La tortura al toro repunta y ya supera los niveles previos a la pandemia
Los festejos de tauromaquia siguen creciendo después de años de declive, aunque los datos revelan que el sector sigue lejos de sus años dorados por la baja aceptación social.
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madrid, Actualizado:
Los festejos que emplean violencia contra el toro están experimentando un repunte en España. Desde la pandemia, este tipo de eventos –entre los que destacan las corridas, las becerradas o las novilladas– ha crecido un 1.098%. Una gran subida porcentual que se explica por la ausencia de fiestas taurinas en 2020, debido a las incidencias de la covid-19. Sin embargo, si los últimos datos actualizados por el Ministerio de Cultura se comparan con el año previo a la epidemia, 2019, también se constata un ligero auge de la tauromaquia del 8,5%.
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En 2022, según las últimas estadísticas disponibles tras la actualización de Cultura, hubo en España 1.546 eventos de tauromaquia, una cifra que no se registraba desde 2017. Todo ello en un contexto dominado por las crecientes subvenciones públicas al sector, con Madrid duplicando el presupuesto taurino, o Castilla y León regando de dinero público a las escuelas taurinas.
A pesar del repunte constatado, el sector sigue enmarcado dentro de una tendencia de declive y el número de eventos está lejos de los datos del inicio de la serie histórica en 2007, cuando España registraba 3.651 fiestas basadas en el maltrato y la tortura hacia el toro. Respecto a esa fecha, el declive del número de espectáculos es del 57,6%.
Las corridas de toros son las exhibiciones que más se han repetido en el país y representan el 24,2% del total de los eventos taurinos. Le siguen las novilladas con picadores, con el 15,7%; las novilladas sin picadores, con el 15,3%; los festivales taurinos, que representan el 10,4% del total; y el rejoneo, con el 9,3%.
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Aunque las corridas de toros siguen siendo mayoritarias, el sector sigue lejos del predominio de los grandes espectáculos con plazas llenas, que solo acogieron el 19% del total de las corridas. El 68,2% se desarrollaron en las denominadas plazas de segunda y tercera categoría.
Castilla-La Mancha y Castilla y León, líderes taurinas
La forma en la que distribuyen los diferentes espectáculos y fiestas basadas en la violencia o tortura de reses es desigual. Y es que el 79% de los festejos se concentran en 4 de las 17 comunidades autónomas: Castilla-La Mancha (365), Castilla y León (346), Madrid (263) y Andalucía (263).
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Hay territorios donde en todo el año no se registran espectáculos de tauromaquia, como Catalunya y las Islas Canarias, que cuentan con prohibiciones y vetos a este tipo de prácticas. Hay, no obstante, otras comunidades donde la violencia contra los toros bajo la premisa del festejo o la cultura están permitidas y, aún así, los datos son anecdóticos. Es el caso de las Islas Baleares y Galicia, con 2 espectáculos cada una, y Asturias, que registró un solo evento de este tipo.
Las estadísticas presentadas por el ministerio de Miquel Iceta revelan que la tauromaquia experimenta un repunte en todas las comunidades autónomas desde 2020, aunque no todas vuelven a ubicarse en los niveles previos a la covid-19. Es el caso de Galicia, Murcia y Extremadura.
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Por lo que se refiere al sector. Las empresas dedicadas al ganado de lidia han caído en el último año después de un lustro de repunte. En cualquier caso, en 2022 hay más empresas que en 2007, al principio de la serie histórica: 1.331 frente a 1.327. La mayor parte de los negocios y profesionales autónomos que trabajan en esta industria son hombres. Según el Registro General de Profesionales Taurinos, de las 10.554 personas que viven de la tauromaquia tan sólo el 2,6% son mujeres.