“El pasado 26 de julio de 2018 lo perdí todo, hasta el miedo. Ya no tengo miedo a nada. No tengo nada que perder”. Así se siente Karen Gutiérrez, la madre vasca a la que cada segundo de su vida es una “pura tortura”. Y es que, cuando mira para atrás y ve lo sucedido justo hace un año –cuando un tribunal compuesto por dos mujeres y un hombre, aplicaron un SAP de libro para arrebatarle la custodia de su hijo a favor de la otra parte–, solo siente vacío. “Vivir sin él, ver a sus amiguitos jugando, su habitación vacía, sus juguetes; es algo insufrible. Los días son largos y las noches interminables. Cuesta respirar, hablar, comer, dormir. Todo es muy duro”, relata.
Su desconsuelo se agranda cada domingo porque “se mezcla la alegría de poder abrazar y proteger a mi hijo con todo mi amor y ver que Joel está muy mal. Cada día que nos vemos sigue preguntando si ya puede venir conmigo, si va a ser pronto, que cuándo van a decirle que ya puede venir conmigo. Pregunta si todavía tiene que ir con su padre… Sigue delgado, pálido y desmejorado”, cuenta a Público.
Aunque esta madre desea que su pequeño sepa de alguna manera la lucha sin cuartel que está llevando a cabo por él, lo cierto es que no está segura de que sea así. “No lo sé porque cuando le veo estamos vigilados constantemente y no puedo decirle nada. Lo único, cuando él me pregunta directamente que estamos haciendo para que él vuelva a casa le digo que estamos luchando”, relata.
"La vida, la salud y la felicidad de los niños y las niñas no le importan a nadie"
Pero ella y su pequeño no son los únicos que lo están pasando mal. “Este maltrato también lo sufre mi familia. Ellos son víctimas colaterales de toda esta injusticia. Mis padres y mi hermano están destrozados. Tienen solicitadas visitas desde marzo, pero a día de hoy todavía no hay fecha para juicio. La justicia es muy lenta y parece que esperan a que todo se muera en el tiempo”, añade esta madre.
Durante estos 365 días con sus noches Karen Gutiérrez ha constatado otras tristes verdades. “Que la vida, la salud y la felicidad de los niños y las niñas no le importan a nadie. El maltrato o la violencia institucional a la que estamos sometidas las mujeres y los menores es brutal. La justicia patriarcal nos maltrata a las madres y quita todos los derechos y la voz a los menores”, subraya.
Preguntada por cómo explica que la Justicia, en lugar de escucharla, haga oídos sordos a sus peticiones y tarde tanto tiempo en responderla, Gutiérrez tiene una sola respuesta: “No se le puede llamar justicia sino injusticia. No entiendo que no oigan, ni vean y tarden tiempo cuando estamos hablando de la salud de un niño. No puedo llegar a entender que hay por detrás: ¿Pasta? ¿Un trato de favor? No lo sé. Lo único que sé es que para mi hijo no hay justicia. La justicia, a la que tanto se le llena la boca con que trabaja por el bienestar de los menores, está fallando a un niño”, subraya.
Puntos de encuentro, auténticas cárceles
Gutiérrez también denuncia otra realidad de casos como el suyo; la de los puntos de encuentro. “Es el caldo del cultivo del inexistente SAP (Síndrome de Alienación Parental). Es peor que la cárcel. Hasta los presos que tienen bis a bis con sus familiares van solos al baño, se pueden acercar a la ventana e incluso salir al patio. En el punto de encuentro no puedes hacer nada de esto, hasta para ir al baño te acompañan. Los informes que hacen no se ajustan a la realidad, no reflejan lo que los menores dicen ni cómo están físicamente ni psicológicamente. El SAP es lo peor que le pueden aplicar a una madre. Te arrancan toda tu vida, te dejan vacía por dentro y, hagas lo que hagas, lo utilizan en tu contra. Si te quejas porque no te dan información a la que tienes derecho te dicen que es que te quejas por todo y que estás enferma…Y así todo”, expone.
Una situación que según Gutiérrez está relacionada con la gestión privada y poco profesional de dichos lugares. “La gestión del punto de encuentro está externalizada. Lo dirige una empresa privada que se lucra a costa de las criaturas. Es triste, pero es así. No protegen a los menores. Por ejemplo, en el punto de encuentro de Bilbao, gestionado por Bizgarri, hay cámaras. ¿Por qué no las ponen en funcionamiento? Muy sencillo. Porque si lo hacen se destaparía la falsedad de los informes. Ahora es nuestra palabra contra la de ellos y desgraciadamente ante un juzgado lo que digan desde el punto de encuentro es palabra de Dios”, añade.
Lo que a esta madre de Sodupe no le ha faltado ni un solo minuto es la solidaridad y el apoyo tanto de asociaciones como de vecinos. “Saber que tenemos gente que ve la injusticia que han cometido con mi hijo y que nos apoya nos da mucha fuerza para seguir luchando”, dice. De hecho, coincidiendo con el triste aniversario de la separación de esta madre y su hijo, este próximo viernes 26 de julio a las 11 de la mañana se hará una concentración frente a los Juzgados de Barakaldo. “Nos manifestamos para denunciar la situación de desamparo de Joel y de su madre provocada por la propia justica”, explica Blanca Estrella Ruíz, presidenta de la Asociación Clara Campoamor, una de las representantes de dicho apoyo y que, junto a Mujeres de Sodupe, Justicia para Joel, Mujeres que aman demasiado, Asociación Zure Ondoan, Arguitan y vecinos del lugar, estará brindando dicho apoyo.
"No interesa que se sepa lo que hay por detrás. Es mejor callar y pasar del tema no vaya a ser que se destape algo gordo"
Tras la concentración se llevará a cabo una rueda de prensa. “En ella denunciaremos como están queriendo acabar con la vida de ambos”, añade la presidenta de dicha asociación feminista. “Un ejemplo de esta tortura es haber ido al juzgado número 5 de Familia, ya que hemos sabido que el progenitor ha conseguido la nueva dirección de Karen, lo cual supone riesgo para ella por violencia de género, y la respuesta ha sido que el letrado titular está de vacaciones y el sustituto no sabe nada del asunto”, añade.
Por último, Karen Gutiérrez hace un llamamiento a los medios de comunicación tanto locales como nacionales, ya que, salvo algunas excepciones como las de Público, no han querido hacerse eco de su caso en todo este tiempo. “He tenido múltiples ocasiones de comprobar que prefieren guardar silencio por las instituciones y los cargos políticos que están implicados. No interesa que se sepa lo que hay por detrás. Es mejor callar y pasar del tema no vaya a ser que se destape algo gordo”, dice. “Espero que los medios de comunicación y la sociedad en general despierten ante este grave problema que tenemos respecto a la protección de los menores. Que se visibilice todo el problema que la aplicación del falso SAP produce en los menores y en las mujeres. Que los medios de comunicación hablen y destapen la violencia institucional a la que somos sometidas las mujeres y que la justicia sea eso: justicia”, finaliza.
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