Abusos a menores Un sacerdote jesuita de un colegio de Gijón es condenado a más de siete años de cárcel por abuso sexual a una alumna
El condenado reconoce haber mantenido relaciones sexuales con la menor, quien padece un transtorno ansioso-depresivo desde entonces.
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madrid, Actualizado:
La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Oviedo con sede en Gijón ha condenado a siete años y tres meses de cárcel a un sacerdote jesuita del colegio de la congregación en Gijón como autor responsable de un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento. A consecuencia de estos hechos, la víctima sufre un trastorno de tipo ansioso-depresivo, encontrándose en la actualidad a tratamiento.
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El acusado reconoció en el juicio que había mantenido relaciones sexuales con la víctima, pero solo desde que esta cumplió los 16 años; "posiblemente pensando que esto pudiera favorecerle penalmente", dice la sentencia.
También hace hincapié el fallo judicial en que este había dejado escrito en sus cartas, fechadas en julio de 2012, estas relaciones, con frases como: "desde febrero esto estaba herido de muerte. Y sin embargo me acosté contigo"; o "No hay historia de amor en el mundo más bonita que la nuestra".
"No hay historia de amor más bonita que la nuestra", le escribía a la víctima en cartas en las que romantizaba el abuso
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La sentencia habla de "superioridad manifiesta" por la diferencia de edad que media entre ambos (24 años), con la consiguiente desigualdad de madurez y bagaje vital de uno y otra; de la posición que cada uno ocupaba en el centro escolar donde se entabló y desarrolló esa relación; y de la temprana edad de la menor, 13 años, en la que comenzó a realizar actos de contenido sexual con ella.
Los episodios sexuales comenzaron cuando la niña tenía 13 años
De acuerdo al fallo judicial, el sacerdote y profesor, en el curso escolar 2006/2007, cuando contaba 36 años, conoció a la alumna de primero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), de 12 años. En ese curso se convirtió en su tutor, ya que la niña estaba atravesando un momento difícil por el divorcio de sus padres.
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En el curso 2008-2009, estando ella en tercero de la ESO, el jesuita fue destinado a México y antes de marcharse (en septiembre de 2008), a modo de despedida y aprovechando la inmadurez emocional y situación de ascendencia creada sobre ella, abusó de ella, besándola. A su vuelta mantuvo encuentros con ella de carácter sexual hasta que, en febrero de 2012, estando la menor en Segundo de Bachillerato, ésta intentó cortar todo tipo de encuentro con él.