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El juez lleva al banquillo al 'nietísimo' de Franco por atentar contra la Guardia Civil y conducción temeraria

El juez de Calamocha cierra una investigación de casi cuatro años con un auto de acomodación en el que imputa a Francis Franco Martínez-Bordiú un delito de atentado a la autoridad y otro contra la seguridad en el tráfico por, presuntamente, huir de una patrulla de la Guardia Civil y, tras ser interceptado, arrollar su vehículo oficial hasta sacarlo de un camino

Francisco Franco Martínez-Bordiú, el nieto mayor del dictador, en una foto de archivo. EFE

EDUARDO BAYONA
@e_bayona

ZARAGOZA.- Un Franco se sentará en el banquillo por atentar contra la Guardia Civil. El juez de Calamocha imputa al nietísimo del dictador, Francis Franco Martínez Bordiú, un delito de atentado contra la autoridad y otro contra la seguridad en el tráfico por, presuntamente, conducir el todoterreno que la madrugada del 30 de abril de 2012 acometió a un Patrol del instituto armado y lo sacó de un camino tras una fuga de decenas de kilómetros y antes de iniciar una nueva huída.

El magistrado ha cerrado una investigación de casi cuatro años con un auto de acomodación en el que señala al nietísimo y a un empleado de su familia, N. S. R., como autores de los dos delitos, ya que “resultarían ser”, señala la resolución, el temerario piloto del todoterreno y su copiloto.

La persona que se sentaba en el asiento de al lado del conductor “exhibió” a la pareja de la Guardia Civil una “funda” de un arma de fuego larga cuando el todoterreno, un Toyota Hilux que en aquellas fechas utilizaba en rénting una empresa del hijo de Francis Franco, fue interceptado por los agentes en Collados.

El delito de atentado contra agentes de la autoridad está penado con una horquilla que va de los tres a los seis años de prisión

Las conclusiones de juez hacen que ambos se enfrenten a elevadas penas de prisión, ya que el delito de atentado contra agentes de la autoridad está penado con una horquilla que va de los tres a los seis años de prisión cuando incluye el uso de un “instrumento peligroso” –el todoterreno, en este caso- mientras que las infracciones criminales de tráfico están castigadas con penas de dos a cinco años de prisión cuando el automovilista circula con “manifiesto desprecio a la vida” de otras personas.

El asunto, durante toda cuya tramitación Francis Franco ha sostenido que no se encontraba esa mañana en la zona (su familia posee fincas algo más al norte, en Calatayud), será enjuiciado por el Juzgado de lo Penal de Teruel.

Fuga “a gran velocidad” y sin hacer caso de las señales

El auto narra cómo el conductor del todoterreno , al que la pareja de la Guardia Civil localizó cuando circulaba “con las luces apagadas” por la carretera N-234 de madrugada, se dio a la fuga “a gran velocidad” tras hacer “caso omiso” de las indicaciones para que se detuviera que le hicieron desde el coche-patrulla.

El coche patrulla, que llevaba activadas tanto las señales luminosas como las acústicas, se colocó detrás del vehículo de los fugitivos después de que el piloto de este último, al percatarse de su presencia, efectuara un giro de 180 grados en plena vía.

En esa fuga, añade el magistrado, el todoterreno se saltó varias señales de tráfico y provocó “peligro” para los ocupantes de otros vehículos que circulaban por la N-234. La persecución se prolongó por varias localidades hasta que, a la altura de Lagueruela, el Toyota enfiló la pista que conduce a Collados, donde se detuvo. Allí fue alcanzado por la patrulla de la Guardia Civil, uno de cuyos miembros, parapetado por la puerta del copiloto del Patrol, llegó a desenfundar su arma reglamentaria para conminar a los fugitivos a entregarse. Entonces fue cuando el copiloto mostró la funda del arma larga.

Embestida contra la Guardia Civil tras mostrarle la funda de un arma

Sin embargo, el todoterreno arrancó marca atrás y embistió al coche patrulla, al que arrastró “varios metros” hasta sacarlo del camino y al que le provocó unos desperfectos tasados en 2.720 euros. Uno de los guardias sufrió, como consecuencia de la acometida, una cervialgia por la que requirió atención médica aunque no llegó a ser intervenido.

Tras la embestida, el todoterreno emprendió una nueva fuga “a gran velocidad” que terminó cerca de mediodía en Bea, una población situada a varios kilómetros en una de cuyas eras la Guardia Civil localizó el Toyota con las puertas cerradas, sin llaves y sin rastro de sus ocupantes. Estos, a juicio del juez, “resultarían ser” Francis Franco y N. S. R.

El instructor sobresee la causa para otro antiguo empleado de los Franco al que un testigo había señalado como uno de los usuarios habituales del vehículo, y del que el propio coimputado N. S. R. niega que fuera esa mañana el conductor.

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