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Objetivo: Top manta

Comerciantes, a favor de la represión

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Concentración del mercadillo rebelde.- MSC

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Por sus venas corre la sangre de otro inmigrante que en plena Guerra Mundial ayudó a Europa a derrotar al nazismo. Entonces, Francia no dudó en reclutar a los jóvenes de sus colonias para luchar en una guerra que poco tenía que ver con África. Entre ellos estaba el padre de Sergio. Acabada su misión, el senegalés volvió a casa con la promesa de no regresar jamás al viejo continente, sin embargo no pudo evitar que su hijo repitiese sus mismos pasos cincuenta años después. Hoy Sergio vive en Europa, en España, pero su batalla es otra.

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No ha sido siempre así. Antes, cuando llegó hace 14 años, trabajó en la construcción, en la hostelería, en el campo. De hecho, consiguió el permiso de residencia, pero poco a poco se fueron reduciendo las opciones. Ahora Sergio vende, como ya lo hacía en su propio país, aunque aquí es distinto. Sabe que debe estar siempre alerta. Si ve un uniforme, si oye una sirena debe desaperecer, recoger todo de un tirón, salir corriendo. Como un proscrito. “Yo sé que la venta ambulante está prohibida, lo pienso cada día. No me gusta hacerlo, pero no puedo estar sin trabajar. Mi familia depende de mí. Mi mayor miedo es que llegue un día en que no pueda enviarles nada de dinero”. Y ese temor -dice- es mucho mayor que el miedo a la policía.

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Más presión policial

La venta en el top manta siempre ha estado perseguida por atentar contra la propiedad intelectual e industrial, sin embargo desde el año pasado ha aumentado la presión contra las personas que se dedican a ella -fundamentalmente jóvenes de origen subsahariano-. Solo en Madrid, 40 manteros han sido detenidos en lo que llevamos de año, casi el doble de los registrados en el mismo periodo de 2015.

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Comerciantes, a favor de la represión

El pequeño comercio pide más contundencia. Aseguran ser los principales afectados por el top manta, desde luego mucho más que las grandes marcas que son objeto de las falsificaciones. “La mayoría de los productos que venden son los mismos que se ofertan en las tiendas. Supone una competencia desleal porque los manteros no tienen que pagar impuestos ni permisos. No podemos cuantificar las pérdidas, pero claro que nos afecta”, explica José Luis de Lucio, gerente de la asociación de comerciantes de Preciados, Puerta del Sol y alrededores (APRECA). Para él, la única solución posible es la policial. “Entendemos que esas personas tienen que buscarse la vida, pero están haciendo algo ilegal y las ilegalidades no se deben permitir”.

El experimento de Barcelona

A pesar de las recientes detenciones, el de Barcelona ha sido el primer gran Ayuntamiento que se ha propuesto abordar el tema del top manta desde un enfoque distinto. En diciembre puso en marcha una medida pionera: crear una Mesa de Ciudad para que debatiesen grupos políticos, organizaciones de derechos humanos, comerciantes y el propio sindicato de manteros.

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Manifestación Sindicato Manteros.- MJC

Desde el sindicato de manteros insisten en que estas propuestas no servirán de nada si continúa la persecución contra el colectivo. "Tienen que aceptar que aquí estamos y no nos vamos, que también ésta es nuestra ciudad. Tenemos derechos aunque no tengamos papeles, los conocemos y lucharemos por ellos". Tras la detención de los últimos siete manteros -entre los que está un representante del propio sindicato-, Barcelona en Comú ha pedido su liberación inmediata. "No tiene sentido que haya vendedores ambulantes en prisión", ha reconocido la formación a través de su cuenta oficial de Twitter.

Mafias ¿mito o realidad?

Es el principal argumento en el que se apoyan los que defienden la vía de la represión: la existencia de supuestas redes criminales que coordinan, explotan y consiguen el material a los manteros. Para José Luis de Lucio, de APRECA, está clarísimo. “Hay una mafia seguro. Estoy convencido de que tiene que haber otras personas que les den los productos. Eso es lo que la policía debe investigar”. Durante el año 2015, la Agencia Tributaria intervino en las aduanas españolas 2,6 millones de productos falsificados por valor de 129 millones de euros. Más de tres cuartas partes de estos artículos procedía de Asia. Visto esto, parece claro que existen redes criminales en el tráfico de productos falsificados a España, pero esto no explica por sí solo una vinculación organizativa con el último escalón: los manteros.

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