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Blair se queda sin oxígeno en la carrera por la Presidencia de la UE

Los socialistas optan por dirigir Exteriores y el ex premier paga su pecado en Irak

DANIEL BASTEIRO

Tony Blair vio ayer cómo los pecados de su pasado y una discreta pero muy reñida lucha por el poder sentenciaban su candidatura para convertirse en el primer presidente estable de la Unión Europea. La hasta ahora cautela de José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió ayer en una desautorización indirecta del ex primer ministro británico, impulsor europeo de la guerra de Irak junto a José María Aznar.

Los socialistas europeos tienen, según Zapatero, una 'clara determinación' por conseguir el segundo puesto en liza: el de máximo responsable de Exteriores, un cargo que ahora ocupa el también español Javier Solana. Zapatero eludió así, como ayer adelantó Público, apoyar a un candidato sobre el que en los últimos días han aumentado las dudas hasta convertirse en una clara falta de consenso.

Sólo Gordon Brown, primer ministro británico, defendió a capa y espada la candidatura de su antiguo rival interno. 'No es todavía un candidato', recordó Brown, 'pero nos encantaría que lo fuera', porque Blair es la persona idónea para gestionar los retos de 'la agenda europea para los próximos cinco años: empleo, crecimiento, cambio climático y comercio mundial'. A su derecha, el europeísta ministro de Exteriores, David Miliband, desmentía insistentemente los rumores que lo colocan como el favorito para ocupar el puesto de jefe de la diplomacia. 'Un británico es suficiente', subrayó, teóricamente en referencia a Blair.

Blair es la persona idónea para gestionar los retos de 'la agenda europea'

La izquierda europea está dividida entre dos aguas: el apoyo del laborismo británico y la preferencia por la cartera de Exteriores, de mayor proyección internacional. Sin embargo, algunos líderes políticos confiesan en público el imperdonable apoyo a George Bush en una guerra, la de Irak, justificada con pruebas falsas y que provocó un cisma en la UE. 'Europa se dividió por la guerra de Irak, y la implicación de Tony [Blair] es hoy todavía muy discutida', reconoció el portavoz de los socialistas en la Eurocámara, Martin Schulz. 'El presidente de la UE debe unificar Europa y ése es quizá su mayor problema: que no convence a todos pese a su fascinante personalidad', explicó.

Blair tampoco cala entre la derecha, que con los liberales aspira a ocupar el puesto, reforzada por el resultado de las últimas elecciones. No en vano, tras el gran impulso británico a su candidatura, los países del Benelux se alzaron en armas contra el antiguo inquilino de Downing Street, que nunca mostró interés por integrarse en la moneda única o en el acuerdo de Schengen, que regula la libre circulación de ciudadanos.

De los países del Benelux, embrión del proyecto comunitario, surgieron recientemente un candidato oficial y otro oficioso. Jean-Claude Juncker, el conservador primer ministro luxemburgués, se presentó como candidato esta misma semana. Jan Peter Balkenende, su homólogo democristiano en Holanda, estaría aglutinando más apoyos conforme la estrella de Blair decae.

Por si fuera poco, ayer las voces que pidieron una Europa con menos corbatas aumentaron exponencialmente con el ruego del presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, de que el puesto lo ocupe una mujer.

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