El Gobierno de Colombia se abstuvo hoy de responder los últimos ataques verbales del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien acusó el viernes a su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, de fraguar "una provocación bélica" por una supuesta orden de Estados Unidos.

El ministro colombiano de Relaciones Exteriores, Fernando Araújo, en declaraciones a Caracol Radio en Cartagena (norte) señaló "a la opinión pública que es a través de las gestiones diplomáticas que tenemos los contactos con Venezuela".

Con todo, Aráujo confirmó que esperaba hoy la llegada a esa ciudad caribeña de su colega venezolano, Nicolás Maduro, para la reunión de ministros de Exteriores o delegados de los doce países que forman la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que estudiarán el acta constitutiva de esta asociación.

El gobernante venezolano hizo ayer las críticas mientras visitaba Colombia la secretaria de Estado de EE.UU., Condoleezza Rice, quien le dio un nuevo espaldarazo a la administración del mandatario colombiano, Álvaro Uribe.

Pocos días antes habían estado también en Colombia el zar antidrogas de la Casa Blanca, John Walters, y el jefe del estado mayor conjunto de EE.UU., almirante Michael Glenn Mullen.

"Uribe es un peón de Washington", insistió Chávez ayer y dijo que "se prepara una agresión militar desde Colombia contra Venezuela, que es de Estados Unidos".

Colombia y Venezuela atraviesan por una crisis diplomática desde noviembre pasado, cuando Uribe canceló la mediación que tres meses antes les había pedido a Chávez y a la senadora opositora colombiana Piedad Córdoba, para buscar la liberación de los secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

En respuesta, Chávez declaró congeladas las relaciones bilaterales y en las últimas semanas ha anunciado medidas de presión contra Colombia como militarizar la frontera para evitar el contrabando de alimentos subsidiados hacia el territorio colombiano.

Además, el jefe del Estado venezolano pidió dar "estatus de beligerancia a las FARC y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), guerrillas a las que calificó como "ejércitos", pese a que figuran en las listas de grupos considerados como terroristas por Estados Unidos y la Unión Europea.