Cada vez llueve menos y diferente en Andalucía: las borrascas se frenan en el eje del Guadalquivir y llegan menos al oriente
"Hay un cambio de tendencia en la forma de venir la precipitación. Hasta ahora llegaban las borrascas a Málaga y Jaén, [pero] la tendencia es que ya no llegan", afirma Joan Corominas, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
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Las precipitaciones de la primavera han salvado in extremis el verano en Andalucía. La mejora de lluvias de los meses de primavera han permitido que lo que era el abastecimiento urbano y turístico —el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla llegó a hablar de cortes de agua en las ciudades— se salvara. Los regadíos también han salido de varios años de restricciones severas, "pero la situación volverá a ser difícil", considera Joan Corominas, presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
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En Andalucía cada vez llueve menos. "El descenso en las precipitaciones es general en toda Andalucia, pero en los últimos años es mas acentuado en todo el territorio situado en la margen izquierda del Guadalquivir", afirma Corominas. De media, por ejemplo, en Sevilla "se han perdido 100 litros por metro cuadrado en cien años", añade el experto.
"Se ha pasado de 650 a 550 litros por metro cuadrado. Un 15% de precipitación se ha perdido. Hay una tendencia a esa disminución y hay que adaptarse". El experto en gestión hídrica considera, por tanto, que hay que ajustar la demanda a la disponibilidad de agua y que si no se hace, cada año será igual que este: o llueve o emergencia.
"Desde el año 2012, cuando los embalses se llenaron, todos los años van bajando. Ya es una tendencia. Llueve algo menos y sobre todo, sacamos más agua de la que somos capaces de aglutinar. En estos doce años, ha habido apenas dos en que las lluvias de marzo-abril han recuperado un poco, el año 2018 y este", agrega Corominas. "Tendremos —añade— que pensar en ir reduciendo las dotaciones de regadío, buscar estrategias para utilizar menos agua".
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Los datos que le hacen llegar periódicamente al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, revelan que los embalses están en efecto mejor que el año pasado, pero siguen por debajo de la media de los pasados diez años.
Así, el agua embalsada en Andalucía a principios del mes de junio eran 5.026 hectómetros cúbicos, según los informes oficiales, "lo que representa el 42% de la capacidad total de almacenamiento". "Si comparamos este volumen con el disponible la misma semana del año 2023, hay 1.794 hectómetros cúbicos más, ya que los recursos almacenados eran [entonces de] 3.232 hectómetros cúbicos, 27,01%".
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Sin embargo, en relación con la media de los últimos diez años, hay 1.730 hectómetros cúbicos menos: "La media es de 6.756 hectómetros cúbicos, el 56,46%".
En todas las cuencas —Guadalquivir, Guadiana, Tinto-Odiel-Piedras y Chanza, Guadalete-Barbate— había más agua embalsada en junio que en la misma fecha que el año anterior, excepto en dos: la llamada Cuenca Mediterránea Andaluza y la del Segura.
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Un fenómeno
La situación en las cuencas de Andalucía oriental es peor que en las de la Andalucía occidental, por donde entran las borrascas. "Se está produciendo un fenómeno nuevo", afirma Corominas.
"Hasta ahora llegaban las borrascas a Málaga y Jaén, [pero] la tendencia es que ya no llegan: se quedan en el eje del Guadalquivir. Hay un cambio de tendencia en la forma de venir la precipitación, que no disminuye tanto en la parte occidental. Pero en la cuenca mediterránea sí. Allí donde el impacto de la falta de agua es muy grave por la mayor densidad de población, el turismo de sol y playa y los cultivos intensivos de cultivos subtropicales e invernaderos", asegura en conversación con Público.
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En resumen, a fin de año, "todo dependerá otra vez de las lluvias. Si no es lluvioso, [habrá] otra vez sequías fuertes y empezaremos el año otra vez en emergencia", afirma Corominas. Sobre todo, en el litoral, en la Costa del Sol y en Cádiz.
"No tanto —puntualiza el experto— en la cuenca del Guadalquivir: el abastecimiento de Sevilla está al 60% y hay agua para casi tres años".
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Sobre el papel, el Gobierno andaluz no baja la guardia. En sus informes, al menos en el de principios de junio, describe de esta manera la situación: "El periodo seco por el que atraviesa Andalucía, con un déficit pluviométrico muy acusado, se fue traduciendo en una disminución de aportaciones que ha terminado afectando no sólo a las reservas de agua almacenadas en la totalidad de los embalses [de compertencia autonómica], sino también a la recarga de los acuíferos".
Esto, según este trabajo, "puede llegar a tener efectos sobre la garantía del abastecimiento en poblaciones que se suministran exclusivamente de recursos subterráneos hídricos o como fuente complementaria a los recursos regulados, ya que la disminución de aquellos repercutiría en un incremento de demanda de los regulados".