La surrealista deriva del barco racista
Ya sin neonazis a bordo, el C-Star lleva bloqueado en Barcelona casi dos meses. Sus ocho tripulantes, naturales de Sri Lanka, no puden regresar a casa y no han recibido su salario. Han tenido que ser asistidos por Cruz Roja y una organización católica, que les han facilitado comida y medicinas tras semanas sin acceso a ningún puerto.
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madrid, Actualizado:
A finales de agosto, la organización europea de extrema derecha Generación Identitaria daba por terminada su misión Defend Europe, una iniciativa xenófoba y que ha puesto en riesgo la vida de cientos de migrantes y refugiados en el Mediterráneo, a los que ha intentado bloquear dificultando las labores de rescate de diferentes ONG que trabajan salvando vidas en la ruta migratoria hacia Europa más mortífera.
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La mayoría de la tripulación, jóvenes militantes del grupo xenófobo, desembarcaron en Malta y volvieron a sus respectivos países celebrando el “éxito” de su misión. Han pasado todo el verano dando vueltas por el Mediterráneo, hostigando a las ONG en la zona de rescate (SAR) de las aguas libias e interfiriendo en las señales de radio de los barcos de rescate, a los que pedían que cesaran en sus labores porque colaboraban con el tráfico ilegal de personas.
The crew has returned to their families & friends.
— Defend Europe (@DefendEuropeID) 29 de agosto de 2017
We are preparing a comprehensive documentary of the 1. mission and plan the future of DE. pic.twitter.com/7jzjwAqJw0
Sin embargo, el barco no se quedó vacío. La tripulación que operaba la nave, compuesta de ocho personas originarias de Sri Lanka, se encuentra actualmente en el puerto de Barcelona, abandonada, sin haber recibido sus salarios y sobreviviendo de la ayuda de una organización católica llamada Stella Maris Apostolado del Mar. El armador del barco, la empresa Maritime Global Service, con sede en Cardiff y dirigida por el sueco Sven Tomas Egerstrom, apenas da señales de vida y asegura que no puede hacer frente a los pagos, según relataron los tripulantes a esta organización. Generación Identitaria contrató los servicios de este armador en junio, después de recaudar mediante donaciones por internet más de 100.000 euros para su aventura xenófoba. Tras varios retrasos por problemas de documentación, el C-Star zarpó de Yibuti con bandera de Mongolia con el firme objetivo de bloquear la "inmigración masiva que está cambiando la faz de nuestro continente", aseguraban los ultras.
Rechazados en todos los puertos
El corte racista de esta iniciativa financiada por los neonazis no ha facilitado el acceso del barco a muchos puertos. De hecho, tras abandonar la zona de rescate de las aguas libias, Malta les prohibió atracar en sus puertos. Los miembros de la organización ultra desembarcaron allí, mientras que la tripulación buscaba un puerto que les dejara atracar y abastecerse de víveres. Francia también cerró sus puertos al barco, ya sin neonazis a bordo, y la nave pasó varios días fondeada cerca de Malta.
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El 13 de septiembre, el C-Star puso rumbo a la costa catalana y pidió permiso para atracar en el puerto de Palamós (Girona). Sin embargo, el Govern prohibió su entrada en cualquier puerto de la Generalitat por carecer de la documentación necesaria y también por motivos políticos. "Las acciones de este barco chocan frontalmente con la política de Derechos Humanos de la Generalitat", aseguró el departamento de Infraestructuras y Movilidad catalán, que añadía que sólo se le permitiría la entrada en caso de emergencia.
"Tenían un cuadro de afectación psicológica por ansiedad y estrés debido a su situación", dice Cruz Roja
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Sin haber cobrado, sin combustible para seguir navegando, con el armador desaparecido y sin agua ni comida, los ocho tripulantes pasaron diez días fondeados frente a Palamós. Tuvieron que ser atendidos por efectivos de Cruz Roja, que les acercaron alimentos frescos y medicinas y les proporcionaron asistencia sanitaria. “Tenían un cuadro de afectación psicológica por ansiedad y estrés debido a su situación”, explica Óscar Velasco, responsable de comunicación de Cruz Roja en Barcelona, que considera que estas ocho personas han sido "doblemente perjudicadas", al no haber cobrado por su trabajo y al habérsele denegado atracar por formar parte de una iniciativa xenófoba.
Finalmente, dada la situación de “penuria y riesgo”, se le permitió el acceso al puerto de Barcelona, explica el Apostolado del Mar. Allí llevan casi dos meses sobreviviendo gracias a su ayuda. “Les veo casi todos los días, les proporcionamos alimentos una vez a la semana y vienen mucho por nuestro local para socializar y salir del barco”, asegura Ricardo Rodríguez, miembro de esta organización internacional de la Iglesia que “asiste a la gente de mar en cualquier necesidad que puedan tener al llegar a un puerto”. Gracias a ellos, los ocho tripulantes han podido comunicarse con sus familias.
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“Ahora están ya bien de salud y están a la espera de que el armador consiga dinero para pagarles. Seguramente, el barco acabará embargado y subastado para que los tripulantes cobren y sean repatriados, pero eso puede tardar varios meses. Ellos ya están concienciados y lo asumen con paciencia”, apunta Rodríguez, que no entra a valorar la misión del barco. “Estas ocho personas se dedicaban a tareas náuticas. Ni siquiera saben explicar muy bien a qué se dedicaba el barco y lo que hay detrás de esta historia son ocho familias que no han ingresado dinero tras meses de trabajo”, lamenta.
La organización Generación Identitaria, al conocerse el trágico desenlace de la tripulación, ha emitido un comunicado en varios idiomas en el que califica de fake news (noticia falsa) que hayan abandonado a los tripulantes. Afirman que su contrato con la empresa armadora terminó en agosto y que la situación actual se debe al “boicot y a las calumnias” que las ONG y los “medios de izquierdas” han vertido contra el barco.