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Contador cumple el trámite y gana la Vuelta a España

EFE

Será fundamentalmente por el histórico triunfo de Alberto Contador y por las bellas imágenes que dejó en las retinas de miles, millones de aficionados la épica ascensión al Angliru el día 'D' de la carrera por lo que la gente se acordará de la Vuelta'08, pero también pasaron otras cosas interesantes, no tan llamativas, no tan espectaculares, pero si dignas de recordar.

Como, por ejemplo, la selecta lista de participantes, la destacada nómina de ganadores de etapa, jerseys oro de la prueba y primeros de la clasificación general, o el interés despertado en muchas -no todas- de sus etapas.

El 'punch' de Contador en las grandes subidas; la eterna presencia de Leipheimer, nunca amenazante; el honrado trabajo de Sastre para alcanzar el podio; o el errático comportamiento de Valverde, uno días supremo, otros decepcionante, a veces despistado.

La desgracia de Igor Antón, la ambición de Ezequiel Mosquera, la discreta solidez de Robert Gesink, el paso adelante del 'Purito' Rodríguez, el deber cumplido de Freire.

La contundencia de Bettini, la vergüenza torera de Rebellin, el retorno de Boonen, el impagable trabajo de Liquigas en los primeros días, el poderío del Quick Step, el esfuerzo y la estrategia de Caisse d'Epargne, la 'emboscada' en el Lombillo.

Y en el lado negativo, una crono por equipos inicial no muy a cuento, la insoportable etapa de Zamora, con su injustificable huelga de piernas caídas, el desordenado esprint de Zaragoza. La soledad de las cunetas en muchas ocasiones, al falta de enganche de algunas ciudades, la incapacidad para ligar la Vuelta a sitios emblemáticos, los recorridos por autovías.

En definitiva, mil y una imágenes que archivar tras la salida de Granada, donde el Andalucía-Cajasur tomó la responsabilidad de animar la carrera en su tierra, deslumbrante a ojos de quien la visita. Como la de Castilla-La Mancha, donde resultó intrascendente el primer día clave, la crono llana de Ciudad Real.

Largo traslado a Andorra, paseo en AVE y los Pirineos desaprovechados. Sufrió el pelotón, pero no por las rampas, sino por el agua y el frío. Valverde, 'apajarao' en La Rabassa, y Sastre a punto estuvieron de entregar la cuchara, pero sobrevivieron. Astana y Contador ya amenazaban.

Regreso a España y carreteras pestosas para recibir, en Aragón, a una nueva estrella. Ausente, pero de presencia demoledora. Armstrong anuncia su Vuelta, Contador se incomoda y Bruyneel salva los muebles.

Desactivada la bomba, rumbo a Asturias, la cita decisiva. Pero antes, en Suances, otra vez la lluvia puso en jaque a Valverde. Y un despiste le dio mate. Llegaron las montañas asturianas, el temible Angliru y Contador superior, imperial, histórico. Ganador. Resurgió Valverde, pero ya no valía. Exhuberante 'Purito', pétreo Leipheimer, ejemplar Sastre y ambicioso Mosquera.

La polémica de la Vuelta. El líder de Xacobeo-Galicia demarra, Astana chupa rueda y al final le remata. Pino monta en cólera. Contador templa ánimos. Castilla-León, terreno ideal para recuperarse. Y para sestear, camino de Zamora, entendió la otrora llamada 'serpiente multicolor'.

Entre bostezos, revienta Sastre, indignado con Riis, al que ya no aguanta. Callado por respuesta del danés. No es el madrileño-abulense alguien a tomarse a la ligera. Su larga carrera, irreprochable, inmaculada, le avala.

Vuelta a la carrera, donde poco parece que tiene que decir la sierra madrileña. Pero el Caisse d'Epargne monta el cisco. Uno hora de trisca y espectáculo puro, aunque sin damnificados. Nadie cede lo conseguido. Solo el prometedor Gesink, en la Vuelta poco más, claudica en la crono de Navacerrada.

Contador acusa el paso de la carrera, puede que la presión de un año de 15 meses que le resultará inolvidable, pero que pidió su peaje. No gana ante los suyos como deseaba, pero no pasa nada. Las bonificaciones le habían dado un colchón estimable. El que le permitió dormir tranquilo tras el Angliru.

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