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Premio Nobel de la Paz Tawakkol Karman: "Todo el mundo pagará el coste de no escuchar a los refugiados"

La Premio Nobel de la Paz, que participa en unas jornadas sobre "Mujeres contra la impunidad", habla en una entrevista con Público sobre el papel de las mujeres en las primaveras árabes, la ceguera de Europa en la crisis de los refugiados o el silencio cómplice de occidente ante las dictaduras y el surgimiento del terrorismo.

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Kawakkol Karman Premio Nobel de la Paz

Madrid, Actualizado:

"El problema común que sufren las mujeres a lo largo de todo el planeta es que son marginadas de los procesos de toma de decisión, en el acceso a los puestos más altos. Y esto ocurre tanto los países como en las grandes instituciones internacionales. Tenemos un problema real del liderazgo de mujeres a nivel mundial" arranca Tawakkol Karman cuando preguntamos si hay un problema común que aúne a las mujeres en distintos lugares del mundo. "Esto ocurre en casi todos los países, pero es mucho peor en los países árabes". añade.

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Llega a la entrevista ataviada con el tradicional hijab que enmarca su cara algo redondeada y en donde resaltan sus grandes ojos oscuros que hablan tanto como sus manos cuando se entusiasma contando la situación de su país: Yemen.

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Parece a simple vista una mujer tranquila y apocada. Sin embargo, esta impresión se desvanece completamente cuando comienza a hablar con su voz alta y rotunda. Tawakkol Karman recibió el Premio Nobel de la Paz en 2011 por su "lucha no violenta en favor de la seguridad de las mujeres y en pro el derecho de éstas a una completa participación en el la construcción de la paz", tal como reconoció la institución norurga. Se convertía así, con 32 años, en la persona más joven en recibir el Nobel (hasta que lo recibió Malala), aunque afirma que prefiere que se la reconozca como la primera mujer árabe que recibe el galardón.

"Los derechos de las mujeres deben ser definidos desde la perspectiva de los derechos humanos, porque es a través de ellos que llegaremos a los derechos de las mujeres. De lo contrario lo que ocurrirá es que perderemos la batalla de los derechos de los ciudadanos en su conjunto: los derechos de libertad de expresión, el los derechos legales, el de la igualdad entre hombres y mujeres..."

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Ella fue una de las figuras principales en la primavera árabe que vivió Yemen y que acabó con 30 años de dictadura de Ali Abdullah Saleh. Está en España para participar en el ciclo "Mujeres contra la Impunidad" organizado por la Asociación Mujeres de Guatemala, en la Casa Encendida de Madrid.

Sobre la importante participación de las mujeres en estas revoluciones pacíficas afirma que "no sucedió como en otros procesos revolucionarios en que los temas de las mujeres se dejaron para más adelante. "En las revoluciones árabes las mujeres salimos al la calle, tomamos el liderazgo, no lo pedimos ni esperamos a que nos lo dieran". 

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Su principal interés es poder compartir con la ciudadanía española la situación que vive su país, sumido en una grave conflicto interno desde que en 2014 sufriera un golpe de estado que acabó con los avances de aquella primavera y en el que participan de un lado fuerzas de la coalición internacional liderada por Emiratos Árabes y Arabia Saudí con el apoyo de algunos países de occidente y una coalición liderada por Iran, que apoya a los rebeldes Hutis por el otro. En medio, una población empobrecida (Yemen es el país más empobrecido de la región) en la que más de 10 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y constantes combates.

Karman, que en la actualidad vive en Catar tras haber sido encarcelada en varias ocasiones en Yemen y haber recibido amenazas de muerte, es una de las voces críticas con el papel que occidente y las coaliciones internacionales han jugado en las primaveras árabes y en el mantenimiento de las dictaduras en el mundo árabe.

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"Los países occidentales deberían saber que su alianza con los dictadores es un gran error. Porque las dictaduras producen terrorismo, provocan caos y guerras"

Critíca duramente que los países occidentales desarrollados hayan hecho oídos sordos y mirado hacia otro lado durante años sobre lo que hacían las dictaduras árabes. "Los países occidentales deberían saber que su alianza con los dictadores es un gran error. Porque las dictaduras producen terrorismo, provocan caos y guerras", afirma. "Su apoyo o su silencio sigue siendo el gran error que están cometiendo".

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"Su silencio cómplice, también, hacia Bashar al-Assad, es un crimen", afirma y recuerda que tras siete años de guerra no ha habido ningún tipo de acción en su contra. "Él destruyo totalmente a su gente, obligó a millones de personas a huir y ser refugiadas, mató a cientos de miles y encarceló a otro tanto. Cometió crímenes contra la humanidad y la comunidad internacional no hizo nada".

"Los países occidentales deben despertar, porque esto que está pasando en los países árabes se extenderá hacia Europa. De hecho es lo que ha pasado ya en París, Barcelona, Londres... ¿De dónde vienen estos grupos terroristas? No son islamistas, son criminales y tienen el apoyo de los dictadores".

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"No digo que los hayan creado. Lo que digo es que su silencio permitió que florecieran. Todo dictador es un terrorista y cada terrorista es un dictador. Los dos se alimentan el uno al otro, se ayudan y se apoyan", argumenta con voz que suena casi a arenga por la pasión y que acompaña con tajantes golpes en la mesa.

"Estoy muy furiosa con la ceguera de Europa en relación a los refugiados. Todo el mundo pagará el coste de no escucharlos"

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"Estoy muy furiosa con esta ceguera", añade tajante cuando recabamos su opinión sobre el hecho de que Europa sólo haya acogido a un 30% de los refugiados que se había comprometido.

"Sancionan a los refugiados en lugar de apoyarlos y ayudarlos. Éstos están huyendo del fuego cruzado de los dictadores, los terroristas y de los bombardeos de la coalición internacional, como en Siria, pero se encuentran con las puertas cerradas. Pero pagarán el precio. Todo el mundo pagará el coste de no escuchar a la gente morir".  "La paz no significa sólo acabar con la guerra. Significa también acabar con la represión y la injusticia, y deberían saberlo. Si aman la paz, les pedimos que despierten porque es algo que afectará a toda la humanidad".

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Karman es también muy crítica con la hipocresía de los gobiernos que se llenan la boca buscando soluciones en el conflicto de los países árabes, pero que venden armas a dictaduras o a países que las utilizan contra la población civil. España es el tercer exportador de armas a Arabia Saudí, país que lidera, junto con Emiratos Árabes, la coalición internacional que defiende a una de las facciones en guerra por el poder dentro de Yemen. 

"Tienen que parar. Dejar de vender armamento a los dictadores que matan a ciudadanos. Pero también hago un llamamiento a que Irán deje de vender armas a los hutis (otra de las facciones que luchan por el poder en Yemen).

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Hay oscuridad pero también hay luz

A pesar de todo, Karman es optimista. "La gente sabe cómo alcanzar la libertad y se sacrifica por ella", afirma. "Y los dictadores, muchos ya se han ido y otros tendrán que marcharse. Estoy convencida de que mi generación verá los cambios, pero si no fuera así, lo que es seguro es que nuestros hijos lo verán. Hemos empezado. Hemos abierto la puerta y no se puede ya cerrar"

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