El Pirineo catalán se moviliza para evitar la gentrificación rural limitando las viviendas turísticas y los alquileres
La plataforma Pirineu Viu y entidades como el Sindicat de Llogateres convocan una manifestación el 6 de diciembre en la Seu d'Urgell, coincidiendo con el inicio del puente festivo, para denunciar situaciones como que el 60% de los pisos de la zona sean segundas residencias.
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barcelona,
En el Hospital Comarcal de Vielha, la capital de la Val d'Aran, no encuentran un especialista médico en diálisis porque el alquiler de un piso de 60 metros cuadrados puede superar los 2.000 euros al mes. Este ejemplo sirve para calibrar la situación a la que se enfrenta el mercado de la vivienda en las comarcas del Pirineo catalán.
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Más allá de la constatación de la escalada de precios en Barcelona y su área metropolitana, que derivó en una gran movilización hace unos días en la capital catalana, existen otras realidades, en las que el incremento desorbitado de los alquileres también expulsa a los habitantes de su sitio de residencia.
En este escenario, la plataforma Pirineu Viu, junto a otras entidades en defensa de los inquilinos, como el Sindicat de Llogateres, han decidido salir a la calle el próximo 6 de diciembre en la Seu d'Urgell, coincidiendo con el inicio del Puente de la Purísima, para denunciar la situación. "Decimos basta", proclama Bernat Lavaquiol, uno de los portavoces de la entidad. Así, recuerda que el turismo supone más de un 70% de la actividad en este territorio y en ese contexto las viviendas turísticas representan el 74% del total. "Son pisos que no se habitan más de 10 días al año de media, mientras en el Pirineo resulta imposible encontrar una casa para alquilar".
Lavaquiol alude a los trabajadores andorranos que se ven forzados a ir a vivir a la Seu d'Urgell, lo que implica trasladar la problemática a la capital del Alt Urgell, tensando allí aún más el mercado inmobiliario. "Estamos sufriendo un desplazamiento de los habitantes del Pirineo hacia otras zonas, en un episodio de gentrificación rural y verde, que se demuestra con la fuga de los vecinos de la comarca de la Cerdanya hacia la del Berguedà".
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El portavoz de Pirineu Viu plantea que una de las derivadas del negocio de las pistas de esquí es la especulación inmobiliaria. "Todas las pistas, excepto Baqueira Beret y Masella son públicas, por lo que la rentabilidad se obtiene de servicios complementarios como el turismo, la hostelería o la vivienda". Para hacer frente a esta espiral, Lavaquiol señala la necesidad de diversificar sus actividades económicas, eliminar o reducir las licencias de pisos turísticos y controlar los precios de los alquileres.
Monocultivo turístico
Tras la movilización histórica para pedir la bajada de los alquileres celebrada en Barcelona, ahora las entidades del Pirineo llaman a la movilización convocada por 40 colectivos pirenaicos bajo el lema 'Por un Pirineo Vivo: vivienda digna'. Núria Ferrando, otra de las portavoces de Pirineu Viu, denuncia que "en el Pirineo hay una cama turística por cada habitante" y además considera "inaceptable que un 60% de la vivienda sea de segundas residencias".
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Ferrando expone que la situación en el Pirineo catalán y Andorra "está al límite" y que llaman a una movilización masiva "para bajar el precio de los alquileres y poder seguir viviendo en nuestros pueblos".
Por su parte, Enric Aragonès, portavoz del Sindicat de Llogateres, afirma que el problema de "el aumento desorbitado del precio de la vivienda no sólo afecta a las grandes ciudades, sino que también se vive de lleno en el mundo rural" y que por eso es necesario que "personas de todo el país desbordemos la manifestación del día 6 de diciembre en la Seu d'Urgell".
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Por su parte, Eva Vilaseca, de la Assemblea Catalana per la Transició Ecosocial, califica el monocultivo turístico, que representa el 70% de la economía del Pirineo, como un modelo "obsoleto" que "pone en peligro el futuro del territorio y el planeta". Vilaseca añade que este modelo "degrada el territorio, consume recursos esenciales como el agua y es incompatible con la realidad climática actual".
Incremento de la población
Las comarcas del Pirineo son las que porcentualmente registran las cifras más elevadas de segundas residencias de Catalunya: un 64% de media, según datos del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat). Municipios de la Cerdanya, como Alp o Fontanals, superan el 80% de viviendas de segunda residencia debido a su proximidad a las estaciones de esquí de La Molina y Masella.
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Por otro lado, otro dato preocupante es la escasa oferta de vivienda pública. Así, en la Cerdanya, el parque de vivienda de este ámbito es sólo de 86 inmuebles, una cifra que equivale al 1,33% del total.
En este contexto, la Generalitat decidió el pasado verano incluir localidades como Vielha, Bellver de Cerdanya, El Pont de Suert y Bagà en el listado de municipios con el alquiler tensionado, de forma que se añadían a las zonas con un tope de los precios.
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El incremento de los valores de los pisos se produce en el marco de una creciente tendencia de la población. En la Cerdanya, desde el año 2000, la cifra de personas empadronadas ha aumentado un 41%. La comarca ha pasado de los 14.000 a casi 20.000 habitantes. En la capital, Puigcerdà, la población ha subido desde los 6.900 de hace dos décadas a los 9.700 actuales, un 40% más.
La realidad demográfica y del mercado residencial contrastan con el empleo. Las empresas del sector de las estaciones de esquí, y del turismo de deportes de invierno, tienen problemas para cubrir la demanda de profesionales, no por la falta de trabajadores, sino por las dificultades de éstos para encontrar una vivienda a un precio razonable. Dada la situación, algunos de ellos se ven forzados a vivir en autocaravanas o furgonetas, lo que evidencia la precarización de sus condiciones vitales.
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A largo plazo, más allá de las demandas de las entidades sociales y plataformas vecinales del Pirineo para regular los precios de los alquileres, parecen necesarias políticas de largo alcance que permitan garantizar las condiciones de habitabilidad de las viviendas y evitar el derrumbe de construcciones en suelo rústico en todo el Pirineo. Sería otra fórmula para incrementar la oferta.