Plan de choque para atajar las alarmantes cifras de suicidios femeninos en las prisiones catalanas
Según un informe del Consejo de Europa, las prisiones catalanas duplican la tasa de suicidios de Europa y España. Entidades por los derechos humanos reclama abolir el régimen de aislamiento penitenciario de larga duración, que tiene "una relación directa" con los suicidios.
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barcelona, Actualizado:
Una de las principales problemáticas de las prisiones en Catalunya es la elevada tasa de suicidios entre los presos, especialmente entre las presas. Según el informe anual sobre el estado de las prisiones del Consejo de Europa de 2023, que analiza los datos de 2022, la tasa de suicidios en las prisiones catalanas dobla la media europea y también la española. Hace dos años la tasa en Catalunya era de 16,8 suicidios por cada 10.000 internos, mientras que en Europa era de 7,1 y en el resto de España, de 7,3. Este año, en sólo diez meses, se han suicidado 11 personas.
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Ante esta situación, el Departament de Justícia ha presentado un plan de choque para mejorar la prevención, la detección y la actuación ante los suicidios. Entre las diez medidas planteadas por el Gobierno se encuentra la formación para todos los agentes implicados o el análisis de este fenómeno con perspectiva de género, una cuestión "clave y absolutamente necesaria" a la hora de abordar la problemática de los suicidios en las cárceles catalanas, según Iñaki Rivera, profesor de derecho penal de la Universidad de Barcelona y director del Observatorio del Sistema Penal y Derechos Humanos de la UB.
El porcentaje de suicidios en la sociedad es mayor en hombres que en mujeres, pero en las cárceles es a la inversa. Cuantitativamente son pocas (hay entre un 6 y un 7% de mujeres presas en Catalunya en relación a un 93% de hombres), pero la cifra de suicidios es "elevadísima" desde un punto de vista porcentual. La plataforma de funcionarios de prisiones Marea Blava reclama poner el foco en esta problemática. "El suicidio femenino es impresionantemente mayor que el masculino. Y eso es un tema que nadie trata", remarca Rivera.
La masculinización de los centros penitenciarios ha invisibilizado la realidad del suicidio de las mujeres presas, que intentan suicidarse con mayor frecuencia. En una cárcel, ser una mujer ya te estigmatiza, pero ser una mujer presa te estigmatiza aún más. Rivera detalla que, desgraciadamente, la realidad es que una mujer presa "siempre se queda sola". "En cambio, el hombre que está preso, por lo general, siempre tiene una mujer encima: la madre, su pareja, la hermana...", explica.
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En el caso de las mujeres, cuando entran en prisión, la pareja normalmente se rompe, por la situación de abandono, de vergüenza, de sentimiento de culpa, de frustración o de estigmatización social. "Difícilmente existe la figura de un hombre entre los familiares que se encargan del cuidado de una mujer presa. Por lo tanto, la sensación de aislamiento es aún mayor", explica Rivera, que lamenta que las mujeres "no sólo sufren el aislamiento físico o arquitectónico de la celda, sino que también existe un aislamiento familiar, del núcleo social". "Toda esta serie de situaciones y casuísticas podrían llegar a explicar, que no justificar, el elevado índice de suicidios entre las mujeres", reflexiona
Terminar con el aislamiento penitenciario
Una de las medidas que reclaman organizaciones sociales de derechos humanos desde hace años para abordar la problemática de los suicidios en las prisiones catalanas es la abolición del régimen de aislamiento penitenciario, principal causante de la elevada tasa de suicidios, según Rivera. "Son dos problemáticas que van de la mano. En 2017 se creó un grupo de trabajo en el Parlament de Catalunya que elaboró un informe donde la principal conclusión fue la restricción absoluta de la aplicación del aislamiento penitenciario. La relación entre el régimen de aislamiento y el suicidio es directa", destaca.
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El Govern propone medidas de aislamiento bajo supervisión psiquiátrica, pero Rivera recuerda que esto ya lo contempla el reglamento penitenciario del año 1979 y pide ir más allá. Si bien es cierto que Catalunya no tiene competencias legislativas para modificar la ley o el reglamento penitenciario, sí que tiene la competencia de aplicar o no el aislamiento penitenciario, "o al menos hacerlo de una forma muy ínfima y restrictiva y de duración temporal muy corta", detalla el experto.
"Una cosa es aplicar éste el aislamiento uno o dos días, en el marco de un brote de violencia, y otra muy distinta es que la persona se pase meses y meses encerrada. Estamos hablando del derecho a la vida. Debe ser una prioridad del Govern y de la Comisión de Justicia del Parlament", comenta Rivera, que pese a valorar positivamente el plan de choque del Govern, han pedido la comparecencia del conseller en el Parlament.
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Rivera explica que la cárcel afecta a la salud física y mental de todo el mundo que la vive y la habita, desde los presos y sus familiares hasta los funcionarios que trabajan en ella. Y el aislamiento penitenciario lo agrava todo: "Si encima le sumas las biografías personales de los presos, deterioradas por el abuso de drogas y fármacos de contención química dentro de las prisiones o la ruptura con las familias y la pareja, se crea un cóctel que de vez en cuando, y por desgracia, deriva al suicidio", lamenta.
El Observatorio del Sistema penal y Derechos Humanos de la UB forma una red de asociaciones sociales de derechos humanos junto a la Asociación Observa por la monitorización del sistema penal, Arrels Abogados, Alerta Solidària, Justícia i Pau, Institut de Drets Humans de Catalunya, Xarxa antirepressió de familiars de detingudes, Famílies de presos a Catalunya, Irídia y Abogados del patio.
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Si estás pasando por una mala situación personal, padeces alguna enfermedad mental o tienes pensamientos suicidas, puedes recibir ayuda de tu médico de cabecera, acudir a Urgencias o apoyarte en una persona de confianza y contarle lo que te sucede.
También tienes a tu disposición la línea de atención a la conducta suicida en el 024, el Teléfono de la Esperanza (717 003 717 / 91 459 00 55) o el Teléfono contra el Suicidio (91 138 53 85).