Las decisivas elecciones presidenciales afganas, previstas para esta primavera, se celebrarán finalmente el próximo 20 de agosto, a causa de la inestabilidad que sufre el país, informó hoy el presidente de la Comisión Electoral.

En una rueda de prensa en Kabul, el máximo responsable del organismo, Azizulá Ludin, anunció la fecha de los esperados comicios y atribuyó la causa de la demora electoral a "problemas de seguridad, técnicos y presupuestarios".

Ludin agregó que la decisión fue tomada después de reunirse tanto con responsables de las fuerzas de seguridad afganas como de las tropas internacionales desplegadas en el país.

Además, se mostró esperanzado en que el envío de un nuevo contingente militar estadounidense contribuya a mejorar la seguridad en el país con motivo de la cita electoral.

El mismo día de las elecciones presidenciales, los ciudadanos afganos también podrán escoger a los miembros de consejos provinciales, aunque no los gobernadores regionales, que son escogidos por el Ejecutivo central.

El actual presidente afgano, Hamid Karzai, que ya ha anunciado que se presentará a la reelección, ha censurado durante los últimos meses los bombardeos de las fuerzas extranjeras contra civiles, en un intento de no perder popularidad.

Pero el apoyo de EEUU será fundamental para Karzai, y varios altos cargos de la nueva Administración de Barack Obama ya han expresado en el pasado sus quejas por el funcionamiento de su Gobierno, las supuestas corruptelas en su seno y su ineficaz lucha contra el narcotráfico, fuente de financiación de los talibanes.

Los medios locales y estadounidenses, además, especularon en verano de 2008, durante la visita de Obama a Afganistán cuando aún era candidato a la Casa Blanca, con las frías relaciones que mantiene con Karzai.

El pasado mes de octubre, las autoridades afganas iniciaron el proceso de registro de votantes para la composición final del censo electoral.

En 2004, fecha en la que se celebraron los últimos comicios presidenciales, unos 13 millones de electores fueron llamados a las urnas en un país con unos 30 millones de habitantes que lleva 30 años sumido en guerras e inestabilidad.

Una de las mayores preocupaciones de las autoridades ante el proceso electoral es la insurgencia talibán, que ya ha anunciado su intención de boicotear los comicios y que durante 2008 ha aumentado su actividad en el este afgano y ha mantenido presencia en sus principales bastiones, las meridionales Helmand y Kandahar, además de protagonizar frecuentes atentados.