La incompetencia de la Comunidad de Madrid devolvió a la calle a los menores tutelados desaparecidos
La estancia en Rivas
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Voluntarios de la Fundación Raíces, una organización que trabaja y está en contacto directo con estos niños, los vio por última vez el 29 de diciembre y, tras días sin volver a aparecer por el parque, dieron la voz de alarma junto a Save The Children. La consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid ha confirmado la desaparición y ha informado de que la Guardia Civil vio a varios de ellos por última vez en Ávila la noche del 29 al 30 de diciembre, pero que tras llevarlos a un centro de menores local, volvieron a escaparse. Según ha poido saber Público, ningún cuerpo de seguridad del Estado tiene orden expresa de buscarlos.
La estancia en Rivas
Varios de los menores desaparecidos fueron trasladados a la localidad de Rivas a finales de noviembre. Acabaron en un piso tutelado que gestiona la Asociación Mundo Justo, una entidad que proporciona ayuda y cobijo a adictos en proceso de desintoxicación, a migrantes y a varios colectivos sociales en riego de exclusión desde 1999. Pero la decisión de llevarlos allí no fue nada ortodoxa, aunque sí estaba resultado efectiva, afirman varias fuentes.
Pero la Comunidad de Madrid y sus servicios de protección "en lugar de ir a buscarlos, ponen trabas para tratar de volver a integrarles en el sistema", afirmaban las dos organizaciones denunciantes. Niños en un país que no es el suyo, sin apenas hablar el idioma, sin rutina, sin tutores, sin plan de inserción más allá que la mano dura de los vigilantes de los centros y de la Policía, sin dinero y sin expectativas, colocados con pegamento y al abrigo de cartones. Los problemas en el barrio no tardaron en llegar. "No es un asunto de seguridad o de convivencia, son niños de apenas 13 años que requieren protección de manera urgente", asegura Lourdes Reyzábal, presidenta de la Fundación Raíces, que critica la dejadez del gobierno nacional de Cifuentes con ellos.
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"Se quisieron venir sin ningún problema. Ni se lo pensaron. Allí estaban felices", afirma García
García, de Mundo Justo, acomodó a nueve niños en un piso tutelado de 190 metros cuadrados, seis habitaciones y dos salones. Seis voluntarios de esa asociación estaban con ellos las 24 horas del día y, según asegura este voluntario, el cambio de actitud de los chavales fue evidente. "Se quisieron venir sin ningún problema. Ni se lo pensaron. Allí estaban felices, bien alimentados, cuidados y vigilados por los voluntarios de nuestra asociación", explica. Le secunda Reyzábal, de la Fundación Raíces, cuyo personal voluntario pasó por el piso a visitarlos y conocer de primera mano su situación en varias ocasiones. "Se les veía felices, iban a empezar a ir al colegio y habían dejado de inhalar disolvente, no habían vuelto al parque y habían dejado de delinquir", relata a Público.
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Presiones del Ayuntamiento de Rivas
Pero esa situación no duró ni un mes. El ayuntamiento de Rivas, gobernado por Izquierda Unida, denunció la situación y amenazó a la Consejería de Políticas Sociales y Familia con ir a los tribunales. Según el comunicado que hizo público el consistorio ripense, titulado "Menores tutelados: la Comunidad incumple", la Consejería de Cifuentes trasladó al piso de Mundo Justo "a siete menores sin que en ningún momento la Consejería de Políticas Sociales y Familia informara ni a los Servicios Sociales ni a la Policía Local de Rivas".
Reuniones sin resultado
Todas la fuentes aseguran que hubo varias reuniones entre la Consejería de Políticas Sociales y Familia, el Ayuntamiento de Madrid y la Asociación Mundo Justo para evitar que los menores volvieran a la calle. "Estaban muy mal ahí, súper colocados con pegamento, congelados y pasando hambre. Pero preferían eso que ir al centro de menores", asegura la presidenta de Raíces, que critica que las administraciones "se pasaron la pelota de unas a otras" y que a ninguna administración le preocupaban realmente los niños, sino evitar titulares incómodos.
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Lo mismo opina Javier García, de Mundo Justo. "Cuando nos comunicaron que los críos tenían que irse se nos rompió el alma. A los voluntarios y a los niños. No obligaron a devolverlos a los centros y allí los llevé, pero no se quedaron en ellos", explica. "Nos dijeron que el piso no era adecuado, que se necesitaban ocho personas contratadas por Mundo Justo para atenderlos y que no teníamos proyecto educativo para ellos. Les dije que haría el proyecto educativo y que me dieran recursos para adaptar el piso al protocolo, porque nosotros somos voluntarios, pero no nos los dieron", prosigue. En su lugar, el Ayuntamiento de Madrid aseguró que enviaría educadores de calle al parque para convencer a los menores de regresar a los centros. Al perecer, no funcionó.