Educación y reinserción, marcas de los centros de menores pese a que falta apoyo público posterior
Se distinguen por su labor educativa, rechazando ser cárceles para menores. Los casos como el de Tierras de Oria suponen excepciones en un sistema que se queda cojo cuando estos chicos salen del centro sin ningún apoyo de la Administración
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MADRID.- Menores educados en un ambiente carcelario. La noticia de que la Junta de Andalucía ha decidido investigar los supuestos maltratos producidos en el centro de menores de Tierras de Oria, en Almería, ha puesto el foco en estos centros y en su labor de reinserción y educación. Un ex interno en el centro almeriense incluso ha relatado a Público cómo aquel centro es “peor que una cárcel”. Esta realidad supone la excepción en lo que ocurre en los centros de menores, que realizan en su mayoría una labor de educación con los chavales que se encuentran en ellos.
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Estas actitudes de formación y educación chocan con las investigadas en el centro de menores de Almería, un relato de violencia de menores, la mayoría de ellos inmigrantes que no tienen un entorno familiar al que acogerse o pedir ayuda.
La mayoría de las penas impuestas son no privativas de libertad
La mayoría de las penas impuestas a los menores condenados son no privativas de libertad, es decir, la no van a centros de menores. Las penas más habituales consisten en libertad vigilada (10.085 casos) y servicios a la comunidad (4.697).
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"En mi centro los educadores se parten los cuernos"
Ella valora el trabajo con los menores como “muy positivo”. “Necesitan ayuda, la educación es la base de la sociedad y es lo que hacemos aquí. Desde mi centro los educadores se parten los cuernos: les buscamos actividades, les acompañamos a sus aficiones… creemos en lo que hacemos y también en ellos”, concluye.
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“No podemos pretender que si la edad de emancipación está en los 31 años, estos chicos con 18 sean totalmente independientes”
Se dan casos en los que cuando salen del centro no tienen otro sitio al que ir que no sea la calle. Algunos de ellos, aunque han sido formados en el centro para alguna profesión, no pueden acceder al mercado laboral porque no tienen permiso de trabajo, aunque tengan el permiso de residencia. Para ellos, el último paso de la reinserción falla.
“Nosotros tampoco es que hagamos magia”, explica Miguel. “Les damos soporte de manutención, confiamos en ellos, intentamos darles lo que necesiten y que sean autónomos, sólo ellos saben lo que quieren para ser felices”. Desde la asociación marcan la importancia de la autonomía de los jóvenes y en que decidan lo que quieren hacer con su vida, ya que el camino “se lo marcan ellos, y esa es una de las bases del éxito, tienen 18 años y no son autónomos, pero les acompañamos y aconsejamos”.
La confianza
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"En el centro Tierras de Oria los chavales viven en un ambiente carcelario de máxima seguridad"
Este ex trabajador cuenta que estas medidas de contención eran “habituales” y “en algunos casos desproporcionadas”. La Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor establece que sólo pueden utilizarse medios de contención "para evitar actos de violencia o lesiones de los menores a sí mismos o a otras personas, para impedir actos de fuga, para impedir daños en las instalaciones del centro y ante la resistencia activa o pasiva a las instrucciones del personal del centro en el ejercicio legítimo de su cargo".