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Sistema sanitario Guardias médicas en un sistema de salud colapsado

Mal o poco pagadas, estrés físico y cansancio mental, ausencia de tributación específica o el ‘complemento’ ante la precariedad laboral. Estas son las respuestas más comunes cuando se habla con el personal facultativo sobre el sistema de guardias en nuestro país. Un resultado que tiene como raíz la desatención y los recortes en la atención primaria.

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Varios médicos en un quirófano/EFE

madrid,

La tensión se respira por momentos, las ambulancias llegan con personas enfermas, otros piden ser atendidos tras llevar horas en la sala de espera, familiares preguntan cuándo sus seres queridos serán trasladados a planta… y entre toda esa presión, a veces, a vida o muerte del paciente, el personal médico tiene que tomar decisiones en frío tras jornadas superiores a las 20 horas. Así son las guardias en los hospitales españoles. “Son un tremendo esfuerzo poco reconocido”, señala Vicente Matas. Sabe de lo que habla. Es médico de Granada y miembro del Sindicato Médico de la misma ciudad. Vive y conoce por dentro el sistema y se encarga de divulgar la otra cara de las guardias médicas de las que menos se habla.

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La guardia como tabla de salvación en la precariedad laboral

Las guardias siempre han sido obligatorias para los médicos y facultativos en hospitales y centros de salud. “Esta obligatoriedad es la que hace que en lugar de hacerlo a unos precios superiores a la ordinaria se abone a unos precios más bajos. Hace un tiempo la guardia era una expectativa de trabajo, no era lo intensa que son ahora. Es trabajo a destajo”, comenta Matas.

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Justo en estas últimas semanas, este médico ha trabajado codo con codo con los MIR (Médico Interno Residente) en unas jornadas de huelga, víctimas también de este sistema, no solo los facultativos de plantilla. Las guardias siempre son los horarios más penosos, de tarde o noche, en festivos, en sábados o domingos. “A todo esto se añade una plantilla más escasa, con una parte de profesionales mayores que pueden pedir quedarse exentos de guardias. También se ven perjudicados los residentes, que tiene menos opciones a estar bien tutelados”, apunta como otra de las consecuencias.

El problema de la atención primaria

Se parte de unas plantillas con escasa renovación e inferiores a las demandas. A ello se suma que “en atención primaria se trabaja al borde y al límite porque los cupos son muy altos y las consultas acaban masificadas. Hay demoras, y hay ciudadanos que en lugar de que su médico lo vea al día siguiente, no pueden hacerlo hasta dentro de varios días o una semana. Eso hace que se vayan a urgencias”, concluye Matas, como uno de los efectos del colapso del sistema. La situación empeora en fechas clave como Navidad o cuando no hay suficientes sustitutos, porque “los médicos de España se van a Francia, Alemania o Finlandia porque aquí lo que le ofrecen son contratos de semanas, días o sueldos más bajos que fuera”.

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Trabajo mal pagado y sin reconocimiento fiscal

A partir de la crisis económica, Matas comenta que en el caso de Andalucía el importe que se pagaba de 17 euros se redujo bastante. Comenta que la media en España está entorno a los 22 euros o 24 euros cuando son festivos, siendo una de las comunidades mejor valoradas Murcia.

También apunta otros asuntos graves como el hecho de que no cotice y que no sirva para prestaciones, como la de desempleo. “Se trabajan 24 horas y se cotizan como si fueran ocho. Un médico que esté 30 años haciendo guardia y que esas horas quedan fuera del cómputo, imaginad lo que supone. Con todo ello está el IRPF de forma que lo percibido, al final, no son ni 22 euros, sino que se queda en unos 15 u 11 euros limpios.

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"Lo percibido, al final, no son ni 22 euros, sino que se queda en unos 15 u 11 euros limpios.

“Se puede dar la paradoja de que algunos compañeros o compañeras se ven obligados a contratar a una persona para cuidar de sus hijos en esas guardias, y salirle más caro la cuidadora que lo que se le paga por guardia”, comenta Matas como situaciones reales que les transmiten. Matas también pone sobre la mesa que sería justo contabilizar este tiempo de trabajo, de alguna forma, a efectos de la futura jubilación y otras prestaciones, “sobre todo para los contratados a tiempo parcial, por horas o días, y que mediante las guardias realizan una jornada mensual muy superior al 100%”.

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Jornadas estresantes

“Es un trabajo muy estresante porque se desarrolla en horarios muy penosos, que son las noches y festivos, además con situaciones que generan un estrés adicional, como enfrentamiento de familiares. Hay una cierta sensación de inseguridad de si hacen o no las cosas bien”, comenta Matas. Menciona también cómo los y las residentes asumen esta responsabilidad de forma progresiva, pero que en los primeros años suelen pasarlo mal.

Todo ello sin olvidar los recortes que se han producido en los últimos años en toda la sanidad pública española, “cuando nos dijeron que no habría recortes en sanidad, y no se están recuperando. Estamos por debajo en inversión y muy por debajo de lo que se invertía en el año 2009”.

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Las voces de las guardias médicas

Son dos doctoras. Una de ellas abandonó el sistema de guardias. Otra, sigue en ello. Las dos dieron a conocer sus casos en un post en sus blogs, que usaron como vía para que sus voces fueran escuchadas. Tiempo después de aquellas demandas, estas dos médicas comentan sus experiencias en este sistema.

"Esa medicina no es medicina de calidad sino medicina de supervivencia"

“Me llamo Mónica Lalanda y estuve ocho años con un contrato de guardia en urgencias de un hospital de Castilla y León. Los últimos años era rara la guardia en la que una podía echarse una hora. Encontrar quince minutos para comer algo podía incluso ser complicado.

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Sales destrozada físicamente, como si te hubieran pegado, con ganas de vomitar, dolores en todos los músculos y una sensación de ligera desorientación. Los ojos pesados, la boca seca, las piernas como sacos llenos de arena, dolor de cabeza y el estómago revuelto. Tardas unas 24h en volver a tu ser.

Al amanecer es frecuente que lleguen pacientes muy graves, en fallo cardiaco o en parada y ahí ya trabajas solo a medio gas y a un cuarto de neurona. Tienes responsabilidad sobre muchos pacientes simultáneamente, los tuyos y los de tus residentes, a los que tienes que supervisar. Además hay pacientes en las salas de observación de los servicios de urgencias que, a veces, están igual de graves que los de UCI y tienes que estar también vigilando. La carga física y emocional es inhumana.

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"Tienes responsabilidad sobre muchos pacientes simultáneamente, los tuyos y los de tus residentes, a los que tienes que supervisar"

Te das cuenta además de que no puedes atender a todos los pacientes bien, ya no en lo meramente médico sino en lo personal, en lo humano. No puedes dar la información de la manera pausada y compasiva que quisieras, porque tienes que salir corriendo a apagar los muchos fuegos que dependen de ti. En urgencias hay que tomar a veces decisiones difíciles de la mano de las familias. Al final tomas la vía de en medio y tiendes a tomar la decisión que te lleve menos tiempo, en vez de la mejor para el paciente. Por ejemplo, te es más rápido pedir pruebas que explicarle al paciente demandante el porqué no las necesita. También se afecta la docencia que deberías hacer con los médicos residentes, te falta la fuerza, la paciencia y sobre todo el tiempo para participar en su formación, para sentarte y explicarles cosas.

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Casi en cada guardia, cuando me marchaba, pensaba en no volver. Pero seguía aceptándolo, como todo el mundo, porque la hipoteca no se paga sola y en tu casa se suele comer a diario. Intentas encontrar un equilibrio mental difícil cuando lo que quieres es salir corriendo. Esa medicina no es medicina de calidad sino medicina de supervivencia.

La razón principal por la que existe este formato de trabajo esclavista y peligroso es precisamente económico, pura y exclusivamente. Nadie en su sano juicio elegiría trabajar en turnos que te destrozan física y mentalmente si no fuera por el dinero y porque no existen otras opciones. Yo tenía un contrato solo para hacer guardias, como muchos otros compañeros; pero la mayoría hacen sus horas regulares y además las guardias. El salario medio de un médico sin las guardias se queda en alrededor de los 1500€, y menos para los médicos residentes, literalmente mileuristas. Son las guardias las que hacen que el médico reciba un salario más acorde con la larguísima e intensa formación que tiene y, sobre todo, de la responsabilidad que conlleva nuestro trabajo.

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Con la crisis disminuyó drásticamente el número de médicos y, en particular, de residentes. Entre el 2008 y el 2012 compartíamos las guardias con muchos residentes y el volumen de trabajo era por tanto menor, aunque conlleva más supervisión. Todos podíamos descansar un rato, residentes y adjuntos. Pero después disminuyó no solo el número de residentes de medicina de familia (se redujo a un tercio) sino el número de guardias de cualquier residente en el hospital (una forma de ahorro). Estas reducciones nos dejaban a veces casi con la mitad de médicos presentes en el hospital durante una guardia.

Paré ante la perspectiva de un verano sin descanso, con hasta tres guardias a la semana en una ciudad turística donde el volumen de pacientes se multiplica y los medios se reducen. Llegué al límite de lo que podía ser seguro para mantener mi salud mental y física y, sobre todo, porque sabía que cometería errores ineludibles, de los que llevan nombres y apellidos. El cansancio extremo de los médicos no aparece nunca como causa de muerte en los certificados de defunción de los pacientes, pero que nadie dude por un momento que esta es una realidad muy bien guardada”.

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“Lo raro es cuando un día el sistema no está colapsado”

“Me llamo Lorena Bembibre. Soy médico de familia pero siempre me he dedicado a las urgencias hospitalarias. Aquello es una especie de sistema de drenaje, la última puerta para que te atiendan al momento. Lo raro es cuando un día el sistema no está colapsado, cuando los pasillos no estén a tope, o pacientes sin cama. El sistema se colapsa porque en atención primaria no dan abasto y porque los partidos políticos no se toman en serio la sanidad, nadie cuenta la verdad ni le pone el cascabel al gato, viven pensando en mañana y pasado ya se verá.

"Lo raro es cuando un día el sistema no está colapsado, cuando los pasillos no estén a tope, o pacientes sin cama"

Creo en la sanidad universal y que el copago no es la solución, pero quizás también hace falta más pedagogía entre los usuarios de la sanidad. La situación ahora también es límite porque no hay médicos para cubrir en verano y eso tampoco se dice. El problema es que en los servicios de urgencias trabajas a demanda, porque no sabes cuántos pacientes van a llegar. Se establecen unos turnos de trabajo para que durante el día estén X médicos, y por la noche, otros X. Eso suele ser insuficiente y claro, no puedes llamar a nadie y decirle ‘estamos desbordados, vente aquí’. Es cierto que a partir de los 55 años podemos pedir exención de guardia si las necesidades del servicio lo permiten. Tengo compañeros de otro servicio, no del mío, que lo han pedido y que no se lo han dado porque no hay gente suficiente para cubrir las guardias.

La gente exige sus derechos y es complicado encontrar el equilibrio entre respetar los derechos del paciente y del profesional. Te sorprendería la de casos no urgentes que vienen por las noches. A las 3 de la mañana no llega gente que se muere sino que se torció el tobillo ayer por la tarde, y no se espera a que abra a las 7 el centro de salud. Esto produce una sobrecarga de quien no debe estar en urgencia. Y, a veces, tenemos que escuchar mientras trabajamos que se nos critique como funcionarios o mensajes de que nos van a echar a todos. Cuando además no somos funcionarios sino estatutarios y cuando, además, muchos de mis compañeros tienen trabajos temporales y peores pagados que en las empresas privadas.


Creo, como solución, que se podría plantear menos horas seguidas, en vez de 24 horas. En Galicia, desde hace unos años, se consiguió un pacto especial sobre las urgencias y no se contemplan las guardias como tal, sino turnos de 7 horas o de 12 horas. Al final como somos pocos, y las plantillas se quedan muy cortas, para cubrir todos los fines de semanas del mes tienes que hacer 24 horas para que todos podamos tener un fin de semana completo al menos libre, porque sino tendríamos que trabajar todos los fines de semana.

Todo eso se podría evitar con un aumento de personal, que también solucionaría el problema de la atención primaria. ¿Cómo resistimos? Es sorprendente la capacidad del cuerpo humano. Hay momentos donde estás agotada, pero te sientas en un sillón, cierras los ojos cinco minutos, llega la ambulancia y la adrenalina hace que te pongas a cien. Eso no quita que cuando sales que te da el bajón. A mi se me parte el alma de ver a personas enfermas por los pasillos, esperando. Me avergüenzo, la primera, de que tengan que pasar por eso”.

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