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Guerra Rusia - Ucrania Alerta ambiental tras la caída de Jersón por la previsible muerte de tres millones de pollos en la mayor granja de Europa

La falta de alimento y electricidad y los controles militares rusos impiden el normal funcionamiento de la planta, a nueve kilómetros de la localidad. El alcalde denuncia que las tropas rusas se niegan a abrir un "corredor verde" para atenderla y se ha decidido sacrificar a las aves para evitar problemas sanitarios, aunque se desconoce si se ha llevado a cabo.

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El cuerpo de pollo muerto permanece en el suelo de una granja intensiva de España. —Archivo/Jairo Vargas.

madrid, Actualizado:

La guerra entre Rusia y Ucrania ha desatado una alerta ambiental y sanitaria en la ciudad Jersón, al sur del país, que estuvo bajo asedio desde el primer día invasión y cayó en manos rusas el pasado día 3 de marzo. Pocos kilómetros al noroeste de esta ciudad, en Chornobaivka, se encuentra la mayor granja de pollos de Europa, con hasta tres millones de ejemplares, sin que ahora haya nadie que la atienda.

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Las bombas, el parón económico propiciado por la guerra y las restricciones de movimiento impuestas por los soldados rusos han dejado incomunicado este centro agropecuario. Los cerca de tres millones de aves en su interior podrían morir y desencadenar una epidemia, tal y como han alertado las autoridades locales y el Gobierno nacional.

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La situación es similar en otras granjas del país, uno de los mayores productores de huevos y carne de pollo de Europa. De hecho, el Gobierno regional de Jersón ya ha mantenido conversaciones con el propietario del grupo empresarial  Avangard, Oleg Bakhmatyuk, que gestiona más de diez granjas de este tipo en el país. Para evitar una catástrofe ecológica, las autoridades y el empresario habrían acordado que las aves y los huevos de las granjas en peligro sean repartidos entre la población local, algo que se habría hecho ya con la granja de Skhidne, a 32 kilómetros de Jersón, informaba el pasado 4 de marzo el responsable Adjunto de la Administración Regional del Estado, Yury Sobolevsky.

Igor Kolykhaev, alcalde de Jersón, advertía en diferentes redes el pasado 5 de marzo de la difícil situación que vive la ciudad ocupada por militares rusos. Apenas hay alimentos, combustible o medicinas en la localidad y, según el propio alcalde y vecinos de Jersón con los que ha podido contactar Público, los soldados de Putin no permiten la entrada ni salida de gente ni de mercancías ni de material humanitario. 

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La situación afecta de lleno al normal funcionamiento de la granja de Chornobaivka, a nueve kilómetros de la ciudad. Los trabajadores no pueden llegar a las instalaciones para alimentar a los animales, falta pienso y el suministro eléctrico necesario para mantener en marcha la planta se ha visto afectado tras los bombardeos rusos, según informan medios ucranianos y autoridades locales y gubernamentales.

Según el alcalde de la ciudad, hace pocos días que está habiendo problemas para sacar o alimentar a los animales e, incluso, para distribuirlos entre una población local que apenas tiene alimentos por el desabastecimiento.

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"Hay alrededor de tres millones de aves ahí dentro. Las localidades cercanas no pueden acceder. Hay problemas con los piensos y también se necesita reactivar el suministro de electricidad, perdida por los bombardeos, pero la brigada del Oblenergo [la compañía energética] no pueden acceder. La solución se complica con los controles militares, que no dejan pasar a nadie a ningún sitio. Sin todo esto la fábrica perecerá y dejará tras de sí una catástrofe ecológica", ha dicho el político en una publicación en sus redes sociales. El alcalde denunciaba que los militares rusos se han negado a habilitar un "corredor verde" para llegar a la granja y evitar problemas.

En su canal de Telegram, el jefe de la Administración Estatal Regional de Jersón, Gennadiy Laguta, informó el 5 de marzo de que se había decidido sacrificar a los tres millones de pollos. Al parecer, no podía asegurarse el reparto de los animales entre la población civil en las condiciones de la ocupación militar y falta de electricidad, por lo que empresa y Administración decidieron matarlas para evitar una catástrofe sanitaria. Sin embargo, por el momento no se sabe si los presos de un centro penitenciario cercano, a los que se encomendó la tarea, han podido realizarla. 

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Varios vecinos de Jersón confirman a Público la dificultad de moverse con libertad en la localidad y los aledaños, pues las tropas rusas no permiten la entrada y salida de personas, alimentos o material humanitario a este importante enclave de guerra. De hecho, según varios residentes, en la ciudad ha habido varias manifestaciones contra la ocupación en los últimos días y se han producido detenciones, aunque es imposible confirmar el número de detenidos por el momento.

Las autoridades temen que la muerte masiva de las aves pueda desembocar en una epidemia en mitad de la guerra. La elevada densidad poblacional del centro es un inconveniente que, según al Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), contribuye a la aparición de brotes de influenza aviar. Este virus podría permanecer hasta 100 días en temperaturas de 4ºC y sólo desaparecería con rapidez a más de 70ºC, según protocolo español de actuación para trabajadores y personas expuestas a animales infectados por virus de gripe.

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Tanto la empresa propietaria de la granja (el holding Avangard) como los responsables políticos llevan días tratando de encontrar solución al problema, pero los cortes de carretera imposibilitan una actuación rápida. Yury Sobolevsky, jede adjunto de la Administración Regional de Jersón anunció el pasado 4 de marzo que se había llegado un acuerdo con la compañía agrícola para distribuir los huevos y las gallinas de otra de las granjas ubicada en Skhidne, a 32 kilómetros de la ciudad.

La ubicación de este centro ganadero, alejado de la ciudad, está permitiendo que se pueda actuar con mayor velocidad y seguridad. Sin embargo, el centro de Chornobaivka, a 9 kilómetros de Jersón, sigue aislado y sin apenas posibilidad para el acceso. La empresa, con el apoyo del Ayuntamiento, ha anunciado que sacrificará a las 3 millones de aves ante la imposibilidad de alimentarlas. De esta forma, se espera que la matanza de los pollos se lleva a cabo en los próximos días y se ha ordenado que sean los reclusos de una cárcel local quienes lo hagan. Pese a los riesgos evidentes, la carne será reaprovechada y se distribuirá entre la población local, tal y como ha anunciado el alcalde Kolykhaev.

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