Huir de los talibanes para acabar a la intemperie en Madrid
Dos matrimonios de refugiados afganos, con siete menores a cargo, pasaron la noche del jueves en una parroquia de Entrevías tras llegar a Barajas, expulsados de Alemania. Fueron evacuados a España en 2021 en la operación Antígona, tras la toma de Kabul por los talibanes.
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madrid, Actualizado:
"Los trajo una furgoneta de la Policía Municipal. El agente me dijo que no podía dejar en la calle a siete criaturas así". Javier Baeza, sacerdote de la parroquia San Carlos Borromeo de Entrevías, en Madrid, recuerda el momento en el que llegaron a su iglesia dos matrimonios afganos con siete niños, algunos de muy corta edad. Fue el pasado jueves, alrededor de las 20.00 horas. "No tenían dónde dormir, así que hicimos lo de siempre en estos casos", apunta el párroco.
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La de San Carlos Borromeo siempre ha sido una parroquia singular, humilde y etiquetada de "roja", pero sobre todo, un espacio de acogida. Cientos de migrantes y refugiados han pasado a lo largo de los años por los colchones en el suelo que se extienden habitualmente en esta iglesia cuando hace falta. Ha dado cobijo a los solicitantes de asilo sin recursos que no encuentran refugio en el sistema de acogida del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones o en los albergues para personas sin hogar del Ayuntamiento de Madrid. Todo el mundo sabe que esta iglesia de barrio es el último recurso, incluso la Policía Municipal.
Deportados por Alemania
En esta ocasión, los desamparados eran dos familias afganas que, de repente, se vieron en Madrid sin saber a dónde ir. Aterrizaron en el aeropuerto de Barajas después de ser devueltos a España por el Gobierno alemán, según ha podido confirmar este diario.
Al menos una de las familias había recalado en España en agosto 2021. Aterrizaron en la base de Torrejón de Ardoz tras ser evacuados de Kabul cuando los talibanes tomaron la ciudad y se hicieron de nuevo con el poder en el país. El cabeza de familia había sido traductor de las tropas aliadas y tanto su familia como la de sus hermanos eran objetivo de los talibanes. La operación Antígona los puso a salvo, como a cientos de refugiados afganos cuya vida corría peligro inminente.
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"Los padres y los niños relatan perfectamente cómo fue su deportación a España"
La familia había recibido protección internacional en España, según explica a Público la Secretaría de Estado de Migraciones, que asegura que han regresado a Madrid "de forma voluntaria" y que el Ministerio no habían recibido ninguna notificación sobre su llegada.
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Sin embargo, todos los acogidos por Baeza contaban con un salvoconducto de viaje emitido por Alemania y aceptado por España, el llamado Laissez-Passer, con el que se realizan devoluciones de refugiados entre países de la Unión Europea. "Los padres y los niños relatan de manera perfecta cómo fue su deportación a España", asegura la abogada Patricia Fernández Vicens, que está asesorando a las familias.
Acogidos en Castellón
"Ellos reconocen que estaban encantados en España. Los mandaron a Castellón, donde vivían en una casa para ellos solos", asegura el párroco de Entrevías. El problema fue que varios matrimonios de la familia habían sido separados. Unos fueron evacuados a Alemania y, con el tiempo, empezó a pesar la presión entre familiares para que todos estuvieran juntos. "Decidieron irse por esa concepción tradicional de la familia. Ahora piensan que hicieron algo mal", resume Baeza.
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En Alemania, la familia logró instalarse en un apartamento durante meses. Hasta que un día, la Policía germana se presentó en el domicilio para devolverlos a España, que es quien se hace cargo de su protección internacional.
Según ha explicado la familia a Baeza, ya fueron deportados a Madrid un vez, pero algunos miembros de la familia se habían quedado en Alemania porque no estaban encasa cuando llegó la policía para expulsarlos. "No querían ser separados, querían ser deportados al menos todos juntos, por eso regresaron", relata el párroco. Ante el temor a una nueva deportación, decidieron ir todos juntos a un centro para refugiados en Alemania, desde donde fueron devueltos a España finalmente, ahora sí, todos juntos.
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Dormir en la comisaría de Barajas
"Se suponía que las autoridades alemanas habían informado a las españolas de la llegada de las familias y que la Cruz Roja [subvencionada por la Secretaría de Estado de Migraciones para la acogida de refugiados] les estaría esperando en el aeropuerto. Esperaron allí siete horas, pero no apareció nadie", explica Baeza.
Al final llegó una unidad del Samur Social, pero les informó de que no había plazas disponibles en la red municipal de acogida de emergencia. "La Policía les permitió pasar la noche en la comisaría del aeropuerto. Al día siguiente, el Samur los llevó a un hostal de Malasaña, pero solo pagaron dos noches de alojamiento", prosigue el párroco.
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Después de una noche en la parroquia, informaron al Ministerio de Inclusión de la situación. Según confirman fuentes del Ministerio, uno de sus equipos se desplazó ese viernes a la parroquia de Entrevías y, finalmente, se les instaló "en un recurso donde pasaron la noche". Según Baeza, las familias están en un hotel de Torrejón de Ardoz, pero por el momento, solo podrán alojarse allí hasta el próximo miércoles.
La Secretaría de Estado de Migraciones asegura que se hará "cargo de la situación" mientras se analiza el caso, y alega que no estaba el tanto de su llegada y que abandonaron el sistema de acogida español para ir a Alemania "también de forma voluntaria".
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Niños en la calle, un problema cronificado
No es la primera vez que la falta de coordinación entre el Ministerio (que gestiona las plazas del sistema de acogida de refugiados y solicitantes de asilo) y los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid (encargados de acoger a personas sin hogar y sin recursos económicos) deja en la calle a familias con menores que vienen a España buscando protección internacional.
Tras años de tiras y aflojas entre ambas administraciones sobre quién tiene la responsabilidad, el número de solicitudes de asilo registradas en España ha aumentado exponencialmente y, de seguir este ritmo, 2023 marcará un nuevo récord con más de 120.000 peticiones. La acogida de más de 160.000 refugiados ucranianos tras la invasión rusa ha tensado aún mas una red de acogida que siempre está desbordada o al límite.