Incendios Brasil La Amazonia no es el pulmón del mundo ni la única zona afectada: cinco claves de los incendios
Después de la atención mediática y social recibida este verano, muchas cuestiones relativas a la situación vivida en Brasil quedaron pendientes de aclaración, ya que, por ejemplo, Paraguay y Bolivia también sufrieron graves incendios.
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madrid,
Los incendios de la Amazonia acapararon todo tipo de tuits, publicaciones y portadas este verano. Sin embargo, fruto de la compleja naturaleza del fenómeno que se vive en suelo brasileño, muchas cuestiones relacionadas quedaron pendientes de una necesaria aclaración.
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Más allá de los porqués relativos a este fenómeno en concreto, otros aspectos permanecían pendientes de respuesta: ¿es realmente la Amazonia el pulmón del planeta y produce el 20% del oxígeno mundial? ¿Hay otras zonas afectadas más allá de Brasil? ¿Qué pasa con las otras 'zonas rojas' del planeta que muestran los satélites?
La contestación a estas dudas resulta necesaria para comprender la verdadera dimensión de los incendios de este verano y desentrañar por qué han trascendido de manera global.
Los incendios no han afectado solo a la Amazonia
Los incendios producidos por las ‘queimadas’, práctica agrícola basada en la tala y posterior quema del terreno para su refertilización y utilización con fines agrícolas, no solo han afectado al Amazonia. Incluso dentro de Brasil, ha habido otras zonas que han sufrido daños iguales o incluso mayores que esta selva. Así lo demuestra el estudio Expanding the Soy Moratorium to Brazil’s Cerrado, que pone el foco sobre otro bosque primario del país que también está siendo afectado por la expansión de las fronteras agrícolas y ganaderas.
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Esta investigación, publicada en la revista especializada Science Advances, propone expandir la Moratoria de Soja, iniciada en 2006 y renovada de manera permanente en 2016, al Cerrado –sabana tropical que se extiende hasta Bolivia, Paraguay y Argentina–, pues actualmente solo protege territorio amazónico. Según lo revelado por el estudio, entre el año 2000 y 2014 alrededor del 30% de la expansión del cultivo de soja en el Cerrado tuvo lugar a costa de la vegetación nativa, un porcentaje similar a las cifras relativas a la deforestación que precipitaron la aprobación de la Moratoria de Soja hace más de quince años.
Más allá de Brasil, otros países de Sudamérica también se han visto afectados por esta tendencia recientemente, como es el caso de Paraguay o Bolivia. “La situación ha sido tan o más grave que en el Amazonas, ya que si sumamos las 900 mil hectáreas de todo el Paraguay, a las casi cuatro millones de hectáreas que estiman en todo Bolivia, ya estamos llegando a las 5 millones de hectáreas quemadas”, asegura Óscar Rodas, Director de Cambio Climático y Políticas de WWF Paraguay.
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En estos dos países, los incendios también han sido provocados por la falta de control gubernamental. En el caso de Paraguay, son consecuencia de una ley de prevención, la 4014/10, “que ha demostrado ser poco eficaz ante la luz de la evidencia", asegura Rodas. En cuanto a Bolivia, “Evo Morales ha autorizado directamente la quema de cinco millones de hectáreas”, asegura Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de bosques de Greenpeace España.
Las diferencias con otros incendios del mundo
En los momentos de máxima atención, fueron difundidas a través de las redes sociales muchas imágenes satélite de plataformas de monitorización de incendios como FIRMS, dependiente de la NASA. De estas capturas, llamaba la atención el silencio mediático y social que había sobre otras zonas que, según los indicadores de focos de incendios mostrados a través de un punto rojo, estaban incluso más afectadas que la Amazonia.
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Si se comprueban estas mismas imágenes satélite, la situación sigue siendo similar. Sin embargo, pese a que haya zonas afectadas por fenómenos similares a los vividos en Sudamérica como Siberia o el sudeste asiático a causa del aceite de palma, es necesaria una evaluación cualitativa de dichos focos, pues no todos representan lo mismo.
El sur de África es uno de los más llamativos, teñido de rojo casi por completo por la cantidad de alertas. Sin embargo, Soto aclara que son fuegos completamente distintos a los vividos en la Amazonia. “Las zonas de Angola, de la República Democrática del Congo, Zimbaue o Mozambique son bosques ya transformados o zonas agrícolas y ganaderas. Estamos hablando de que no arde bosque primario, no arde bosque virgen”, asegura el responsable de Greenpeace.
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Además, en esas regiones, al no disponer de satélites y mecanismos de monitoreo propios como en el caso de Brasil, son instituciones internacionales como la FAO las encargadas de hacer la evaluación de la evolución del terreno, teniendo que esperar más tiempo para que sus informes dicten si la deforestación avanza o disminuye en África.
Las emisiones por la quema de bosques vírgenes
Más allá de la pérdida de las especies vegetales y animales que en ellos habitan, el hecho de que las regiones quemadas sean bosques vírgenes resulta especialmente nocivo para todo el planeta. Estos acumulan una gran cantidad de biomasa y por ende CO2, por lo que las emisiones de efecto invernadero en este tipo de incendios son mucho mayores.
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Al mismo tiempo, al desaparecer estas regiones boscosas y selváticas se pierden grandes sumideros de dióxido de carbono y generadores de oxígeno y vapor de agua. Este último factor es uno de los más ignorados, pero al mismo tiempo más fundamental, pues la emisión de vapor a la atmósfera sirve para regular las condiciones locales del clima.
De esta manera, si se pierden bosques vírgenes se pueden reducir las lluvias en determinadas zonas, como en este caso el cono sur, llegando incluso a provocar desabastecimiento de agua y refugiados climáticos en los casos más extremos.
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Ni el pulmón del planeta ni productor del 20% del oxígeno
Ardía la Amazonia y con ella un pulmón del planeta que generaba el 20% del oxígeno mundial. Esta era una de las frases más repetidas este verano. Pues bien, ni esta región se comporta como un pulmón ni genera tales cantidades de oxígeno. El símil con los pulmones sirve para mostrar, especialmente a nivel escolar y educativo, el proceso por el cual las plantas fijan CO2 y emiten oxígeno. Sin embargo, desde el punto de vista científico no es cierto que se comporten como pulmones, pues nosotros inspiramos oxígeno y expulsamos CO2, precisamente la transferencia opuesta.
“Las plantas también respiran, hacen la fotosíntesis y por lo tanto consumen oxígeno”, Miguel Ángel Soto
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Además, los cálculos basados en su extensión que estiman que la Amazonia produce un 20% del oxígeno mundial tampoco son completamente ciertos desde un punto de vista más estricto. “Las plantas también respiran, hacen la fotosíntesis y por lo tanto consumen oxígeno”, recuerda Soto.
La influencia del crisis climática
También han sido habituales las conexiones que situaban a los incendios de la Amazonia como una consecuencia directa de la crisis climática. Lo cierto es que en muchas regiones afectadas las condiciones de sequedad no fueron especialmente duras, por lo que no se trata de una causa directa, aunque sí estrechamente relacionada.
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Los incendios, al igual que otras catástrofes medioambientales, son cíclicos e inevitables. No obstante, lo que la crisis climática produce es, fundamentalmente, un agravamiento de sus consecuencias e intensidad, como ha sido el caso de este año. “Han sido más importantes, debido a su intensidad, complejidad, potencia y duración. Además, estos incendios transfronterizos que se dieron entre Paraguay y Bolivia, son una muestra palpable de como el cambio climático exacerba los fenómenos extremos”, comenta Rodas con respecto a los incendios en Paraguay.