Sucesos Investigan a un sacerdote de Vejer de la Frontera por la desaparición de cerca de 300.000 euros de su parroquia
El cura había denunciado a la Guardia Civil que venía siendo víctima de una extorsión por parte de alguien que le pedía dinero para evitar la repatriación de un chico guineano que el religioso había adoptado años atrás en Guinea.
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Cádiz,
La Guardia Civil investiga al sacerdote Antonio Casado, expárroco de la iglesia Divino Salvador en Vejer de la Frontera (Cádiz) por su supuesta relación con la desaparición de dinero de la parroquia y que había denunciado que sufría una extorsión, han indicado fuentes próximas a las diligencias.
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Según adelanta Diario de Cádiz, que cifra en unos 300.000 euros el dinero desaparecido, la investigación se inició después de que el párroco denunciara a la Guardia Civil que venía siendo víctima de una extorsión por parte de alguien que le pedía dinero para evitar la repatriación de un chico guineano que el religioso había adoptado años atrás.
La Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Cádiz investiga este caso en unas diligencias que han sido declaradas secretas por el juzgado.
El sacerdote renunció voluntariamente en agosto a su puesto en la parroquia del Divino Salvador, poco antes de que se cumpliera el plazo medio de seis años de permanencia, según ha señalado una portavoz de la Diócesis de Cádiz y Ceuta.
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"Causó mucho asombro que no estuviera en las fiestas patronales, en los días fundamentales de la parroquia", cuenta Antonio Muñoz, uno de los feligreses.
Ante la extrañeza de que el sacerdote se hubiera ido, varios feligreses acudieron a sus superiores: "Nos dijeron que se había marchado con una depresión profunda, que estaba internado y que era mejor no tener contacto con él, por eso desistimos de llamarle".
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A finales de octubre o principios de noviembre se enteraron de que el sacerdote estaba viviendo en una casa en el campo del vecino municipio de Conil de la Frontera y decidieron ir a visitarle.
Fue entonces cuando Antonio Casado les contó que había acudido a la Guardia Civil a contar la extorsión de la que estaba siendo víctima por parte de alguien que le amenazaba con la expatriación de su hijo de 18 años, que adoptó años atrás, con el permiso de sus superiores como es pertinente para el clero, durante una etapa de misionero que vivió en Guinea.