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¿Son las y los profesionales sanitarios extranjeros esenciales para el sostenimiento del sistema de salud español?

En medio de las protestas de las y los profesionales sanitarios en muchas Comunidades Autónomas, frente a la precarización de su trabajo y la falta de recursos humanos y económicos, surge una pregunta: ¿pueden ser las y los profesionales sanitarios migrantes parte de la solución para la situación actual?

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Médicos y personal sanitario del Hospital 12 de Octubre, durante una operación en los quirófanos pediátricos del centro. — Eduardo Parra / EUROPA PRESS

madrid, Actualizado:

En medio de las protestas de las y los profesionales sanitarios en muchas Comunidades Autónomas, frente a la precarización de su trabajo y la falta de recursos humanos y económicos, surge una pregunta: ¿pueden ser las y los profesionales sanitarios migrantes parte de la solución para la situación actual? Y de serlo, ¿qué cambios son necesarios para garantizar su inclusión justa en el mercado laboral y el sistema sanitario?

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En este contexto, un nuevo informe de Anesvad y la Fundación porCausa pone el foco en la movilidad laboral sanitaria, en concreto desde y en África. Una movilidad laboral marcada por desigualdades estructurales que ponen en cuestión el funcionamiento de los sistemas migratorios globales y el impacto negativo que tiene en la salud global y en concreto, en la escasez de profesionales sanitarios en regiones como la africana.

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La distribución global del personal sanitario como determinante de las desigualdades en salud

La Unión Europea cuenta con 43 doctoras y doctores y 99 profesionales de la enfermería por cada 10.000 habitantes y el ratio es de tan solo 3 y 18 para África subsahariana. Existe así, una escasez de personal sanitario en muchos países del Sur Global. Esta escasez de personal sanitario es determinante en la debilidad de sistemas sanitarios de países como Benín o Burkina Faso, que ocupan respectivamente el segundo y tercer lugar en escasez crítico de personal sanitario en África, de acuerdo a la definición de la OMS. En este ranking mundial, 32 de los 47 países corresponden a África subsahariana y el Sahel.

"A mí me gusta ser útil para el bienestar de los demás, ese es siempre mi ánimo. Me llevará a muchos lugares", explica Melánie, una de la profesionales

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Nadège Melánie es una de estas profesionales, originaria de Benín, estudió medicina en Cuba y ahora trabaja como médica en Burkina Faso con Médicos del Mundo. Melánie se considera "migrante permanente". Respecto a la situación del sistema sanitario de Burkina Faso cuenta que "hay menos recursos materiales y humanos. La higiene y las condiciones de los lugares no es la requerida. Los pacientes que están a una cierta distancia no pueden llegar a los centros sanitarios". El número de estos centros es limitado en el país e implica grandes desplazamientos para recibir la asistencia necesaria, esto se repite en otros países de la zona y es un gran condicionante en el acceso a servicios de salud básica. Melánie migró de Benín a Burkina porque creía que la situación era todavía peor en el país vecino que en su país de origen, y piensa seguir moviéndose, ya que considera la escasez de profesionales preparados clave para la debilidad de un sistema de salud funcional. "Mi deseo es enriquecer mi conocimiento y tener más experiencia de lo que se vive en muchos países, sobre todo de África (…) a regiones con inseguridad o con muchos problemas de salud. Porque a mí me gusta ser útil para el bienestar de los demás, ese es siempre mi ánimo. Me llevará a muchos lugares", explica.

Guideon es Jefe de Recursos Humanos en el sistema sanitario público del distrito de Kymia en Uganda. Cree que la población valora el trabajo de las y los profesionales sanitarios en el país pero no así el gobierno. "Estás trabajando en un sector en el que faltan muchos recursos humanos y hay muy poca gente especializada, así que te sientes motivado por la comunidad y el respeto que ofrecen a los esfuerzos que hacemos", explica. Los retos para el sector sanitario en Uganda son muchos pero Guideon piensa que "el gran reto es la gestión que hacen aquellos que manejan los recursos, no invierten suficiente en atraer mano de obra sanitaria ni en mejorar el sector (...) Los sueldos son muy bajos", concluye Guideon.

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Las y los profesionales de estos países muchas veces migran para formarse en el extranjero

Además de la precariedad de los puestos de trabajo tampoco es fácil acceder a estudios especializados en salud por la escasa oferta formativa y lo costosa que puede llegar a ser en algunos países africanos. Las y los profesionales de estos países muchas veces migran para formarse en el extranjero. Al acabar sus estudios no todos vuelven y muchos se quedan en los países a los que han migrado. Esther es enfermera y comadrona en el sistema sanitario público y en el Centro Médico privado sin ánimo de lucro Paul & Martha, también en Kimya, Uganda, como Gideon. Esther explica que en su experiencia la dificultad de acceso a estudios especializados es clave, "estudiar una carrera sanitaria en Uganda es muy caro, cuesta al menos un millón de chelines el semestre", dice. Por otro lado, la falta de infraestructuras e inversión implica que "muchas comunidades locales pobres no disponen de escuelas especializadas ni capacitadas para formar a sanitarios. El 80% de ugandeses no tendrán posibilidad de formarse en eso. Es un gran problema. Además, las becas son muy limitadas, no se destinan suficiente a la formación en este aspecto", lamenta Guideon. Ni Esther, ni Guideon descartan migrar en un futuro. Mientras, los sistemas de salud de los países enriquecidos aprovechan estos recursos humanos, personas cualificadas en el ámbito de la salud, para nutrir sus sistemas sanitarios.

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Un sector marcado por la escasez de recursos humanos y económicos

La escasez de recursos humanos no es exclusiva del continente africano, en Europa y otros lugares existe también, aunque se suple en parte con talento extranjero. En Australia, Noruega, Suecia, Reino Unido o EEUU más de un 25% del personal médico ha sido formado en el extranjero. En Francia o Alemania este porcentaje ronda el 12% y el número de profesionales de la medicina formados fuera del país se ha duplicado desde el año 2000 al 2019. Esta propensión no es casual y se debe a varios factores. Las tendencias demográficas –tasas crecientes de dependencia y escasez laboral en los países más prósperos– y la composición de la carga de la enfermedad y sus efectos en los cuidados sanitarios a domicilio, son dos de las claves en esta evolución. También hay que tener en cuenta que el envejecimiento de la población en los países más ricos también afecta a la formación de nuevos profesionales de este sector. De acuerdo con la OMS, un tercio de todos los doctores y doctoras que ejercen en los países de la OCDE tenían en 2014 más de 55 años.

En Australia, Noruega, Suecia, Reino Unido o EEUU más de un 25% del personal médico ha sido formado en el extranjero

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En España, la falta de profesionales en el ámbito sanitario es una realidad y las perspectivas no son buenas, ya que según la OMS en 2030 faltarán más de 85.000 profesionales de la enfermería y 30.000 de medicina. Ya en 2019, España fue el principal destino UE de profesionales de la medicina extranjeros con más de 6.000, la mayor parte procedentes de América Latina. Al mismo tiempo, España también exporta trabajadores y trabajadoras. En 2019, 362 doctores y doctoras formadas en España migraron a los países de la OCDE de los que se dispone de información. En el caso de la enfermería este número fue de 2.578, la mayoría de ellas, el 82%, con destino Reino Unido.

En 2030, en España faltarán más de 85.000 profesionales de la enfermería y 30.000 de medicina, según la OMS

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Los y las migrantes sanitarias que llegan a la Unión Europea proceden mayoritariamente de la propia Europa, tanto para la medicina como para la enfermería, un 30% y un 60%, respectivamente. Para la especialidad de medicina, le sigue América Latina con un 28% y los países del Mediterráneo oriental, un 16%. De África subsahariana proceden en torno al 6% de los flujos migratorios de profesionales de la medicina. Los beneficios de la movilidad humana para reforzar los sistemas de salud, tanto en origen como en destino son muchos, pero en la actualidad esta circularidad del talento está marcada por la desigualdad entre regiones y plantea dilemas importantes. Concretamente por el alto impacto que tiene la escasez de personal sanitario en los sistemas de salud del Sur Global.

Migrar: una cuestión de oportunidad marcado por la desigualdad

Louise Lalu es doctora especializada en medicina general y es originaria de República Democrática del Congo. Estudió medicina en la capital del país y viajó a Madrid en 2004, gracias a una beca del Ministerio de Asuntos Exteriores para asistir a un seminario sobre enfermedades olvidadas. "Sin la beca del Ministerio, ¿cuándo iba a venir yo a Europa?. Puede ser que no hubiera venido nunca o solo a pasear si tuviera los medios. Salir de nuestro país y entrar en Europa no es un proceso fácil, es una salida para los políticos y para la gente que tiene dinero", explica Lalu.

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La experiencia de Lalu pone de manifiesto una realidad: la desigualdad rige los movimientos migratorios en todo el mundo. La mayoría de estos movimientos tiene raíces económicas y no únicamente humanitarias, de los 281 millones de migrantes que se calcula hay en el mundo, solamente 21 millones tienen la consideración de refugiados. La realidad es que el aumento de los desplazamientos humanos en las últimas décadas está ligado inevitablemente al aumento de las desigualdades entre los países del Norte y el Sur.

Jacinta Obiang es médica general, originaria de Guinea Ecuatorial. Actualmente trabaja en Guinea como pediatra, en concreto en la atención de niños con VIH. Obiang estudió medicina en la Universidad de Valladolid, con una beca de Cooperación española. A pesar de contar con la beca valora su proceso migratorio como difícil y largo. En general, "obtener un visado es muy complicado, te dan determinados requisitos, que aún reuniéndolos, te vuelven a presentar otros no presentes inicialmente, lo que hace eterno la concesión de uno", cuenta. El proceso migratorio como vemos no es fácil, incluso cuando cuentas apoyos institucionales o vías reguladas administrativamente desde el país de destino. Pero si el proceso no es fácil, la llegada y la vida en destino en muchas ocasiones tampoco lo es. A los escollos administrativos hay que sumarle la discriminación y la dificultad de acceso a servicios básicos. Lalu recuerda que "el primer día te vistes, estás en uniforme como todo el mundo, saludas "buenos días" y la gente te mira de la cabeza a los pies y no te contesta ¿Sabes lo que significa esto? me sentí frustrada. Tenía ganas de salir corriendo, pero dije, "no". He aguantado tanto en mi vida, no por unos saludos me voy a volver atrás". Lalu afirma que a pesar de todo y una vez que aprobó el MIR (exámen para Médico Interno Residente), no tuvo problemas para encontrar trabajo en España. La demanda de profesionales como ella existía y existe.

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Una de las claves reside en propiciar el desarrollo de un modelo migratorio que tenga sentido y no dé la espalda a la realidad social y económica mundial. Un sistema migratorio que no deje fuera o en la desprotección a tantas y tantos profesionales y que reconozca a las migraciones como lo que son: un motor de riqueza y prosperidad, para las sociedades de origen y para las de destino. El sector sanitario en concreto es prueba de todas estas posibilidades, siendo un pilar fundamental del bienestar y el desarrollo de cualquier sociedad. Obiang no piensa en irse de Guinea, "por ahora estoy y me quedo en Guinea; pero, a veces, la decisión de migrar depende de las circunstancias del momento y que la única opción que tienes para tu supervivencia y la de tus hijos familiares, es la migración y para eso el futuro lo dirá", sentencia.

Las entrevistas incluidas en este reportaje han sido realizadas por Emilia García Morales, Ana Rojas y Patricia Macías.

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