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“El mundo político se ha sexualizado, pero hemos asexuado el mundo social”

La filósofa Geneviève Fraisse, que trabajó en el gobierno socialista francés de Lionel Jospin, afirma que las mujeres viven un fin de ciclo de sus derechos sociales y del 'habeas corpus' que supuso reclamarse dueñas de su cuerpo. 

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Geneviève Fraisse.

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SANTIAGO.- La filósofa Geneviève Fraisse (París, 1948) dice que representa a una generación ejemplar en términos temporales: la de las mujeres que en los años 70 se liberaron, gracias a la revolución copernicana de la contracepción y del derecho al aborto, de las ataduras de la naturaleza. Según esta feminista francesa, actualmente directora de investigaciones del Centre Nacional de la Recherche Scientifique (CNRS), las mujeres asisten ahora a un fin de ciclo de sus derechos sociales y del habeas corpus que supuso reclamarse dueñas del cuerpo propio.

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Tenía 20 años y era estudiante de la Sorbona en mayo de 1968. Dice que aquella revuelta no fue feminista.
La cuestión feminista llegó después. Había feministas, por supuesto, pero en el espacio público el feminismo no estaba presente durante ese mayo del 68, vino después, en los 70. Durante mi primer trabajo sobre la historia del pensamiento feminista me topé con la revolución de 1848, donde hubo un periódico casi diario que se llamaba La Voix des femmes [La Voz de las mujeres]. Esa diferencia entre la revolución de 1848 y mayo del 68 fue algo que se quedó en mí acerca de los “buenos” y “malos” momentos para el feminismo en la Historia. Hay buenos y malos momentos. En Francia tuvimos la ley para la contracepción en 1967, un año antes del 68, y la ley del aborto en 1975. Para esta generación del 68 la contracepción y el aborto fueron un habeas corpus. Estaba en los eslóganes en las manifestaciones de las americanas y después de las europeas: mi cuerpo me pertenece, our bodies, ourselves. Es una revolución copernicana: en lugar de que la naturaleza decida por mí, soy yo la que va a decidir por la naturaleza.

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"La crisis tiene, por diferentes vías, mil maneras de reintroducir una gran disparidad entre hombres y mujeres"

¿La crisis económica y los recortes en gasto social se ceban más con las mujeres?
Por supuesto. Es peor para ellas. No solo por la cuestión de las empresas. También el tiempo parcial. Las mujeres que dejan de trabajar para cuidar a los niños, ¿qué trabajo van a encontrar después? Podemos convencer a las mujeres de que el tiempo parcial está muy bien, es lo que Alemania y los Países Bajos han hecho, pero está en juego la pérdida de su autonomía económica. En los derechos de la mujer se cruzan el trabajo, la familia, la violencia. Si alguien tiene un trabajo a tiempo parcial y sufre violencia, ¿cómo abandona a su marido? Sabemos que la pobreza es femenina, no se dice lo suficiente, pero es así. La crisis tiene, por diferentes vías, mil maneras de reintroducir una gran disparidad entre hombres y mujeres.

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"Los que quieren destruir las malas imágenes no se ocupan de mostrar las buenas, los modelos"

¿Qué le parece el manifiesto que han publicado recientemente un grupo de periodistas francesas sobre el sexismo al que se enfrentan en su profesión?
Estaba muy bien ese texto. No me sorprendió. Todos los lugares de poder, también la filosofía, todos los lugares simbólicos, son lugares donde se ejerce el sexismo. Se supone que están en un espacio igualitario e incluso de complicidad entre periodistas y políticos, y a la vez se las trata de prostitutas o de “fáciles”. Es una clase política que es ya vieja. No está claro que los jóvenes sean así. Son síntomas. Puede que hace treinta años estuviesen más aisladas y no hubiera tantas mujeres para poder hacerlo.

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¿La erradicación de estas actitudes pasa simplemente por la educación?
No, es un problema mucho más grave. Es lo simbólico. Todo eso está bien, pero son estupideces, sólo la superficie. Lo que cuenta es el poder, no sólo el real, también el simbólico. Soy yo quien tiene el falo, soy yo el que domina. Es mucho más grave. Yo he visto en mi historia personal chicos muy bien educados por madres feministas que son machistas horribles. No son sólo un producto de su educación, ellos también están en relación con lo que la sociedad les propone como poder.

"La cuestión de los sexos es el lugar de intercambio que se usa para hablar de otras cosas. Es una discusión falsa para arreglar problemas entre sectarismos religiosos"

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¿Por qué un programa educativo piloto como fue el “ABDC de la Igualdad”, pensado para romper con los estereotipos de género entre los niños, es capaz de hacer tanto ruido en Francia?
Porque estamos en una relación de fuerzas extremadamente violenta a raíz del matrimonio homosexual. No es el feminismo, es el clima. La cuestión del sexo puede convertirse en un desafío político como el velo. Es decir, en un juego de ping- pong. Mi convicción es que la cuestión de los sexos es el  lugar de intercambio que se usa para hablar de otras cosas. Es una discusión falsa para arreglar problemas entre sectarismos religiosos. No podemos aislar el “ABCD de la igualdad” de todo este contexto del uso del velo y la laicidad.

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