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Constantino Romero, la voz que justificaba el doblaje

La eterna disputa entre partidarios y adversarios de doblar las películas extranjeras se tomaba una tregua cuando se mencionaba a Constantino Romero

SANTOS ROMERO (EFE)

La eterna disputa entre partidarios y adversarios de doblar las películas extranjeras se tomaba una tregua cuando se mencionaba a Constantino Romero, una de las grandes voces del doblaje en España, que, pese a su rotundidad, también supo llegar con su cultura, su risa y su ternura a los televidentes. Romero no se limitaba a prestar su voz profunda y sonora a actores como Clint Eastwood, Roger Moore o Donald Sutherland, sino que le confería a cada uno de ellos una personalidad bien diferenciada; la elegancia y el sarcasmo en Moore en James Bond o la dureza del policía o el vaquero en Eastwood.

El protagonista de 'Sin perdón' se quedó impresionado cuando se oyó doblado por el actor español; le puso su voz por última vez a Eastowood en 'Golpe de efecto', de Robert Lorenz, para el papel de un cazatalentos del béisbol en horas bajas. No eran las voces originales de estos actores las que podíamos oír en las salas de cine o en el pase de sus películas por televisión, pero sí se puede decir que Constantino Romero intentaba con su voz acercar lo mas posible a los españoles a los personajes que interpretaban estos grandes de Hollywood.

La mayoría de los actores a los que Romero doblaba están ya al final de sus carreras, pero si alguno de ellos trabajara en nuevas películas nos resultaría extraño oír salir de sus gargantas otra voz diferente a la del actor y presentador nacido en Albacete el 29 de mayo de 1947 y barcelonés de adopción. Pero la voz de Constantino Romero no interpretaba a nadie, salvo a sí mismo, cuando presentaba concursos en televisión; con ella llenaba la pantalla de matices de todo tipo y, pese a su rotundidad, supo llegar con su cultura, su risa y su ternura al espectador en concursos tan diferentes como el sesudo 'El tiempo es oro' o el humorístico 'La parodia nacional'.

Romero también cultivo un género minoritario pero muy popular entre los aficionados al ciclismo y sobre todo al fútbol: el de 'speaker' deportivo, pero en su caso no se limitó a un deporte, sino que los englobó a todos cuando fue el encargado durante los Juegos Olímpicos de Barcelona de poner su voz a las ceremonias de apertura y clausura en aquella olimpiada. Su voz no sólo llenó el estadio Olímpico sino que se desparramó por la montaña de Montjuic. Su rotunda y perfecta dicción llegó en directo por primera vez a miles de personas, años después de sus primeros pasos en el teatro, tal vez su faceta menos conocida y en la que comenzó de la mano de Mario Gas, uno de los más reputados directores de escena en España.

Apasionado por el teatro, debutó en 1983 en la obra 'Ópera de tres peniques', una versión en catalán de Bertold Brecht, a la que siguió una obra representada en el Centro Dramático Nacional titulada 'No hay burlas con Calderón'. Romero vivió con 'un enorme gozo' su debut en el Festival de Teatro Clásico de Mérida, junto a Emilio Gutiérrez Caba, donde en 2004 representó 'Orestiada' bajo la dirección de Mario Gas, con quien repetiría en 'A Electra le sienta bien el luto', de cuyo reparto formó parte en 2006 en el teatro María Guerrero.

Su última aparición en televisión fue una colaboración en el concurso 'Mucho que perder, poco que ganar', estrenado en septiembre de 2011 y presentado por Anabel Alonso. En diciembre de 2012, tras conocerse el anuncio de su retirada, dio las gracias en su cuenta en Twitter a sus seguidores por el apoyo y recordó que sus 47 años de trabajo en la radio, la televisión, el teatro y el doblaje habían 'valido la pena'. Con un abrazo y 'That's all folks!!' (Esto es todo amigos) se despidió entonces del mundo del espectáculo.

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