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NUEVA DELHI.- Respirar en India acorta la vida. La contaminación del aire es tan alta que más de 660 millones de personas vivirán de media 3,2 años menos que sus vecinos, la otra mitad del país. Es la conclusión de un reciente estudio que alerta sobre la reducción de la esperanza de vida en el segundo estado más poblado del mundo.
Investigadores de las universidades de Chicago, Harvard y Yale han comprobado que casi todos los indios viven en zonas donde la toxicidad del aire está por encima de lo que considera segura la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que más de 272 millones habitan en regiones donde la polución es más de ocho veces superior a lo aconsejable. "La pérdida de más de 2.000 millones de años de vida es un considerable precio a pagar por la contaminación del aire", dijo Rohini Pande, uno de los autores del informe publicado en Economic & Political Weekly, un semanario de Mumbai.
Los cálculos se basan en la cantidad de partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (conocidas como PM2.5) que hay en el aire. Estas son muy finas, lo que facilita su acceso a los pulmones. Una alta exposición puede causar problemas cardiovasculares y respiratorios hasta el punto de provocar cáncer de pulmón en casos extremos. La OMS establece como máximo recomendable 25 micras por metro cúbico. La normativa india es bastante más permisiva: hasta 40 se consideran seguras.
La situación real en muchos puntos del país del Índico supera con creces esas cifras. El norte se lleva la peor parte, con Delhi a la cabeza. El año pasado, la OMS situó a la capital india como la ciudad más contaminada del mundo y determinó que 13 de las 20 urbes más contaminadas del planeta están en este estado. La esperanza de vida nacional es de 66 años.
India libra una ardua batalla contra su vecino, el gigante chino, para ver cuál de los dos tiene el aire más tóxico. Los datos muestran que las ciudades indias tienen ahora mayores niveles de PM2.5 que las chinas, sobre todo en invierno. Delhi y Beijing se intercambian su puesto en el podio a diario, dependiendo de cómo sople el viento. No es raro que los monitores que las embajadas de Estados Unidos tienen en ambas ciudades superen normalmente los 200 PM2.5 y pocas veces bajen de los 100.
Precisamente el estudio citado está liderado por el economista Michael Greenstone, que ya realizó uno similar en China. Este investigador de Chicago y su equipo calculan que un nivel de 100 micras por encima del límite seguro está relacionado con la disminución de la esperanza de vida de unos tres años. Ahora han repetido la técnica en India tomando los datos de PM2.5 recogidos por la Junta Central de Control de la Contaminación (CPCB) y por estimaciones satelitales. Temen incluso que sus conclusiones sean demasiado conservadoras.
Delhi, el agujero negro de la contaminación
Si alguien necesita un soplo de aire fresco, Delhi es, literalmente, la última ciudad en la que podrá encontrarlo. Un nuevo estudio del Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente (CSE) asegura que los niveles de toxicidad del aire en la capital india se han disparado.
No todos los residentes sufren este problema en la misma medida. Este prestigioso think tank medioambiental concluyó que los policías de tráfico, los usuarios del transporte público, los autorickshaws (pequeños taxis baratos), los ciclistas o los motoristas se enfrentan a una mayor exposición, sobre todo en horas punta. "En un atasco cerca de Paharganj (en el centro), los niveles alcanzaron un máximo de 1,170 micras por metro cúbico. En otro cerca de la estación de Govindpuri (al sur) el nivel fue de 725", decían los datos recientes de CSE.
En Nueva Delhi se producen cada año más de 3.000 muertes prematuras por enfermedades relacionadas con la polución del aire
Durante el invierno, los habitantes de Delhi están acostumbrados a vivir bajo una densa cortina de 'smog'. En los últimos meses los niveles de contaminación graves se han mantenido de forma estable. En enero fue el 47% de los días y en diciembre el 65%, según CSE, lo que ha llevado a que la prensa local informe de manera continua sobre este problema.
Un problema cuyas consecuencias son demoledoras. En la capital india se producen cada año más de 3.000 muertes prematuras por enfermedades relacionadas con la polución del aire. "Acabamos de documentar los niveles de contaminación del aire en los colegios de Delhi y hemos encontrado que están cuatro veces por encima de lo seguro. Los niños respiran eso constantemente y no hay advertencias sanitarias de ese riesgo", afirma a Público Aishwarya Madineni, portavoz de Greenpeace en India. Este invierno, uno de cada tres niños de la capital visitó a su médico por problemas relacionados con la contaminación atmosférica, de acuerdo al Instituto Indio de Ciencias Médicas (AIIMS).
Problema urbano y rural
En las urbes, las emisiones de partículas dañinas suelen proceder de los vehículos -en Delhi circulan unos ocho millones- y la industria. No obstante el estudio de las universidades estadounidenses demuestra que el problema no es sólo urbano. La India rural también lo sufre. "Hay dos razones. La primera: aunque muchas fuentes de partículas finas se encuentren en áreas urbanas pueden viajar largas distancias", cuenta a este diario Anant Sudarshan, coautor del informe y director ejecutivo en India del Instituto de Política Energética de Chicago. "La segunda: la India rural también tiene fuentes que provienen de la quema de biomasa en los hogares y del diesel". Sudarshan entiende que si hubiese un mejor suministro eléctrico no se producirían esas emisiones. No hay que olvidar que en India más de 400 millones carecen de electricidad en casa.
Al gobierno indio le cuesta reconocer estos datos. Asume la mala calidad del aire, pero no la considera la peor del globo. "Yo no creo que Delhi sea la ciudad más contaminada del mundo como dice la OMS", dice Gufran Beig, director de SAFAR, un sistema que mide la calidad del aire. El organismo que encabeza este científico forma parte del Instituto Indio de Meteorología Tropical (IITM) de la ciudad de Pune, que depende del Ministerio de Ciencias de la Tierra. "Los datos en un lugar altamente contaminado no representan el conjunto de Delhi". Beig considera que el aire de Delhi es mejor que el de Beijing durante el verano gracias a las lluvias del monzón y que, como mucho, son "comparables" en invierno.
"La contaminación del aire es más urgente que limpiar el Ganges. Tiene que ser incluida en un plan nacional. Es el mayor problema de todos, es un asesino silencioso".
No obstante los responsables políticos han empezado a reaccionar. El pasado noviembre, el primer ministro Narendra Modi se comprometió a mejorar la transparencia de las cifras y las alertas de cara. En Delhi y Pune, SAFAR ha estrenado una aplicación móvil que informa en tiempo real sobre la calidad del aire en el lugar que elija el usuario, una herramienta que prevé trasladar a Mumbai, Ahmedabad, Chennai y Kolkata en los próximos meses.
"Cada gobernante de India ha fracasado a la hora de combatir la contaminación del aire, del agua o de los residuos", afirma la portavoz de Greenpeace, que recuerda que el Tribunal Supremo pidió hace meses al gobierno pasos firmes y efectivos contra este problema, como retirar los coches viejos de las calles.
El estudio de Chicago, Harvard y Yale recomienda a India un mejor control de la calidad del aire (con más monitores en más ciudades), establecer un sistema de alertas ante niveles perjudiciales, endurecer las penas contra los agentes contaminadores, implantar un sistema de comercio de emisiones y reformar las leyes medioambientales con mejores garantías.
La agenda del Ejecutivo está llena. El partido BJP se enfrenta al reto de dar electricidad a toda su población, lo cual podría suponer un aumento del uso de carbón, si bien Modi asegura que apostará por energías limpias. Al mismo tiempo, su prioridad es el crecimiento económico. Los expertos aclaran que eso no es antagónico. "Ver la contaminación como un producto inevitable del crecimiento sería un error. Muchos países han crecido y se han industrializado más rápido que India con niveles más bajos de contaminación", señala Sudarshan, que entiende que la polución es un obstáculo para el crecimiento al imponer costes altos de salud, "lo que reduce la productividad de la población".
El índice anual ambiental de Yale sitúa a India en el puesto 155 (de 178). España ocupa el séptimo lugar. En todo caso, el país asiático empieza a ser consciente de que el aire que respira está lejos de considerarse limpio. "Creo que el debate en este país acaba de empezar y se va a asentar", dice esperanzada la ecologista Madineni. La activista de Greenpeace no tiene duda de que estamos ante un problema real que requiere una actuación inmediata: "La contaminación del aire es más urgente que limpiar el Ganges. Tiene que ser incluida en un plan nacional. Es el mayor problema de todos, es un asesino silencioso".
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