El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, no contempla por el momento abandonar su cargo, a pesar de la presión que han ejercido numerosas voces políticas de todos los frentes reclamando su cese.

Tampoco después de que Jenni Hermoso, la jugadora de la Selección a la que dio un beso sin consentimiento, rompiese su silencio y emitiese un comunicado a través de su sindicato, FUTPRO, un valiente gesto que dinamitó por completo la defensa del dirigente. 

En lugar de asumir las consecuencias, Rubiales pretende aferrarse al cargo usando como escudo la Asamblea Extraordinaria convocada para este viernes por la Junta Directiva de la RFEF, organismo que él mismo preside. 

Una ínfima representación de mujeres 

La Asamblea está compuesta por 140 miembros entre presidentes territoriales, clubes, jugadores profesionales, aficionados, árbitros y entrenadores. La inmensa mayoría son hombres, y casi todos están bajo la influencia del propio Rubiales, que dirige la Federación y controla gran parte de la Asamblea. El desequilibro en la toma de decisiones de este órgano, tanto en género como en tendencia, es enorme y de sobra conocido.

Solo el 5% de personas presentes en la pasada Asamblea eran mujeres: cuatro jugadoras no profesionales, una de fútbol sala y una árbitro. Es decir, teniendo además en cuenta la única mujer de los 12 miembros en la comisión delegada de la Asamblea (otro organismo de la RFEF), únicamente siete mujeres tendrán voz para decidir el futuro de Rubiales.

La Federación pretende que el debate central no sea el comportamiento del presidente. Los cuatro puntos del día previstos para la asamblea anticipan la voluntad de Rubiales de recalcar el crecimiento del fútbol femenino, limitándose a un "informe del Mundial Femenino 2023" y el "informe del nuevo plan estratégico del Fútbol Femenino".

La intención de Rubiales es hacer públicas nuevas disculpas más contundentes con las que calmar las voces políticas que exigen al Consejo Superior de Deportes (CDS) su destitución por vulnerar la Ley del Deporte.

Cabe recordar que el gesto de Rubiales a Hermoso constituye una infracción del protocolo de la institución deportiva. En él se especifican diferentes supuestos sobre contactos físicos sancionables en el ámbito del deporte, entre ellas, besar a la fuerza.

La posibilidad de su destitución mediante una moción de censura impulsada en el seno de la RFEF se dibuja prácticamente imposible, ya que el órgano está influenciado casi en su totalidad por Rubiales. Síntoma de ello es el silencio en el mundo del fútbol acerca del tema. Para poder presentar la moción de censura se necesita el apoyo de un tercio de la Asamblea, es decir, 46 votos. En el caso de su aprobación, requiere la mayoría de dos tercios -90 votos- para conllevar al cese de su cargo.

El único frente que puede plantar algo de contestación a Rubiales es el de los clubes profesionales de Primera y Segunda División. A la reunión están convocados el Athletic, Betis, Mallorca, Real Sociedad, Cádiz, Rayo, Villarreal, Elche, Osasuna, Barça y Getafe.

El presidente de éste último, Ángel Torres, ha sido el que más claro se ha pronunciado sobre el futuro de Rubiales, reclamando que el presidente "no puede seguir ni un minuto más". "Tiene tres denuncias, tenemos el Mundial a de 2030 con Portugal y no podemos tener a alguien que ha dado esta imagen", afirmó el presidente del Getafe.

Torres ya ha asegurado que la dimisión de Rubiales no será algo que decida la Asamblea, en la que augura como mucho "división" y a la que él mismo ha descartado asistir por su escasa trascendencia.

Más embrollos de Rubiales

El beso a la jugadora no es el único el único asunto espinoso que rodea al presidente de la Federación. Paralelo a esto, Rubiales está siendo investigado por supuestas irregularidades en la RFEF, relacionadas con un viaje a Nueva York financiado con dinero de la organización.

El CSD ya acumula denuncias  por este episodio

La primera denuncia ante el CSD contra el dirigente fue la del presidente de la Escuela Nacional de Entrenadores de Fútbol de España, Miguel Galán el pasado lunes. Tres días después, ya son varios los escritos que acumula el CSD por lo sucedido en Sídney. El último es el manifestado por la Asociación de Futbolistas Españoles, que reclama al organismo que actúe para aplicar la Ley del Deporte ante "esta conducta inaceptable". 

A la espera de lo que ocurra en la reunión del viernes, en la que no se auguran grandes cambios, la denuncia de varios sindicatos y colectivos ante Rubiales permite al CSD iniciar los trámites para elevar el caso ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), que podría dictaminar el cese y la inhabilitación de Rubiales.