MADRID.- "La escuela, prácticamente la última institución que cuenta con asistentes que van a ella de manera obligatoria, vive el drama de ser el fin de un santuario y sufrir la más importante crisis de su larga historia". Así de claro habla y escribe Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.

En su último libro, La Educación en la encrucijada (Fundación Santillana), advierte de que la escuela vive una crisis institucional que afecta "a sus funciones, a su relación con el entorno y a su estructura interna". Sus grandes promesas sociales, la igualdad y/o la meritocracia, afirma Enguita, "resultan fallida la una y falaz la otra".

El objetivo de la nueva obra de Enguita, presentada este miércoles en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, es analizar el pasado y el presente de la educación y "liberar el debate de la estrechez de lo políticamente correcto y de las retóricas impuestas por grupos de intereses".

Enguita denuncia que la escuela de hoy se basa en "un modelo ineficiente, ineficaz y con acusadas desigualdades territoriales" fomentadas por la disparidad en las inversiones educativas en función de las comunidades autónomas y por la falta de atención a la diversidad, por ejemplo, en lo que respecta a los núcleos urbanos o rurales. 

Además, advierte del peligro de "naturalizar los graves datos de abandono y fracaso escolar" aunque reconoce que la escuela "agudiza las dificultades de aprendizaje". Una realidad que se explica, según él, por el abismo que existe entre el aprendizaje no dirigido ─cuando los niños aprenden rápidamente a hablar─ y "el tropezón" que sufren muchos ante el aprendizaje de la lecto-escritura y de algunas disciplinas. ¿El motivo? "No tener en cuenta quiénes son y de dónde vienen esos niños a la hora de darles lo que los docentes pueden ofrecer". "Solemos culpar a la ESO del fracaso y el abandono escolar, pero hay que mirar también cómo se está dando la Educación Primaria", recomienda.

"La alfabetización mediática y digital es la condición para no ser programados"

Enguita defiende que "todo lo que se aprende en la escuela, se puede aprender fuera", pero concede que el colegio sigue siendo un lugar de custodia y un espacio en el que trabajan especialistas de la educación. Por eso, cree que "hay futuro para la escuela, pero no para las aulas". "Nunca antes supieron los alumnos cosas que los docentes quisieran aprender", explica en el libro, tras recordar que "lo digital no es una herramienta, sino el entorno que no cabe eludir ni ignorar".

El sociólogo recuerda que España dispone de muchos recursos tecnológicos para la escuela, pero advierte de que falla a la hora de utilizarlos: "O eludimos toda nueva tecnología o la adaptamos para hacer más de lo mismo", sentencia. De momento, según él, "la tecnología ayuda al aprendizaje cuando no depende de la escuela", de modo que la clave es dar con el buen uso de la tecnología porque, como afirma en el libro, "la alfabetización mediática y digital es la condición para no ser programados".

El sociólogo, que ha sido profesor e investigador invitado en Standford, Wisconsin-Madison, Berkeley o la London School of Education, critica en su libro que los actuales estudios de Magisterio "son cortos y poco exigentes" y que los profesores —"alumnos encandilados", como él los define— gozan de un "elevado prestigio y reconocimiento" social pero "ellos no lo viven así". 

Para Enguita, "la escuela es una institución que sobrevive en un mundo globalizado" que, por tanto, "debe fomentar un comunidad moral que sirva de base a una comunidad política global".​