La marca en la aleta que salvará a los tiburones de Bizkaia
Investigadores del instituto oceanográfico AZTI han impulsado un proyecto para monitorizar los movimientos de la tintorera o tiburón azul, con el fin de conocer sus movimientos y reducir impactos indeseados de pesca o actividad turística.
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madrid, Actualizado:
Una simple marca, un trozo de plástico en la aleta, podría cambiar para siempre la visión científica de los tiburones y contribuir a su estabilidad poblacional. "Es como el crotal que se coloca al ganado", explica Maite Erauskin Extramiana, investigadora del instituto oceanográfico AZTI que lidera un proyecto para monitorizar el comportamiento de los escualos que nadan en las aguas de Bizkaia.
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El equipo, por el momento, se centra en dos especies muy concretas y habituales en las costas vascas: el tiburón azul o tintorera (prionace glauca) y el marrajo o mako (isurus oxyrinchus), del que habrá estudios más adelante. "El objetivo principal es comprender a estas especies, saber dónde se mueven y qué zonas prefieren", indica la experta. "Actualmente no sabemos mucho, no sabemos si se trata de especies estacionales, si viajan y vuelven. Nunca se ha hecho un estudio así en el golfo de Bizkaia", agrega.
Con todo ello se pretende no solo adquirir conocimiento científico bruto, sino disponer de información útil para evitar que la vida de los escualos se "solape" con otras actividades que se desarrollan en el litoral; sean las capturas accidentales por pesqueros o el contacto con embarcaciones turísticas y buzos.
Para ello, los investigadores del AZTI, que han desarrollado este proyecto con el apoyo del Fondo Europeo Marítimo de la UE, han creado dos marcas de seguimiento. La primera, la mencionada etiqueta de plástico –amarilla para las hembras y verde para los machos–, se coloca en la aleta y permite que en cada avistamiento los científicos puedan tener identificados a los ejemplares y trazar sobre el mapa cada uno de sus movimientos.
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"Desde que empezamos a monitorizar en verano, ya hemos obtenido varios reportes", explican los expertos. "Estamos tratando de apoyarnos también en ciencia ciudadana, de tal forma que si alguien, algún pescador, avista uno de los ejemplares nos indique la zona para poder anotarlo y conocer el desplazamiento que han podido realizar".
A ello, se suma un segundo método más sofisticado: "Son otras marcas satelitales que se enganchan al individuo y que nos capturan información de la temperatura, la luz, la presión y nos proporciona una mayor información del movimiento", agrega Erauskin Extramiana.
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Actualmente, el estudio se centra en 14 ejemplares de tiburón azul, siete hembras y siete machos, y, por el momento, la mayoría de los avistamientos reportan movimientos dentro de las aguas bizkainas. Sólo se ha conseguido observar algún caso que ha peregrinado frente al litoral francés.
La hipótesis principal es que esta especie se mueve como las agujas del reloj; que viajan hacia el sur para luego avanzar hacia el interior del Atlántico, hasta las Azores, y después suben hacia el noroeste hasta las costas norteamericanas para, más adelante, regresar a Bizkaia. Pero esta es solo una conjetura que deberá ser resuelta con las evidencias recabadas por los expertos.
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Las amenazas de la tintorera
"En general, la mayoría de tiburones pelágicos están en una situación de desplome poblacional. La última evaluación habla de una caída del 71% de estas especies, pero es cierto que la tintorera es la única que se encuentra estable en la mayoría de las zonas", expone Raúl García, coordinador general de pesquerías de WWF.
"En el Mediterráneo es donde se encuentran en peor situación. En el Atlántico norte están bien y en el Atlántico sur ha saltado una pequeña alarma porque las capturas han aumentado. No es una especie sobreexplotada, pero ya sufre sobrepesca, porque se captura más de lo que se renueva la población", añade el conservacionista.
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El uso de marcas es una herramienta que puede contribuir a frenar la sobrepesca en algunas zonas. En el caso de Bizkaia, si los resultados finales de la monitorización de AZTI demuestran que se trata de una zona donde predominan poblaciones jóvenes o una zona de cría de hembras, se podría tener una base científica para argumentar la necesidad de frenar la pesca y, así, no dañar la estabilidad de la especie.
Desde WWF señalan la importancia de efectuar marcas en las poblaciones y monitorizar, no sólo al tiburón blanco, sino al resto de pelágicos. "Se puede saber si algunos de los tiburones que están en el Atlántico se mezclan con los del Mediterráneo, que están muy mermados, y también conocer si hay zonas donde se agregan muchos ejemplares juveniles para evitar que sean zonas de captura", zanja García.
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El objetivo final, sentencia Erauskin, es facilitar la "coexistencia" y garantizar la estabilidad de un animal esencial. "Que esté en la zona de Bizkaia no es malo, no queremos alarmar. El mensaje debe ser que tener estas especies en el ecosistema es buena señal. Aunque estén muy estigmatizadas, es necesario entender que los tiburones no son agresivos y que no entramos en su dieta; son indispensables y dan un equilibrio fundamental a la cadena trófica".