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A las olvidadas Tres mil libros dedicados para liberar a las presas olvidadas​

Una iniciativa, impulsada por la asociación feminista Teta&Teta, se ha transformado progresivamente en un proyecto ambicioso cuyo objetivo es apartar a las reclusas de su realidad cotidiana.

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Dibujo de la ilustradora 'Tuchi yayayay' acerca del encuentro con las mujeres presas de Estremera.

madrid,

Lo bello vale tanto como lo útil, o tal vez más, decía Víctor Hugo en Los Miserables. La obra del novelista francés, inspirada en la condena de prisión de la dramaturga Léonie d’Aunet por adulterio, retrata la capacidad de la sociedad para generar mecanismos de generosidad.

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A una conclusión similar debió llegar María Rufilanchas cuando en 2018 impulsó la iniciativa A las olvidadas, un proyecto de recogida de libros dedicados para regalar a las mujeres reclusas de las diferentes cárceles españolas. La idea nació del ingenio de Teta & Teta, una asociación sin ánimo de lucro encargada de reivindicar la libertad femenina a través del activismo y la creatividad.

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La primera vez que Teta&Teta llevó libros a una cárcel, las mujeres se sintieron tan especiales, protagonistas y únicas que la organización no dudó en repetir aquel primer encuentro de 2018 en Soto del Real. Fueron 680 libros que lo cambiaron todo: "No solo les llevamos material de lectura, sino el cariño y la empatía de la gente para que sepan que no están solas", explica María. La experiencia con aquellas primeras reclusas de Madrid V dejó el camino marcado: "Ahora estamos destinando todos nuestros recursos a llegar a las prisiones donde aún no hemos estado". 

Hoy, más de 3.200 libros después, A las olvidadas se ha convertido en un ejercicio de participación afectiva entre una mujer privada de libertad y quien, a través de la dedicatoria de un libro, se acerca a ella y sus circunstancias por primera vez: "Porque, ¿quién es esta mujer?, ¿y qué ha hecho?, este tipo de pregunta crea un vínculo muy fuerte con ellas", aclara María. 

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Desde aquel primer encuentro, A las olvidadas se ha transformado en un fenómeno imparable. Ya ha llegado a seis centros penitenciarios en España, cuatro módulos de mujeres en cárceles de hombres (Soto del Real, Estremera, León y Córdoba), una unidad de madres (Aranjuez) y la cárcel de mujeres de Alcalá Meco. "Esta es la séptima vez que lo hacemos y la respuesta que seguimos recibiendo es grandiosa", explica María, que ya prepara el octavo encuentro con las presas de la cárcel de Granada. Prueba de ello es la gran acogida y la capacidad de réplica que ha suscitado la idea en diferentes puntos de la geografía española: "Hay mucha gente queriendo impulsar estos encuentros en sus ciudades y aunque muchas veces se queda en nada, otras veces arranca y estamos encantadas". 

Tras la experiencia de Soto del Real, durante el otoño de 2018, Teta&Teta llevó sus libros dedicados a la cárcel de Estremera. A 80 kilómetros de Madrid, las presas de Madrid VII aprenden a hacer pan en el horno de la prisión. Mientras elegían sus libros, alguna, como Amparo, se atrevió a confersar lo que la había llevado hasta allí: "Asesiné a mi marido con cianuro. Sabía que iba a pagar pero, gracias a eso, mis hijos y yo seguimos vivos."

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El último de los encuentros tuvo lugar en octubre de octubre de 2019, en la prisión de Córdoba, una cárcel para hombres en la que las organizadoras reconocen haberse encontrado "con mujeres de todo tipo y con la misma mujer de siempre". Tal y como ellas cuentan, "todas las reclusas se llevaron libros y todas prometieron leer aunque pocas tenían la costumbre." 

Réplicas en Francia y México

Pero el triunfo de A las olvidadas no se limita solo a las fronteras españolas. Hasta ahora la iniciativa ha logrado extenderse a Europa y Centroamérica: "Se está replicando en México y Francia con un éxito bestial. Solo en México llevan veinte mil libros en dos o tres meses", explica María, sorprendida por la trascendencia que está tomando un proyecto que comenzó siendo eminentemente local.

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El logro de A las olvidadas prueba que el problema de las mujeres reclusas es universal y que las circunstancias políticas y sociales convierten la pena dictada en una pena mayor, cargada de cuestionamientos personales y sociales: "Las mujeres sufren una triple condena: penal, social y personal", explica María. "Su castigo es por el delito, pero además sufren un castigo personal; a menudo se culpabilizan por estar en la cárcel y haber abandonado, en algunos casos, su papel como madre."

Carta de una de las presas. | A las olvidadas

En Francia, donde el sistema penitenciario no prevé las cárceles para mujeres, el proyecto Aux Oubliées ya prepara el primer encuentro en el módulo femenino de la cárcel de Fleury-Mérogis, en el suburbio sur de París. En México, por su parte, las reclusas se consideran a sí mismas como "las olvidadas de las olvidadas" por las condiciones en las que viven las más de diez mil presas que actualmente soportan las instituciones penitenciarias mexicanas.

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Un proyecto colectivo 

En cada punto del mundo en el que se replica la iniciativa de Teta&Teta, el objetivo es el mismo: "Tratar de que un libro pueda contagiar, abrir o despertar en las mujeres presas las ganas de leer y con ello lograr ser un poco más libres. Sin embargo, María reconoce que este proyecto no sería posible sin el apoyo desinteresado de mucha gente: "Esto funciona gracias a muchas personas. Siempre viene con nosotros @AjoMicropoetisa a los encuentros con las reclusas o Tuchi a ilustrar los eventos y por supuesto la gente que nos envía libros. No sé cuántos libros han llegado ya solo para Granada. No paran de llegar cajas, gente con carritos y sobres de Correos", reconoce María.

Bajo la secreta esperanza de que la literatura en general y los libros en particular tengan, de alguna forma, el poder de contribuir a la reinserción de las mujeres presas, A las olvidadas ha logrado ya actualizar aquella vieja esperanza en la generosidad humana en la que creía el poeta Víctor Hugo. La literatura al servicio de quienes más la necesitan. 

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