Los vecinos del centro, en pie de guerra contra Villacís por los ruidos: "Nos han engañado a todos"
Los vecinos del centro denuncian que el Ayuntamiento favorece a la hostelería pese a vulnerar el derecho al descanso.
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madrid,
"En el centro llevamos sufriendo mucho tiempo el tema del ruido y de las molestias por la instalación de las terrazas de los bares de forma compulsiva, y no hay forma de que esto vaya a menos", denuncia a Público el presidente de la Asociación Vecinal Las Cavas de La Latina, Saturnino Vera. Asegura que desde que se pusieron en marcha las conocidas 'terrazas covid' impulsadas por la mitad naranja de la coalición del Ayuntamiento de Madrid, es decir, por la
vicealcaldesa, Begoña Villacís, esto se está extendiendo a más distritos, como Chamberí, Salamanca o Arganzuela.
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"Cualquiera que tenga terrazas de bares debajo de su casa sabe que es una auténtica barbaridad que una actividad así se haga en el exterior y hasta esas horas. Eso sólo pasa en España, porque en el resto de países el horario de descanso es sagrado", protesta, con enfado, el presidente de la
asociación de La Latina.
Los vecinos de esta céntrica zona (oficialmente el barrio de Palacio) siempre ha tenido problemas de contaminación acústica, ya que es una zona de mucho ambiente nocturno con multitud de restaurantes, bares, pubs y discotecas, muchos de ellos con terrazas. Con la modificación aprobada en enero de este año de la Ordenanza de Terrazas y Quioscos de Hostelería y Restauración, del 30 de julio de 2013, también advierten de un incremento de las mesas en las terrazas aún en Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE), "donde lo que tienen que hacer es limitar el ruido, no subirlo", señala el presidente de la AV Las Cavas.
Saturnino Vera: "Eso sólo pasa en España, porque en el resto de países el horario de descanso es sagrado"
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A esto se añade un problema más, que muchos de los locales tienen las puertas y las ventanas abiertas, lo que está "prohibido" y "entre la gente que está fuera y la gente que está dentro es imposible que podamos abrir ni un poquito las ventanas de nuestras casas", asevera.
Denuncian que el sistema 'Decide Madrid' no es democrático
El Ayuntamiento de Madrid cuenta con los llamados presupuestos participativos, un proceso de participación ciudadana para decidir de manera directa a qué se destinan en este caso 50 millones de euros del presupuesto municipal. Son los propios vecinos los que plantean los proyectos, que
pasan por varias fases, como la de análisis y viabilidad técnica, y tras una votación por parte de los ciudadanos, el Consistorio lleva a cabo los proyectos más votados a partir del año siguiente.
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Las directrices para el desarrollo de estos presupuestos fueron aprobadas por la Junta de Gobierno el 24 de junio de 2021, y el sistema de contabilización de votos establece que se admitirán votos a favor y votos en contra del proyecto (antes sólo se podía votar a favor). La polémica viene por que
el voto en contra computa como un tercio del voto emitido a favor, es decir, vale tres veces más el voto a favor que el voto en contra.
Con este sistema vale tres veces más el voto a favor que el voto en contra
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Las asociaciones vecinales rechazan este sistema que ven antidemocrático, y afirman que el Ayuntamiento lo ha implantado para que salga en las votaciones lo que pretende impulsar. En concreto, los vecinos de La Latina hablan de un proyecto para peatonalizar la Cava Alta y la Cava Baja, que para ellos supondría un incremento de las terrazas de los bares en esa calle y que podría salir adelante por el sistema de contabilización pese al rechazo mayoritario del vecindario.
Desde el Área Delegada de Coordinación, Transparencia y Participación Ciudadana del Ayuntamiento explican a Público que se ha decidido aplicar este criterio para ponderar "de acuerdo con estudios y artículos sobre demoscopia", aquellos proyectos propuestos por los ciudadanos que han superado a lo largo de las fases análisis de viabilidad, técnicos, económicos y jurídicos y que se trata de un reconocimiento a esas personas que han participado presentando proyectos "que son positivos".
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"No se trata de descartar proyectos sino de establecer un nuevo orden de prioridades para garantizar que resultan ganadores los proyectos más queridos por la ciudadanía", justifican desde el Consistorio.
El caso de Chamberí: El ruido por las 'terrazas covid'
Desde hace una década los vecinos de Chamberí también han añadido a su día a día un nuevo problema, el del ruido de los locales de hostelería, que se ha incrementado desde mayo de 2020 al implantar las llamadas 'terrazas covid' en los aparcamientos para ayudar a la hostelería durante la crisis.
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"Nos han engañado a todos, diciendo que lo de las terrazas y los bares era algo provisional", denuncia Pilar, la presidenta de la Asociación de Vecinos 'El Organillo' de Chamberí.
La modificación de la ordenanza de terrazas "se ha hecho para favorecer a la hostelería"
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Comenta que al principio los vecinos entendían la situación de la hostelería, pero porque las terrazas covid se iban a quedar sólo hasta octubre de 2020, es decir, unos meses, pero "prórroga a prórroga, aquí estamos hasta diciembre de 2023", y ahora todo el mundo está enfadado porque mientras los hosteleros "hacen la caja que no han hecho en su vida", los vecinos no pueden descansar, denuncia.
"Tenemos un serio problema y lo llevamos atajando toda la vida, pero después de la pandemia se ha desmadrado", reprocha Pilar, que explica que no hay "voluntad política" para solucionarlo desde el Ayuntamiento, así que han llevado este asunto a los tribunales, así como al Defensor del Pueblo y al Parlamento Europeo.
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Respecto a la modificación de la ordenanza de terrazas, los vecinos de Chamberí lo tienen claro, "se ha hecho para favorecer a la hostelería" y además "no se está aplicando", porque todas las terrazas tendrían que haberse retirado una semana después de la entrada en vigor de la nueva ordenanza y "siguen puestas".
"En (la calle) Ponzano, en concreto, hay una docena de terrazas que tendrían que estar fuera y ahí siguen", detalla la vecina de esta calle. Tampoco confían en el sistema de presupuestos participativos, que consideran "un tinglao" que
han querido hacer para "perder el tiempo", y ven una forma de utilizar el dinero "con poco criterio".
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Pilar lo ejemplifica con su calle, en la que un vecino propuso ampliar las aceras en un tramo, y en 2018 los técnicos emitieron un informe rechazando la iniciativa porque había denuncias por ruido y problemas para el aparcamiento. Sin embargo, la misma propuesta fue valorada positivamente por los técnicos este mismo año.