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Explotados en el “paraíso”

El 60% son extranjeros

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Un trabajador arranca la plantación de pepino de un invernadero. EFE

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MURCIA.- Se levantan a las 4 de la mañana. Conducen somnolientos durante una, dos horas. Luego viene de verdad lo duro. Doblados sobre su espalda fuerzan sus músculos para rellenar el mayor número posible de cajas, sin descanso, aunque duela. A veces sin las medidas de protección necesarias. Así pueden pasar ocho, diez y hasta doce horas. No importa si hay cuarenta grados o la lluvia les cala hasta los huesos.

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La explotación laboral sigue existiendo hoy en el campo español. Son casos concretos, no se puede generalizar, pero existen. Nadie lo niega. Los abusos se repiten contra los que más dificultades tienen para quejarse: la mano de obra migrante, esa misma que mantuvo nuestras despensas llenas cuando los españoles decidimos abandonar el campo por la construcción. Es el miedo el que silencia los abusos, el que amortigua las protestas. Solo salen a la luz algunos de los casos, los más escandalosos.

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“Uno de los más graves ocurrió a finales del año pasado”, cuentan fuentes de la Brigada de Extranjería de la Jefatura Superior de Policía de Murcia. “La empresa fumigaba al mismo tiempo que los empleados estaban trabajando en el invernadero, prácticamente lo hacía encima de ellos. Los trabajadores se mareaban y tenían que salir fuera. Si se recuperaban les obligaban a volver a trabajar y si no, no cobraban. Dentro había incluso mujeres embarazadas”. Aquel día la policía les pilló in fraganti.

La imagen que encontraron los agentes al entrar al invernadero fue difícil de olvidar. “Recuerdo que iban todos llenos de manchas amarillas, como de azufre, en la cara, en la ropa. Ni siquiera tenían mascarillas”. Y esto solo fue el principio. Además de obligarles a trabajar bajo sustancias tóxicas, muchos de los jornaleros no tenían contrato, su salario no alcanzaba ni siquiera el mínimo y solo se les permitía descansar durante 15 minutos al día, tiempo que debían recuperar después. El informe policial es claro, habla de “condiciones abusivas y próximas a la esclavitud”.

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El 60% son extranjeros

El paisaje de la huerta murciana tiene hoy poco que ver con el de hace unos años. De las 8 o 9 mil personas que trabajaban en campaña a finales de los 70, se ha pasado a 70 mil. Como explica Ángel Soler, secretario general de CCOO en Murcia, “ya apenas hay pequeños agricultores, casi todo son grandes empresas que producen en distintas fincas de Murcia e incluso de Granada, Almería o Albacete”.

“Te tratan como a un animal, como un burro, con gritos e insultos para que vayas más rápido"

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Sin embargo, todos estos logros comerciales no han ido en paralelo a la conquista de derechos. “Desde la entrada de mano de obra extranjera las relaciones laborales se han degenerado. Los empresarios aprovecharon para bajar los sueldos y empeorar las condiciones. Es verdad que ha habido mejoras en los últimos años pero sigue habiendo explotación”, denuncia el líder sindical. De los 70 mil jornaleros que trabajan en el campo murciano, más del 40% son magrebíes y subsaharianos, un 20% sudamericanos y un 4% proceden de países de Europa del Este.

“Soy persona, no esclavo laboral”

El 25 de enero de 2015 jornaleros de toda Murcia ocuparon las calles de la ciudad para decir basta a los abusos. Según los cálculos oficiales hubo cinco mil personas, aunque otras estimaciones hablan de diez mil. No importan las cifras, fue un éxito absoluto, sobre todo porque nació de los propios trabajadores. “Soy persona, no esclavo laboral”, gritaron sus pancartas. “No al destajo”, pedían otras tantas. Es su principal reivindicación.

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Trabajadores arrancan plantaciones de pepino de un invernadero. EFE

Las ETT en el punto de mira

Uno de cada tres jornaleros del campo murciano está contratado por una ETT. Su peso en el sector agrícola se ha multiplicado en los últimos años. Ahora es el principal campo de batalla de los sindicatos. “Hay fincas donde el 50 o 70% de los trabajadores están por ETT, cuando esos contratos tendrían que ser fijos discontinuos”, critica Ángel Soler, “las ETT solo deberían emplearse en casos muy justificados. Nadie las controla, favorecen la inestabilidad, ni siquiera tienen representantes sindicales”. El líder de CCOO insiste, “los contratados por ETT están indefensos, en tierra de nadie”.

“hemos visto muchos casos de abuso laboral e incluso sexual por parte de encargados"

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Como explica el coordinador de Murcia Acoge, “hemos visto muchos casos de abuso laboral e incluso sexual por parte de encargados. Se aprovechan de su posición y chantajean a los trabajadores”. Para Abderrezzak Drioua hay un problema evidente: “Deberían formar a los encargados para que sepan actuar correctamente, no tienen criterio para elegirlos”.

El negocio de los papeles

Hay algo más duro que ser migrante y jornalero. Ser migrante, jornalero y no tener papeles. En teoría no existen. Contratar a una persona indocumentada es delito y puede costarle al empresario entre dos y cinco años de cárcel y multa de hasta diez mil euros por trabajador. Sin embargo, en Murcia se ha encontrado la forma: Usurpando la identidad de otro compañero que sí los tenga.

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Este reportaje ha sido realizado dentro del programa "Periodistas de Frontera", impulsado por el Instituto Panos para el África Occidental (IPAO)

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