Y como a Eduardo, "una persona vital y risueña, nada oscura", le interesa sobre todo contar historias que están en el otro lado, "en esa zona abisal", aunque evita hacerlo de "forma enfermiza", en septiembre rodará "Verbó", "una cinta coral muy complicada a nivel técnico, para ser el primer largo".

En ella se adentrará en "ese mundo del adolescente que todos llevamos dentro" y para llevarla a cabo busca a un joven protagonista de unos quince años.