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Galicia La industria agroalimentaria gallega, amenazada por el capital extranjero

La comunidad gallega destaca por la producción de materias primas como leche, uva y carne, pero la escasez en la transformación de estos bienes impide que el ciclo de producción se complete y crezca el valor añadido de los mismos.

Agricultor de Rías Baixas. ALBA TOMÉ.
Agricultor de Rías Baixas. ALBA TOMÉ.

La industria agroalimentaria está considerada sector estratégico en Galicia. La covid-19, al contrario que en otros ámbitos, no originó tantos estragos en sus ventas, principalmente por la alta demanda en alimentación y la actividad constante de las fábricas. Los problemas, según los expertos, vienen de antes, y están relacionados con la utilidad final de los bienes y servicios. Aunque goce de buena salud, el sector primario sufre un déficit en la transformación de los productos. Los ciclos de producción no se cierran y el valor añadido se va fuera del territorio gallego hacia otras empresas y países.

La esfera de los lácteos es la que más destaca por ello, cuya producción aumentó durante el periodo de confinamiento. Galicia es la primera región de leche del estado al producir más del 40% de toda la elaboración de España y también figura entre las primeras a nivel europeo. Factura más de 1.000 millones de euros y, sin embargo, sólo la empresa Río es la compañía gallega que figura en el ranking de las más grandes del país, y esto se debe al gran peso de las multinacionales. Algunas empresas ya se han vendido a través de inversiones exteriores como Larsa y Leima. En las tres últimas décadas Galicia perdió el 90% de sus explotaciones por el bajo precio de la materia prima y solo el 45% de la misma se exporta.

Galicia es la primera región de leche del estado al producir más del 40% de toda la elaboración de España

"No hacemos transformación láctea, solo envasamos a brik", cuenta la secretaria general del Sindicato Labrego Galego, Isabel Villalba. "Es una industrialización muy básica y es necesario cambiar para crear valor añadido. Fuimos viendo la pérdida de peso en el sector agrario, ganadero y forestal". La cuestión también se extiende para el sector cárnico. Ternera Gallega es una de las grandes insignias de la comunidad, pero vende toda la carne al corte al no realizar transformados. De hecho, para mejorar su situación debido a la caída de las ventas por la hostelería, apostará por la innovación, productos elaborados y por la internalización.

En el ámbito maderero, Ence es una empresa pastera en Pontevedra que elabora el producto primario necesario para realizar bienes de papel, pero esas instalaciones y fábricas no están afincadas en Galicia, por lo que los procesos siguientes en la cadena están externalizados y por ende, no se genera empleo.

En el sector vitícola han penetrado una gran cantidad de bodegas externas y algunas gallegas ya han sido compradas, por los que las compañías externas son las grandes beneficiarias de los fondos de reestructuración del viñedo. La intención de los grupos bodegueros es explotar los campos y exportar la producción a su país comprando las propiedades, por ejemplo, las de Ribeira Sacra, Rías Baixas, O Ribeiro y Valdeorras.

Una de las grandes cuestiones que sufre el sector primario en Galicia, según explica el sindicato, es que se ha dejado de trabajar con madera. Ha desaparecido la pequeña industria del mueble y los aserraderos y fábricas tradicionales como Muebles Hermida, en Lourenzá (Lugo), cerraron, lo que provocó que 200 personas se quedaran sin trabajo. Villalba habla de "desmantelamiento" y abandono de los montes gallegos, cuyas consecuencias son visibles a corto plazo: los grandes incendios de cada verano en la comunidad gallega. La elevada cantidad de biomasa favorece la propagación de las llamas, incentivadas por las plantaciones de eucalipto y pino, dos variedades muy pirófilas. Si los terrenos alternasen cultivos constituyendo un paisaje mosaico el resultado no serían las miles de hectáreas calcinadas. Además, las actividades económicas relacionadas con el medio rural, si no existe un apoyo por parte de las instituciones, terminan muriéndose, puesto que la gente joven abandona estos lugares en busca de otro futuro. El círculo del abandono.

La profesora de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago, María Cadaval, explica a Público que estas empresas pertenecen a una primera generación industrial que se remonta a los periodos del franquismo, la más contaminante, y que está centrada en las primeras fases del proceso productivo y no en la de bienes y servicios finales. Al no crear un producto listo para venderse, es la competencia internacional la que desvía la producción. "La primera generación industrial tiene que morir", sostiene Cadaval. "Se van a materializar muertes importantes: pérdida de renta, empleo y población".

No obstante, hay que destacar en este apartado la excepción de la industria conservera y los productos del mar, que dan trabajo directo a 70.000 personas, como, por ejemplo, Jealsa, Rianxeira o Frinsa, así como la gigante Pescanova. Del sector cárnico, destaca Coren, la mayor cooperativa avícola de Galicia que superó con creces la covid-19 por el volumen de pedidos. "Aquí no hay problema de ventas", explica el secretario general de CCOO de Industria, Víctor Ledo, ya que el sector conservero fue catalogado estratégico durante la pandemia. Sin embargo, sus plantillas todavía reclaman una mejora en sus condiciones laborales, con contratos temporales y parciales, que se vieron empeoradas por la covid-19. "Dieron la talla durante el confinamiento y para las conserveras, que la mayoría son mujeres, es 8 de marzo todos los días", continúa Ledo.

El sector industrial en Galicia genera el 18,5% del Producto Interior Bruto (PIB), todavía por debajo del objetivo europeo, pero las expertas sostienen que Galicia tiene capital suficiente para constituir una industria sostenible y generosa con el medio ambiente. Para ello, advierten de la necesaria intervención y participación pública para aplicar políticas industrializadoras y elaborar así nuevos proyectos orientados a la transición energética y ecológica. Galicia ya cuenta con los recursos naturales, capital físico y humano para ello.

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