El Alcorcón, un modesto de Segunda división B, condujo al proyecto faraónico de Florentino Pérez al primer descalabro de la temporada (1-0), cerrando dignamente en el Bernabéu la exhibición de la ida y ampliando la mala imagen madridista en una Copa del Rey que no gana desde 1993.
La afición del Bernabéu ha perdido la paciencia con Manuel Pellegrini. Sonrojada ante la histórica caída frente un clásico del fútbol madrileño de base, el empuje con el que apoyó de inicio a sus jugadores acabó en indignación contra el técnico chileno. Los seguidores madridistas pidieron, con pañolada, su dimisión.
El espíritu histórico de las remontadas en el Santiago Bernabéu se rebajó a su máxima esencia. La magia de aquellas noches europeas la quiso trasladar el Real Madrid a un partido ante un Segunda B ante el que necesitaba remontar cuatro goles tras protagonizar en la ida uno de los encuentros más sonrojantes de su historia.
Pellegrini se encomendó a Kaká, que lo juega todo y pide un respiro, pero se olvidó de colocar a su alrededor jugadores que diesen dosis de fe a un encuentro heroico. No acertó con su planteamiento. Erró con el once titular.
Sacrificó la posibilidad de situar a Marcelo como lateral de largo recorrido y situó a 'Lass' en defensa, dejando a Mahamadou Diarra y Fernando Gago para construir fútbol. Ninguno de los dos está a la altura en el presente ante un Segunda B. Sin confianza, no dieron la velocidad necesaria al juego que demandaban la presencia de tres delanteros.
Son jugadores que quedan señalados. Un descalabro de tal magnitud cobra víctimas. Las primeras fueron Drenthe, Metzelder y Guti. Hoy fue Pellegrini quien ubicó mal sus piezas sobre el tapete. Con Xabi Alonso en la grada y Granero en el olvido, cuando su fútbol necesitaba un creador.
Pero nada quita méritos a la exhibición del Alcorcón. El fútbol actual demuestra que ningún encuentro es fácil de ganar. La evolución física y técnica en cualquier división, más los conceptos futbolísticos de Juan Antonio Anquela, mostraron a un equipo ordenado. Fiel a un sistema. Alejado del miedo escénico que da pasar de jugar ante 3.000 espectadores a hacerlo ante 79.500.
No se amilanaron ni con la salida en tromba madridista. En un abrir y cerrar de ojos el empuje de la grada se transformó en silbidos. A la par que perdía balones Gago, que Van Nistelrooy no llegaba a balones en profundidad, a años de luz de un buen tono físico. Cuando el desorden blanco convertía el partido en un choque digno de Segunda B, donde el patadón y la falta de construcción se impusieron ante un Bernabéu que no creía lo que veía.
A los diez minutos Van Nistelrooy, con un disparo sacado con la pierna izquierda por Juanma, y Arbeloa, comenzaron a probar al meta rival. Las llegadas al área fueron continuas. No los remates ante la fuerza aérea de Íñigo López y Borja Gómez, inconmensurables.
Mientras Sergio Mora, con pasado en Primera con el Rayo, daba lecciones de criterio futbolístico a Gago, el Alcorcón 'osaba' a hacerse con el mando por momentos. Un disparo suyo que acabó en córner y otro disparo de Béjar fueron las llegadas ante Dudek. No sentía el peligro.
La entrada en escena de Van der Vaart, el jugador que más dignidad ha tenido en la eliminatoria en el Real Madrid, cambió la cara a su equipo. Tras la reanudación las llegadas al área rival acabaron en disparos y el Alcorcón fue retrocediendo metros según acusaba el esfuerzo físico guiado por la ilusión.
Siempre enchufado, Van der Vaart encontraba a Pepe, que rozaba con su testarazo el gol, chutaba al larguero dos minutos después de que Van Nistelrooy también estrellase en la madera un remate. En ocho minutos el Real Madrid había creado más peligro que en toda la primera mitad. En cuanto Pellegrini colocó mejor sus piezas.
El segundo acto fue un monólogo blanco. Sin fútbol se despidió por la puerta de atrás de una competición que comienza a convertirse en maldita. No era su noche. Las continuas llegadas a portería rival aumentaban la impotencia. Higuaín lo intentaba con tres disparos, uno de ellos de nuevo al larguero. Kaká remataba todo lo que tocaba.
Todo hasta que la afición perdió la paciencia con un cambio. Quitó Pellegrini a 'Lass' Diarra por Marcelo, cuando debía sacrificar a otro defensa para morir en área rival. La reacción del público señaló un culpable.
Ni el gol de Van der Vaart, con un derechazo ajustado desde la frontal, movió de su asiento al chileno. Tras los gritos de dimisión no volvió a asomar por su área técnica. Al contraataque y tirando de orgullo, pudo marcar el valiente Alcorcón. Una indecisión de Dudek en la salida hizo rozar a Vara el gol. Ernesto culminó otra contra y rozó el palo con su zurdazo. La afición madridista ya coreaba con "olés" cada toque de balón del rival.
Se marchó el Alcorcón con la mayor alegría de su vida del Bernabéu. Celebrando el pase como la consecución de un título. Lanzando su nombre al mundo en una reivindicación del fútbol modesto madrileño. Dejando ante las cuerdas a Pellegrini y preocupado a Florentino Pérez en el palco. Un año más repite debacle copera a las primeras de cambio. El 'triplete' vuelve a ser un sueño inalcanzable.
. Ficha técnica:
1 - Real Madrid: Dudek; 'Lass' (Marcelo, m.70), Pepe, Raúl Albiol, Arbeloa ; Mahamadou Diarra (Van der Vaart, m.46), Gago, Kaká; Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy.
0 - Alcorcón: Juanma; Rubén Sanz, Iñigo López, Borja Gómez, Nagore; Fernando Béjar (Vara, m.73), Rubén, Mora, Ernesto; Borja (Jeremy, m.77) y Cascón (Carmelo, m.58).
Goles: 1-0, m.81: Van der Vaart.
Árbitro: Fernández Borbalán (Colegio Andaluz). Amonestó a Albiol (34) y Kaká (77) por el Real Madrid, y a Nagore (40), Rubén Sanz (65) por el Alcorcón.
Incidencias: partido de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 79.500 espectadores. Presenció el partido en el palco de honor la selección de Argentina encabezada por su seleccionador, Diego Armando Maradona.
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