Dirigen el tráfico aéreo de la capital española, pero también cantan: son los controladores del aeropuerto de Madrid-Barajas que han decidido crear un coro y tras un año de ensayos, se enfrentan ahora a su primer debut con la canción popular :"Quisiera ser tan alta como la luna, ¡ay! ¡ay!...".

Está claro que lo del mal de altura no va con ellos, y que los más de 70 metros que mide la torre de control donde trabajan les inspira para entonar estas y otras canciones de altos vuelos, ya que cultivan también el Godspell y el folclore internacional, y de ello darán buena cuenta a finales de este mes en su primera aparición pública, en un centro cultural de la capital española.

Uno de su integrantes -son una veintena, con edades comprendidas entre los 30 y los 55 años- ha explicado a EFE que la idea partió de una compañera de trabajo "muy musical y amante de la ópera".

Pero también hay componentes con una oreja enfrente de la otra, porque la directora del coro Gádor Soriano es una convencida de que el oído se educa y de que cualquiera puede conseguirlo.

Con este respaldo, son varios los que se atreven a confesar, sin complejo alguno, que están felices porque todavía no les han expulsado del grupo.

Eso sí, siguen sin cantar en la ducha, algo habitual entre los integrantes más dotados, que dicen aprovechar cualquier lugar (el coche, la cocina o la calle) para explayarse musicalmente o simplemente canturrear.

Hay unanimidad en reconocer las bondades del canto: se pierde miedo escénico, se gana en tranquilidad y en un mejor control de la respiración y la voz, y lo que es más importante hay mayor cohesión y comunicación entre ellos, tanto fuera como dentro de este trabajo reconocido como uno de los de los más estresantes.

Los ensayos, dos horas a la semana, los llevan a cabo en una sala habilitada dentro de la propia torre de control, aprovechando sus turnos de descanso.