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Bebe da clases de salvajismo introspectivo en su reencuentro barcelonés

EFE

La cantante extremeña Bebe ha mezclado esta noche su lado más salvaje y animal, con revolcones por el escenario, con su vertiente más intimista e introspectiva, en la que reflejaba sus años apartada de los focos, en su reencuentro con el público barcelonés, celebrado en el Poble Español.

Una Bebe tan animal, picante y 'sexualizadora' en temas como "Pa una isla" o "Se fue" como sensible, profunda y melancólica en piezas como "Sinsentido" o "Me fui", todas canciones de su último álbum "Y.", que publicó el año pasado pero del cual dejó apartada la promoción tras el embarazo y parto de su primera hija, Candela.

Un nombre elocuente, a juzgar por la luz que hoy la madre ha irradiado en el concierto.

De hecho, su niña ha sido una de las protagonistas de este concierto con una Bebe post-parto que no dejaba de recordar el momento de felicidad por el que está pasando con frases como "desde que doy la teta estoy menos resfriada".

El público, algo nervioso por el leve retraso del concierto, se ha entregado a esa mujer, corta en palabras y desaparecida del ojo público después del enorme éxito que cosechó su primer disco "Pa fuera telarañas". Barcelona tenía ganas de Bebe.

Una Bebe emocionada y emocionante, que en "Sinsentido" ha hablado desde el corazón y en temas como "No + llorá" ha repasado su particular aventura emocional, que la llevó a transitar en furgoneta por playas, islas, versos y recuerdos. Hasta encontrarse.

"Que tengo yo en mi soledad, cientos de canciones tarareás, empezás e inacabás (...) y otras que son pa' mi na' más", ha declarado con su particular acento.

La Bebe juguetona, salvaje y animal, con continuas apelaciones al sexo, también ha hecho acto de presencia en esa cantante y actriz, ganadora de un Grammy y un Goya, que ha confesado en más de una ocasión que su mayor afición es el sexo.

Su libertador amor a la carne se ha vislumbrado en "Con mis manos", un canto al onanismo o en "La Bicha", en la que prefiere llevar faldas para que le metan "la manita por debajo y le arranquen todo lo arrancable". Un dos rombos en toda regla.

Con todo, Bebe ha demostrado lo que es. Una cantante pop y creíble, algo difícil en un mercado inundado de 'wannabe' Gaga o, en plan castizo, de 'quieroser' David Bisbal.

La audiencia ha respondido a esa mujer que es sinceridad, diversión y lágrima. Poliédrica de rima fácil y canciones pegadizas, que se ha hecho sentir en la tarareadísima (y combativa) "Ska de la tierra" o la popular "Uh uh uh uh uh", esa escuela de como contar que te molan dos hermanos a la vez sin enfadar a nadie. Y, al final, dejarse "poner el lazo, por los dos" en una "noche de sexazo"

Divertida y conectando con el público en todo momento. Recogiendo los detallitos que los espectadores le brindaban e incluso leyendo notitas que le mandaban. Tan ilusionada ella como los demás. Entre ellos, algún 'typical barcelonés', como Macaco o Shuarma.

El punto incomprensible del concierto lo ha puesto la organización. En la era digital, con cientos de móviles, cámaras y Iphones registrando todos los movimientos de la cantante para colgarlo en la red social de turno... han echado de su sitio a algún asistente que ha cometido el error de llevarse una 'reflex digital'. De esas grandes que te traes a un concierto cuando te gusta el artista y la fotografía.

Por suerte, nada ha empañado el ánimo festivo que ha sudado cada poro de la cantante. Y con "Como los olivos", un acertado "Pa' mi casa" y un "gracias por hacernos felices a nosotros", la extremeña se ha despedido de Barcelona. Pura festividad patanegra.

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