Crisis del virus del Nilo: ayuntamientos desbordados urgen medidas a una Junta de Andalucía que demora los remedios
La muerte de seis personas este verano, la mayoría en la provincia de Sevilla, por picaduras de mosquito aviva un problema de salud pública que expertos consideran debe atajarse en invierno con el uso de larvicidas en los arrozales.
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sevilla,
El virus del Nilo Occidental que transmiten los mosquitos ha causado este verano una gran preocupación en los municipios andaluces más afectados, la mayoría en la provincia de Sevilla, por la muerte de seis personas. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, ha llamado a la "calma" tras anunciar que no tomará medidas hasta otoño, mientras los ayuntamientos le reclaman más ayuda para enfrentarse a una crisis de salud pública que los ha desbordado y los expertos exigen actuar antes, exterminando en invierno las larvas de los mosquitos en las grandes masas de agua de los arrozales próximos a esos municipios.
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El virus no es nuevo: el primer caso clínico de infección en humanos en España se detectó en 2004 y fue en 2020 cuando se produjo el mayor brote, con 77 infecciones graves, 71 de ellas en Andalucía, que causaron la muerte a ocho personas.
Su incidencia, sin embargo, había bajado considerablemente en los tres últimos años, hasta el punto de que en 2023 se registraron únicamente 14 casos, uno de ellos mortal. Pero este verano han cambiado las tornas con un importante repunte. Según los últimos datos publicados por la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía el pasado lunes, ya hay 61 casos confirmados en 14 municipios de la provincia de Sevilla, epicentro de esta crisis, y en uno de la de Huelva.
¿Qué es el virus del Nilo y cómo se transmite?
La infección por el virus del Nilo Occidental (VNO) es una zoonosis (enfermedad infecciosa que pasa de animales a humanos) transmitida por mosquitos del género Culex. El virus se transmite entre las aves, su principal reservorio, a través de las picaduras de esos mosquitos, que luego, a su vez, la transmiten a las personas por la misma vía.
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Aunque son muy pequeños, los mosquitos son los animales que matan en el mundo a más seres humanos: más de 700.000 cada año, a quienes transmiten la malaria, el dengue y la fiebre amarilla, fundamentalmente. Europa estaba libre de las enfermedades transmitidas por los mosquitos tras haber erradicado la malaria hace unos 50 años, pero en la década de los 90 surgieron los primeros brotes de virus del Nilo. En 2024, se han declarado casos en 13 países europeos, con Grecia e Italia a la cabeza en número de infectados.
Los mosquitos son los animales que matan en el mundo a más seres humanos
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El 80% de las personas infectadas con este virus son asintomáticas, no experimentan ningún dolor ni trastorno, aparte del picor por la picadura. Otro 19% de los casos son leves, con síndromes pseudogripales, y el 1% restante tiene un carácter grave, que causa una enfermedad neuroinvasiva: encefalitis, meningitis o parálisis flácida, que puede llegar a provocar la muerte. Las personas mayores y las inmunodeprimidas (baja capacidad del organismo para combatir infecciones) son las que corren más riesgos.
¿Qué medidas se toman para combatir el virus?
Al no existir todavía una vacuna para combatir este virus, el control de los mosquitos que lo transmiten y las medidas para evitar su picadura (repelentes, mosquiteras, ropa adecuada) son de momento las únicas herramientas disponibles para impedir la infección.
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La Junta de Andalucía, la comunidad donde se registra casi la totalidad de los casos en España, dispone de un plan específico de control de los mosquitos Culex a través de un sistema de vigilancia entomológica, al que considera "clave" para la identificación precoz de la circulación del virus. Para ello, ha puesto trampas en los 26 municipios andaluces clasificados como áreas de riesgo alto o moderado con el fin de monitorizar el avance de los insectos voladores transmisores del VNO. La Estación Biológica de Doñana también dispone de estaciones de trampeo en las provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva, provincia en la que la Diputación Provincial también cuenta con un servicio de control de mosquitos.
Cuando se detecta un aumento de la densidad de mosquitos transmisores, la Junta informa rápidamente a los municipios circundantes para que intensifiquen sus planes de vigilancia y control de esos insectos en sus municipios, fundamentalmente fumigación, e informen a la población para que tomen las medidas necesarias para evitar sus picaduras.
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En el balance del plan de 2023, la Dirección General de Salud Pública de la Junta de Andalucía ya advirtió de la necesidad de "articular adecuadamente todas las medidas que nos permitan afrontar las situaciones futuras de manera urgente y, en la medida de lo posible, adelantarnos a la existencia de un problema de salud pública en la población a causa de las enfermedades transmitidas" por los mosquitos.
Los ayuntamientos se sienten desbordados
El alcance que ha tenido este verano la propagación del virus del Nilo ha superado la capacidad de los ayuntamientos de la provincia de Sevilla más afectados. El de Coria del Río, con el mayor número de casos, 17, y de fallecidos, tres, fue el primero en denunciar la falta de medios para enfrentarse a esta crisis y exigir a la Junta más apoyos.
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"Tras cuatro años de trabajo y cientos de miles de euros invertidos, queda comprobado que los ayuntamientos, por mucho esfuerzo que hagan, no pueden acabar con un problema de este calibre", ha advertido su alcalde, el andalucista Modesto González.
El Ayuntamiento de Coria lleva a cabo cada año, entre abril y octubre, medidas de fumigación de mosquitos en imbornales, zonas verdes y otros lugares que sirven de refugio a estos insectos, además de informar la población para prevenir las picaduras del Culex. Sin embargo, a su juicio, eso resulta totalmente insuficiente para enfrentarse a un problema que supera su ámbito territorial y afecta a muchos municipios.
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"Lamentamos víctimas que quizás se podrían haber evitado si el Gobierno autonómico hubiera atendido las denuncias que hemos hecho desde los ayuntamientos. No nos rendiremos y seguiremos alzando la voz para que se ejecute un plan integral que comprenda a todos los territorios afectados y que haga desaparecer la incertidumbre en las miles de familias andaluzas que hoy viven con enorme intranquilidad los meses de verano", subraya en un comunicado la administración municipal coriana.
El Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde se ha registrado el mismo número de casos de virus del Nilo que en Coria, también ha alzado la voz para reclamar medidas urgentes a la Junta de Andalucía con las que poder enfrentarse a esta crisis de salud pública. Su alcalde, el socialista Francisco Rodríguez, lo explicó así: "Es necesario que, tratándose de un problema que afecta a más de un municipio y provincia, sea abordado por la Junta de Andalucía y ponga a disposición de los ayuntamientos medios naturales y humanos para combatir este problema. Hasta el momento, no hemos recibido respuesta a estas peticiones ni ha mostrado (la Junta) predisposición en colaborar en la erradicación del problema con una implicación real".
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El presidente de la Junta dijo esta semana desde China, donde estaba de viaje oficial, que será a partir del próximo otoño cuando su Gobierno "engrasará todavía más la máquina" de los planes de colaboración con las diputaciones y los ayuntamientos afectados por el virus del Nilo, con el fin de aclarar cuáles son las funciones de cada administración e incrementar la eficiencia de las medidas contra los mosquitos transmisores de la infección. Aparte de eso, el popular Juanma Moreno se limitó a pedir "calma" a la población, subrayando que la mayoría de las infecciones son asintomáticas.
El PSOE solicitó en agosto la celebración de un pleno extraordinario en el que se debatiese sobre la incidencia del virus del Nilo en Andalucía, pero su propuesta fue rechazada. Y el resto de la oposición, tanto Por Andalucía como Adelante Andalucía, han criticado también la gestión que están haciendo la Junta de este problema de salud pública.
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Crece la preocupación en la población
La creación de una plataforma ciudadana es la que ha contribuido este año a visibilizar más el problema de salud pública originado por el virus del Nilo en un buen número de municipios de la provincia de Sevilla, próximos todos ellos a la capital. Esta plataforma ha organizado ya concentraciones de protesta en tres localidades -Coria, La Puebla del Río e Isla Mayor- y ha convocado otra en Dos Hermanas para dentro de dos semanas. A las pocas horas de crear una página en redes sociales, la plataforma ya contaba con más de un millar de seguidores.
"La dejación de funciones de la Junta está muy clara. Van a seguir las concentraciones. La gente está sufriendo, padeciendo el virus. Hay mucho miedo para estar en calma y esperar hasta octubre, como ha dicho Moreno Bonilla. Se tienen que tomar cartas en el asunto de una vez para un tema tan grave. No están velando por nuestra salud", ha declarado esta semana el portavoz de la plataforma, Juan José Sánchez.
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Según Sánchez, siempre ha habido mosquitos, pero nunca el miedo con el que ahora se enfrenta la población de los municipios más afectados a la propagación del virus. Su plataforma exige medidas más eficaces para erradicar los mosquitos transmisores de la infección y que éstas se tomen mucho antes, en invierno, cuando crecen las larvas, antes de que miles de insectos se hayan extendido por toda la zona. Además, considera esencial que la Organización Mundial de la Salud se implique más en el combate contra un virus que ya afecta a 13 países europeos y se cree la vacuna para inmunizarse de su infección.
Los expertos reclaman medidas más contundentes
Jordi Figuerola, investigador de la Estación Biológica de Doñana, es uno de los mayores expertos en los mosquitos que propagan el virus del Nilo. No en vano, es un tema que lleva estudiando más de 20 años y en uno de esas temporadas llegaron a capturar en las trampas más de un millón de mosquitos para su posterior análisis, en el que se determina si son transmisores, vectores, del VNO.
Figuerola explica que las causas de que este verano haya habido más infectados se debe a varios factores: por un lado, a que el virus estuvo circulando más tiempo el año pasado, hasta principios de noviembre, a causa la prolongación de la época de calor; por otro, a un posterior invierno suave que facilitó la supervivencia de un mayor número de hembras de mosquitos y, por tanto, su reproducción; y, por último, a la inundación de unas 24.000 hectáreas para el cultivo de arroz, masas enormes de agua muy propicias para la cría de estos insectos en terrenos próximos a varias poblaciones de la provincia de Sevilla.
Este año, los controles de la Estación Biológica de Doñana detectaron a primeros de junio los primeros mosquitos transmisores del virus, cuando lo habitual es que eso suceda a mediados de julio, según Figuerola. Ahí es cuando saltó la alarma y se comunicó a la Junta lo que se venía encima este verano, explica.
Pero, a juicio de este experto, las medidas para combatir el virus del Nilo hay que tomarlas mucho antes, cuando salen las larvas de los huevos de las mosquitos. Eso, según Figuerola, se puede hacer con tratamientos como el BTI, una bacteria de origen natural que ya se utiliza con gran efectividad en otras zonas de arrozales como el Delta del Ebro en Catalunya, en Italia, Bélgica o Francia. Se trata, asegura, de un larvicida que ataca únicamente a los mosquitos y no causa ningún daño a los cultivos ni al medio ambiente.
La mayor propagación del mosquito transmisor del VNO ha coincidido con la recuperación de los cultivos del arroz en el Bajo Guadalquivir, después de tres años de progresiva reducción de la superficie plantada a causa de la sequía: entre un 53% y un 97% menos de 2021 a 2023. Desde 2020, no se han podido sembrar, y llenar de agua, la totalidad de las 37.000 hectáreas que componen el gran arrozal del Bajo Guadalquivir, el mayor de España. Y ese año fue, precisamente, recuerda Figuerola, cuando se produjo el mayor número de infecciones, 71 en Andalucía.
Sin embargo, la Federación de Arroceros de Sevilla ha negado siempre que sus cultivos tengan que ver con el aumento de la población de mosquitos que transmiten el virus del Nilo Occidental. Sostienen, básicamente, que sus plantaciones son "humedales saludables" donde no hay aguas estancadas y que los focos de la infección hay que buscarlos en aguas varadas próximas de ríos y afluentes del Guadalquivir, piscinas, abrevaderos, aljibes o desagües.
De momento, ninguna administración le ha exigido a los arroceros que erradiquen la población de mosquitos que pueda crecer en unos cultivos que, a pleno rendimiento, generan más de 5.000 puestos de trabajo, es decir, casi el 5% de los asalariados de toda la agricultura, ganadería y pesca de la comunidad andaluza, y unos ingresos de más de 680 millones de euros al año.
En otros territorios de España y Europa, sin embargo, los tratamientos con larvicidas se llevan a cabo con subvenciones públicas, según el investigador de la Estación Biológica de Doñana. Y ayuntamientos como el de Coria del Río ya han advertido de que "muchos científicos" recalcan que la lucha contra el virus exige implantar tratamientos contra la larva del mosquito en las plantaciones de arroz y en los espacios naturales con aguas estancadas.
"La única solución es la colaboración entre administraciones y el sector privado para atajar la propagación de los mosquitos, porque no hay una vacuna para luchar contra el virus", subraya Jordi Figuerola.
En sus informes sobre el seguimiento del virus, la Consejería de Salud considera la sequía como el factor más determinante para el aumento o descenso de casos de VNO. Según su argumentación, disminuyen cuando no llueve, por la reducción de los espacios de encharcamiento, y aumentan cuando hay precipitaciones, como ocurrió en las primaveras de 2020 y de 2024, más húmedas. En el caso concreto de 2020, apunta, además, que el largo confinamiento por la pandemia impidió algunas de las prácticas agrícolas habituales y que eso pudo influir decisivamente en la explosión de infecciones.
No obstante, en esos mismos informes la Junta admite que "en el medio natural y agrícola existen zonas inundables (humedales, arrozales, marismas, etc.) propensas a servir de refugio de vectores (mosquitos transmisores) y focos de su proliferación".
El riesgo de que se convierta en una zona endémica
Aunque sea todavía un número reducido en comparación con otras zonas de Europa, donde se han llegado a los 800 casos anuales de infección grave del virus del Nilo, la persistencia de una población de mosquitos infectados en un buen número de municipios andaluces, sobre todo de la provincia de Sevilla, conlleva un gran riesgo, según Luis Buzón, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciones y Microbiología Clínica (SEIMC).
Una mayor agrupación de casos de personas infectadas debido a una población abundante y permanente de mosquitos vectores del virus puede llegar convertir los territorios más afectados en una zona en la que el VNO se convierta en una patología endémica regional, cuando ahora aún es emergente, advierte este experto.
Aunque el virus del Nilo no provoca una sobrecarga en los centros hospitalarios y de salud de los municipios más afectados, sí puede originar patologías graves, incluso mortales, que lleguen a convertirse en endémicas en una zona a causa del mantenimiento de una elevada población de los mosquitos transmisores del virus, advierte Buzón. Por eso, recalca, es muy importante tomar medidas para evitar la propagación de esos insectos y reducir al mínimo su población, mientras llega la vacuna.
Personas mayores o con inmunodepresión son las que tienen mayores riesgos de sufrir afecciones graves, encefalitis o meningitis, a causa de la infección de este virus, pero también se han dado algunos casos de personas jóvenes y sanas que han sido ingresadas en la UCI tras la picadura de un mosquito transmisor, según el director de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Valme de Sevilla, Nicolás Merchante.
En este hospital sevillano han sido tratados este verano en torno a 30 casos por infección del virus del Nilo, de los cuales en torno a 20 han necesitado hospitalización.