El pequeño Nicolás esquilmó 830.000 euros a empresarios, nobles y compañeros de clase
De la promesa a la pena
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MADRID.- Los mensajes de diferentes empresarios se repiten en el teléfono del pequeño Nicolás con un mismo contenido: “Fran, ¿me has vuelto a engañar?”. Numerosas notas tanto del teléfono móvil como de los cuadernos encontrados en el registro de su habitación o los aportados por Público han servido a los investigadores para descifrar el galimatías de los gastos e ingresos que tenía Francisco Nicolás. En agosto de 2014, según el informe de la comisión judicial que dirige el juez Arturo Zamarriego, las deudas totales del presunto estafador ascendían a 830.000 euros que consiguió reducir a 510.000 antes de su detención en octubre de ese año.
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Otro de sus grandes aportadores de dinero era el ex dirigente socialista José Luis Balbas y es de los pocos que no se queja por las deudas contraídas. En julio de 2014 Nicolás le pide dinero: “Si puedes algo bien, poco pero algo me sería de gran ayuda 2,3, aunque sea poco. Eres la mejor persona que he conocido en mi vida y que mejor se ha portado, si no puedes nada lo entenderé…” (sic). El cerebro del tamayazo llevaba ya casi un año de relaciones con el presunto estafador. En 2013 le entregó un poder para vender la Colección Zanchi, valorada en 500.000 millones de euros.
De la promesa a la pena
Francisco Nicolás utiliza todas las artimañas posibles, apelando habitualmente a “crisis de ansiedad” para conseguir que le presten más dinero a pesar de las deudas. Por ejemplo, a un empresario de ópticos andaluz le asegura que saldará su deuda con el dinero que recibe del ex directivo del Banco Santander, Javier Martínez de la Hidalga, de quien escribe “que aunque está mal económicamente tiene tanto que me va a ayudar”. Y finaliza el mensaje con un “tengo que aguantar hoy… sin que me haga nada nadie, me va a dar algo a mi solo…”.
En algunos casos el dinero venía de empresas con problemas judiciales, como Sara Fernández Frutos, administradora de DRACON Partners que aparece en multitud de ocasiones. Otra de sus presuntas víctimas fue el director de gabinete de la Presidencia de Renfe, Enrique Peña, a quien quería sumar a uno de sus futuros negocios ferroviarios. A pesar de tener la ayuda económica de la empresa Executive Fórum, de César Chiva, que organizaba los desayunos en los que Francisco Nicolás ejercía de relaciones públicas, tuvo varios problemas con empresarios asistentes a los mismos. Antonio Puyol, de Airtren, le reclamaba casi un año después los 10.000 euros que le había dejado y registrado en un contrato privado que tiene como concepto “préstamos a un amigo”, aunque la cantidad total llegó a ascender a los 16.000. En mayo de 2014 el empresario le escribía: “Fran, sigues igual. No me haces ni caso. No sé lo que te ocurre. Si es porque no tiene los 10k me das los 5 que tienes y para el resto ponemos otros plazo” (sic).
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En junio de 2014, Francisco Nicolás solicita dinero a Juan Munguira, de la CNMV, José Luis Blabas, Catalina Hoffman, Daniel Li o Ángel Martín de ACO. Por ejemplo, el pequeño Nicolás consigue que inviten a Catalina Hoffman al pasamanos de la coronación del rey y después le solicita un favor importante, 60.000 euros que necesita para pagar una deuda de 380.000.
El chalé de Carbonero y Sol
A mediados de septiembre, Ángel Martín, el dueño de la empresa ACO (Asistencia y Consultores de Obras) escribe: “Mañana a las 12 me voy de pobre viaje de aniversario. Vas acumulando maldad y penas. No te salió de los huevos transferencia para la empresa y proveedores”. Y a finales de ese mes le dice: “Vete a la mierda imbécil”, “tiene la razón todo el mundo menos yo. Se va a enterar de que clase de timador eres”, “estoy fuera de límite y desesperado”. El pequeño Nicolás llegó a adeudar al empresario 70.000 euros por un chalé que le alquiló en El Viso ─donde “organizabais saraos y orgías”, según escribe Martín─.
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Compañeros millonarios
Las primeras víctimas de Francisco Nicolás fueron sus propios compañeros y amigos de Cunef, de quienes se sospecha por los mensajes que pagaron para aprobar asignaturas. A algunos como Bosco López-Madrid, nieto del dueño de OHL, el dinero no les hacía falta. Bosco le dejó 2.000 euros que finalmente desiste en cobrar: “Lo del dinero no te preocupes. Quédatelo”.