"Violaba a las mujeres sometidas e indefensas, incluso desmayadas o privadas del sentido"
Juan Carlos Aguilar, 'el falso maestro Shaolín', reconoce que cometió los asesinatos de mujeres en 2013, aunque niega el ensañamiento sobre las víctimas. Mañana comienza su juicio.
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Juan Carlos Aguilar, 'el falso maestro Shaolín', reconoce que cometió en 2013 los asesinatos de Maureen Ada Otuya y Jenny Sofía Rebollo, aunque se niega a admitir el ensañamiento en el caso del crimen de la primera de ellas, según han informado fuentes jurídicas.
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La abogada del acusado ha presentado un escrito en la Audiencia Provincial de Vizcaya, donde comenzará el juicio el próximo viernes tras la elección del jurado popular, en el que Aguilar admite que cometió los crímenes. No obstante, rechaza que hubiera ensañamiento, lo que podría evitarle, finalmente, en caso de condenársele, que pudiera cumplir una pena máxima de 30 años, ya que se quedarían en 25 si no se tiene en cuenta esta agravante.
Juan Carlos Aguilar será trasladado desde la prisión de Dueñas de Palencia a la cárcel de Zaballa de Álava para sentarse en el banquillo de los acusados y enfrentarse a las peticiones de entre 40 y 45 años de prisión e indemnizaciones superiores a 250.00 euros por parte de la Fiscalía y las acusaciones particulares y populares.
"Prácticas de dominación"
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"Disfrutaba manteniendo prácticas sexuales de dominación con mujeres sometidas a él e indefensas, incluso desmayadas o privadas del sentido"
De esta forma, según apunta el letrado, Juan Carlos Aguilar encontró a Maureen Ada Otuya, "mujer de raza negra que aparentemente ejercía la prostitución" en la zona de alterne cercana al gimnasio del procesado. Bajo el pretexto de contratar sus servicios sexuales, la convenció para que subiera a su vehículo e ir al local sito en la calle Máximo Agirre, donde entraron a las 6.10 horas.
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Asimismo, explica que, poco después de las 15.00 horas del 2 de junio, la víctima consiguió zafarse del agresor aprovechando un descuido de éste y se dirigió, salvando un desnivel de más de 20 escaleras, a la puerta del gimnasio que estaba cerrada. Aunque no pudo salir, la víctima logró pedir "dramáticamemte socorro a través de las rejas del gimnasio".
El procesado "golpeaba" a las víctimas "hasta darles muerte", y recogía "dichas prácticas en soporte fotográfico para su posterior disfrute"
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"Semioculta entre colchones"
En este sentido, cree que el crimen "ha sido cometido de manera calculada, premeditada y con la intención de saciar unos instintos sexuales y asesinos que únicamente satisfacían mediante el aseguramiento del éxito de sus propósitos, haciendo uso de su abrumadora superioridad física sobre las víctimas, gracias a su condición de experto en artes marciales, lo que hizo prácticamente imposible que las víctimas pudieran defenderse".
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"Aumentó deliberada e inhumanamente el dolor de la víctima, al prolongarse la agresión durante casi 12 horas"
Crimen de Jenny Rebollo