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La carne es débil: el Vaticano cesa al obispo de Mallorca por tener una amante

El prelado fue denunciado el pasado diciembre ante la Sede Sede por el marido de una estrecha colaboradora, que le visitaba a escondidas en su domicilio y que era conocida en toda la isla como "la novia del obispo".

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Javier Salinas, en una imagen de archivo.

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MADRID.— La carne es débil. La advertencia que Jesucristo lanzó a sus discípulos hace unos 2.000 años sigue plenamente vigente. Bien lo sabe Javier Salinas (Valencia, 1948), el hasta hoy obispo de Mallorca y al que el Vaticano, en una decisión esperada desde hace ya varios meses, ha cesado en sus funciones por tener una "relación impropia" con una colaboradora. Traducido al cristiano: Salinas tiene, o al menos ha tenido, una amante.

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Las explicaciones no debieron convencer mucho a la Curia Romana, porque, aunque sea ocho meses después, ha cesado a Salinas. 

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La denuncia de Mariano de España, el  marido, estaba fundamentada en las labores de seguimiento y vigilancia de un detective privado contratado especialmente. La documentación aportada por el detective demostró que Valenzuela acudía casi a diario a escondidas al domicilio del obispo fuera del horario laboral. Era el propio Salinas quien abría la verja de entrada a su residencia para que pudiera entrar el coche de su amiga. Tras pasar la tarde juntos, Valenzuela abandonaba el domicilio del prelado casi siempre entre 21.30 y las 22.00 horas. Además, el detective grabó hasta 145 horas de conversaciones telefónicas —algunas de madrugada— en las que abundaban los comentarios cariñosos entre ambos.

Tanto Salinas como Valenzuela han negado la relación, pero es un hecho que en Mallorca a Valenzuela la llaman "la novia del obispo". Respecto a las llamadas, Salinas siempre ha dicho que formaban parte de la labor que desarrollaba en su relación con las instituciones.

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