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La guerra de las clarisas de Belorado, una disputa eclesiástica a la altura de 'Juego de Tronos'

Herejías, sectas y el rechazo a los papas "usurpadores" desde Pío XII. Estos son los escándalos detrás de un conflicto por la venta de un convento.

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Imágenes de las clarisas de Belorado y su convento, compartidas en sus redes sociales. — Instagram

madrid,

No es la última película de terror protagonizada por Sydney Sweeney, ni una comedia de Whoopi Goldberg, ni tampoco de los Javis. Las Clarisas de Belorado (Burgos) han sentido la llamada para desencadenar un verdadero juego de hábitos tras anunciar su ruptura con el Vaticano el pasado 13 de mayo. Las monjas cismáticas, como se las ha bautizado en los medios, se enfrentan a la excomunión después de encerrarse en el convento y retirar el reconocimiento al Arzobispado burgalés, que las acusa de un delito de cisma tipificado en el Código de Derecho Canónico.

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Las religiosas han avanzado este lunes que no entregarán las llaves del convento, donde permanecen recluidas de manera voluntaria. Una comitiva de la Iglesia se acercó al convento de Belorado este viernes para intentar dialogar con ellas, pero las monjas llamaron a la Guardia Civil para expulsar a los visitantes del monasterio. El mismo día comunicaron que no se presentarán ante el Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Burgos, tras recibir una citación judicial para comparecer.

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El problema comienza cuando el arzobispo de Burgos se niega a autorizar la venta de un monasterio que las clarisas tienen en Derio (Bizkaia). Fuentes eclesiásticas apuntan a Público que "no pidieron bien los permisos". Este diario ha contactado con la comunidad de monjas, pero no han dado ninguna respuesta.

La superiora de las clarisas de Belorado concluyó su mandato en mayo

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Las hermanas pretendían pagar el monasterio de Orduña, vinculado a la Diócesis de Vitoria-Gasteiz, con el dinero de esta venta. La compra se firmó en 2020 por valor de 1,2 millones de euros. Las clarisas aportaron 100.000 euros entonces y acordaron pagos semestrales de 75.000 euros a partir de noviembre de 2022, pero estos nunca se realizaron.

La autora detrás de esta estrategia es la abadesa sor Isabel de la Trinidad, cuyo mandato concluyó el pasado 29 de mayo. "No se trata de una venta de compradores", valoran autoridades de la Iglesia en declaraciones a este diario. "Esto viene porque vencía el mandato de la superiora y no podía seguir al llevar ya 12 años en el cargo", añaden.

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Rechazo al Concilio Vaticano II

Tras el bloqueo, la madre abadesa publicó el lunes 13 de mayo un documento de 70 páginas titulado Manifiesto Católico. En el texto, declara en nombre de toda la comunidad de Belorado su rechazo al Concilio Vaticano II y a todos los papas después de Pío XII, en particular a Juan XXIII y Pablo VI, quienes dirigieron la cumbre.

Las clarisas tachan a los papas de los últimos 60 años de "usurpadores de la cátedra de San Pedro"

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Este concilio tuvo lugar en plena Guerra Fría, de 1962 a 1965, con la intención de modernizar la Iglesia y acercarla a otras religiones y personas no creyentes. Los principales cambios incluían que la misa se dejara de oficiar en latín y de espaldas a los fieles, aumentar la presencia mediática y prestar mayor atención a los problemas sociales.

En el Manifiesto Católico, las clarisas se refieren a la cumbre como el Latrocinio Vaticano II, es decir, como un robo que "ha suplantado la fe a miles de millones de personas". Así, reconocen a Pío XII como el último papa y consideran a sus sucesores, desde Juan XXIII hasta el actual Francisco, "usurpadores de la cátedra de San Pedro".

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Sumisión a una secta católica

El texto concluye con el anuncio de su "sumisión" a la jurisdicción de Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019 y fundador en 2005 de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, en Bilbao. Esta organización ha rechazado dar declaraciones a Público sobre su relación con las monjas de Belorado.

Luis Santamaría, experto en sectas: "Pablo de Rojas es un personaje megalomaníaco con delirios de grandeza"

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Las fuentes eclesiásticas afirman a este medio que se trata de una secta. "Pablo de Rojas está tipificado dentro de las sectas porque no está ordenado como obispo, ni es sacerdote ni es nada", subrayan. Según el teólogo y experto en sectas Luis Santamaría, De Rojas es "un personaje megalomaníaco con delirios de grandeza".

Santamaría considera que el líder de la Pía Unión "se ha aprovechado de una situación de vulnerabilidad de una comunidad de religiosas para presentarse ante las clarisas como el salvador de la propia comunidad y de la Iglesia católica entera".

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Por su parte, la Conferencia Episcopal española lamenta en un comunicado el "tono ofensivo y recriminatorio" del Manifiesto Católico. Además, considera impropio de las clarisas utilizar términos como el de "sumisión" e indica que son "expresiones confusas que parecen fruto de engaños".

Al borde de la excomunión

"Estamos muy preocupados por ellas", afirman a este diario fuentes de la Iglesia. Las autoridades eclesiásticas temen que De Rojas se encuentre detrás de la venta frustrada del inmueble de las clarisas en Derio y la compra del monasterio en Orduña.

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El arzobispo de Burgos debe dar a cada monja de Belorado la oportunidad de retractarse antes de excomulgarla

La Santa Sede nombró al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, comisario pontificio para intervenir en el caso. Este se acercó el viernes al monasterio de Belorado con una comitiva para tratar de dialogar con las monjas, pero estas llamaron a la Guardia Civil y afirmaron que los miembros de la Iglesia no eran "bien recibidos". Posteriormente, las monjas denunciaron que el arzobispado de Burgos había "usurpado" sus cuentas bancarias.

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Fuentes del arzobispado consideran que, con su comportamiento, las religiosas ya se habrían "autoexcomulgado". Sin embargo, Iceta debe ofrecer a cada una de las monjas la oportunidad de retractarse, ya que se trata de un procedimiento individual.

Se firmará un decreto de excomunión para las clarisas que mantengan su postura firme. De todos modos, la falta de diálogo entre las partes y la excentricidad de algunos agentes implicados todavía pueden dar pie a más de una sorpresa.

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