madrid
Actualizado:La movilidad urbana representa hoy en día uno de los principales retos de las ciudades. No sólo por la considerable congestión de vehículos que paralizan cada día el centro urbano y las principales vías de entrada a la ciudad —en carreteras de Barcelona y de Madrid se pierden de media 23 y 18 horas al año en atascos, respectivamente—, sino, sobre todo, porque la mala calidad del aire se ha convertido en un problema de salud pública de primer orden. Según la Agencia Internacional de la Energía, alrededor de 6,5 millones de personas muere cada año en el mundo a causa de la contaminación, y casi la mitad, 3 millones, lo hace como consecuencia directa de la polución derivada de las grandes ciudades.
Por si fuera poco, el transporte se ha revelado también como uno de los sectores que más está contribuyendo al calentamiento global. El último informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente el pasado junio puso el acento sobre el enorme problema que supone el tráfico rodado para el logro de los objetivos de reducción de emisiones en el conjunto de la Unión Europea y advertía de que “una mejoría en la eficiencia de combustible no ha sido suficiente para contrarrestar los efectos de una creciente demanda de transporte”.
Ante este panorama, son muchos los ayuntamientos y gobiernos locales que están llevando a cabo importantes iniciativas para reducir el tráfico de sus ciudades, contrarrestar los efectos negativos de la contaminación o favorecer una movilidad de emisiones cero, con políticas que han sido reconocidas y premiadas por organizaciones internacionales.
Coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad, que se celebra cada año del 16 al 22 de septiembre, recogemos algunas de las ciudades en el mundo que se han convertido en un ejemplo para una movilidad urbana sostenible.
Ciudad de México
Pese a que Ciudad de México aparece en el Tom Tom Traffic Index como la ciudad con los peores atascos del mundo –sus habitantes pasan de media unos 59 minutos en congestiones de tráfico todos los días- y de que en 1992 fue calificada por Naciones Unidas como la urbe más contaminada del planeta, una serie de medidas adoptadas en los últimos años le han hecho ganarse el reconocimiento internacional. A raíz de la puesta en marcha de una serie de planes denominados ProAire, la ciudad consiguió reducir considerablemente sus niveles de contaminación y de emisiones de CO2 mediante el cierre de fábricas, la prohibición de usar coches un día por semana dentro del área metropolitana, la puesta en marcha de autobuses de tránsito rápido o la peatonalización de algunas calles del centro. Por estos planes, la ciudad ganó en 2013 el premio de Calidad de Aire de los C40 Cities (una iniciativa de más de 90 ayuntamientos de grandes ciudades para promover políticas medioambientales). El año pasado, además, Ciudad de México se comprometió, junto a París y a Atenas, a prohibir la circulación de vehículos diésel en la ciudad a partir de 2025.
Amsterdam
Amsterdam es, desde hace años, un referente del ciclismo urbano a nivel mundial (cerca del 60% de los desplazamientos en la ciudad se hacen en bicicleta y dispone de 400 kilómetros de carriles exclusivos para ciclistas), pero también de movilidad eléctrica, con taxis, autobuses y camiones eléctricos. La ciudad, que persigue el objetivo de convertirse en 2025 en la primera urbe europea libre de emisiones, planea asimismo tener hasta 4.000 puntos de recarga eléctrica para vehículos particulares no contaminantes el año que viene. Aunque la falta de innovación en su sistema ciclista le ha hecho perder posiciones en los últimos años, la ciudad ha ocupado siempre los primeros puestos en el ranking de las 20 mejores ciudades del mundo para circular en bicicleta, según la consultora danesa Copenhagenize.
Río de Janeiro
Río de Janeiro es asimismo otra de las ciudades con los peores atascos de Suramérica, pero sus inversiones en transporte público a raíz de la celebración del Mundial de Fútbol en 2014 y de los Juegos Olímpicos en 2016, le han valido el reconocimiento de los expertos en la materia. La ciudad ha sido premiada sobre todo por su Centro de Operaciones, un sistema de movilidad inteligente que recoge datos de tráfico por toda la ciudad para descongestionar las calles. Además, Río ha implementado un sistema de autobuses de tránsito rápido que da servicio a 9 millones de usuarios al mes, así como un teleférico que conecta el centro de la ciudad con las favelas, generalmente sin servicios públicos de transporte.
Londres
Londres fue asimismo una de las ciudades premiadas por la iniciativa C40 Cities en 2014 por sus planes para mejorar la calidad del aire. La urbe ha puesto en marcha un proyecto para que el 100% de la flota de taxis que recorren el centro de la ciudad y el 75% de los que circulan por los alrededores sean vehículos de emisiones cero a partir de 2018. La urbe, donde el transporte supone el 60% de las emisiones contaminantes, ha retirado ya más de 3.000 taxis antiguos.
Shenzen
La ciudad china de Shenzen introdujo a partir de 2013 una flota de 6.000 vehículos eléctricos, convirtiéndose en la mayor flota de coches no contaminantes en funcionamiento del mundo. El proyecto pretende introducir 35.000 vehículos más en los próximos años que le permita conseguir un sistema de emisiones cero a largo plazo. El resultado es que, entre 2009 y 2013, la ciudad ha logrado reducir drásticamente sus emisiones de CO2, convirtiéndose en una de las urbes con mejor calidad del aire de China, según la Agencia de Medio Ambiente del país asiático. Por este plan, Shenzen fue galardonada en 2014 con el premio al Transporte Urbano de la iniciativa 40 Cities.
Bogotá
La iniciativa de la ciudad colombiana que le ha hecho ganarse el reconocimiento mundial ha sido el proyecto TransMilenio + E-Taxis, que pretende mejorar la infraestructura de transporte público en la urbe, en rápido crecimiento poblacional. Bogotá ha incorporado un sistema de transporte rápido de autobuses que da servicio a 1,5 millones de usuarios al día en una red de 87 kilómetros. Asimismo, se han introducido autobuses eléctricos e híbridos y taxis eléctricos como parte de un proyecto piloto que busca reducir las emisiones de CO2 de la ciudad en un 70%.
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